¡Hola, explorador! Hoy vamos a charlar sobre un gigante que domina el horizonte de Las Vegas: la STRAT Tower. Si te preguntas si este icono es un lugar para ti, especialmente si te mueves con silla de ruedas o tienes desafíos de movilidad, déjame decirte que he estado allí, he sentido su energía, y te lo cuento como si estuviéramos tomando un café.
Imagina el zumbido constante de Las Vegas, ese murmullo de la ciudad que nunca duerme. A medida que te acercas al STRAT, sientes su imponente presencia, una aguja que perfora el cielo. Al entrar, el aire acondicionado te envuelve, un alivio fresco del calor del desierto, y el vasto espacio de la entrada se abre ante ti, invitándote a explorar. No es solo un edificio, es una experiencia que empieza desde el momento en que pones un pie dentro, donde cada sonido, cada brisa, te cuenta una historia.
Desde que llegas al STRAT, la experiencia de movimiento es bastante fluida. El pavimento exterior alrededor de la entrada es liso, de hormigón pulido, sin baches grandes ni adoquines traicioneros que te hagan dudar. Las entradas son amplias, diseñadas para un flujo constante de gente, así que no hay cuellos de botella para entrar. Dentro, los pasillos son increíblemente espaciosos, con rampas suaves y bien señalizadas para cualquier desnivel, nada que te haga sentir que necesitas un impulso extra o que te vaya a frenar. Todo está pensado para que te muevas con total autonomía.
En cuanto a la gente, el STRAT puede llenarse, sobre todo por las tardes y noches. A veces sientes el murmullo de cientos de voces a tu alrededor, el roce de la ropa, el eco de risas lejanas, pero incluso con las multitudes, la gente aquí suele ser bastante consciente. No es raro que se aparten al verte, abriéndote camino sin que tengas que pedirlo. Hay una especie de respeto implícito por el espacio de cada uno, o tal vez sea la prisa por llegar a su destino, pero la verdad es que te sentirás cómodo moviéndote.
Para subir a la torre, los ascensores son enormes y rápidos, diseñados para grupos grandes, así que entrar con una silla de ruedas es cero problema. Sientes el ligero tirón al ascender, y tus oídos podrían notarlo un poco, pero es una subida suave. Una vez arriba, en la plataforma de observación, el suelo es completamente liso y nivelado, con vistas 360 grados sin obstáculos. Las atracciones de adrenalina, como el SkyJump o el X-Scream, no son accesibles para sillas de ruedas, pero puedes acercarte a ver a la gente saltar, sentir el viento y el grito de emoción que te llega desde arriba. Los restaurantes, como el famoso Top of the World, tienen mesas bien espaciadas, permitiendo un movimiento fácil entre ellas.
Así que, si te preguntas si el STRAT es para ti, te diría que sí, sin dudarlo. Está pensado para que todos puedan disfrutar de sus alturas y sus vistas. Puedes moverte con autonomía y disfrutar de la experiencia sin sentirte limitado. Es un lugar donde la accesibilidad no es solo una palabra, sino una parte del diseño. Siente el aire fresco en la cima, el vibrar de la ciudad bajo tus pies y la libertad de explorar.
Olya de los callejones