¡Hola, trotamundos! Hoy te llevo a un lugar donde la grandeza humana se encuentra con la inmensidad de la naturaleza: la Presa Hoover, cerca de Las Vegas. Imagínate esto: sales del coche y, aunque el sol del desierto te acaricia la piel con un calor seco y vibrante, lo que te golpea primero es el silencio, un silencio pesado, roto solo por el susurro del viento que baja por los cañones y el lejano, casi imperceptible, zumbido de la electricidad que se genera. No necesitas ver la presa para sentir su escala. Sientes la tierra bajo tus pies, tan sólida, tan inamovible, como si la propia roca te hablara de siglos de existencia. Caminas, y bajo tus zapatos, el hormigón rugoso de la presa, una textura fría y firme, te conecta con el esfuerzo de miles de manos. Si te acercas a la barandilla y extiendes la mano, casi podrías tocar la inmensidad del vacío que se abre bajo ti, y el aire, cargado con el olor a roca y la promesa de agua, te envuelve. Es una sensación de asombro que te llena el pecho, un testimonio de que lo imposible, a veces, es solo una cuestión de voluntad.
Para que tu visita a este gigante de hormigón sea tan impactante como la mía, ten en cuenta el calor y las multitudes.
* Mejor momento del día: Si puedes, ve a primera hora de la mañana (justo al abrir, si es posible) o a última hora de la tarde, una o dos horas antes del cierre. El sol es menos intenso, la luz es preciosa para sentir los contornos de la presa y el calor, aunque presente, es más llevadero.
* Para evitar multitudes: La clave es la misma: madruga o quédate hasta el final. Los fines de semana y los días festivos son los más concurridos, así que si tienes flexibilidad, un martes o miércoles a media mañana será mucho más tranquilo que un sábado. Los grupos de turistas suelen llegar entre las 10 a.m. y las 2 p.m.
No necesitas pasar un día entero para empaparte de su grandeza; la Presa Hoover es una experiencia intensa y concisa.
* ¿Cuánto tiempo dedicar? Con una hora y media o dos horas es más que suficiente para recorrer los miradores principales, cruzar el puente conmemorativo Mike O'Callaghan – Pat Tillman (el Bypass Bridge) y sentir la magnitud de la estructura desde diferentes perspectivas. Si vas con poco tiempo, una hora te dará una buena idea.
* ¿Qué saltarse? Si tu presupuesto o tu tiempo son limitados, puedes saltarte el tour de pago por el interior de la presa. Aunque es interesante, la verdadera magia y la sensación de escala se experimentan desde el exterior, caminando por la parte superior de la presa y por el puente de bypass. Las vistas gratuitas son espectaculares y te dan la esencia del lugar.
Y como buena amiga, te dejo unos últimos consejos prácticos para que tu visita sea perfecta:
* Comida y bebida: Las opciones de comida en la presa son limitadas y caras (básicamente una cafetería pequeña). Mi consejo: trae tu propia botella de agua bien fría (o varias) y algunos snacks. ¡El calor desértico te deshidrata rápido!
* Baños: Hay aseos públicos disponibles en el centro de visitantes y cerca de las zonas de aparcamiento. Están limpios y bien mantenidos.
* Aparcamiento: Hay varios parkings. El más cercano a la presa (y al centro de visitantes) es de pago y se llena rápido. Hay aparcamientos gratuitos en el lado de Arizona, justo después del Bypass Bridge, lo que te permite cruzar el puente a pie y disfrutar de las vistas antes de llegar a la presa. ¡Es una caminata extra pero vale la pena!
* Seguridad: Hay controles de seguridad al entrar a la zona de la presa, similares a los de un aeropuerto, así que no lleves objetos prohibidos y ten paciencia.
¡Disfruta de la inmensidad!
Léa del Camino