¡Hola, explorador! Si me preguntas cómo guiaría a un amigo por Itaipu, en Niterói, te diría que la clave es sentirla, no solo verla. No es la playa de postal de Copacabana, es algo más auténtico, con su propio pulso.
Empezaríamos por el lado izquierdo de la playa, mirando al mar, cerca de donde el canal se conecta con la laguna. Imagina que bajas del coche y, al instante, te envuelve una brisa marina, fresca pero con ese toque salado que te dice "estás en la costa". Puedes escuchar el murmullo de las olas rompiendo suavemente a lo lejos, un sonido constante que te acompaña. Siente la arena bajo tus pies descalzos: al principio quizás un poco más gruesa, pero a medida que avanzas hacia la orilla, se vuelve fina y compacta, perfecta para caminar. Aquí el ambiente es más tranquilo, con algunos barquitos de pescadores que se mecen, evocando una postal de otra época. Es el lugar ideal para respirar hondo, dejar que el olor a mar y a algas te inunde y empezar a sintonizar con el ritmo local antes de que el bullicio te atrape.
Mientras caminas hacia la derecha, siguiendo la curva de la bahía, notarás cómo el ambiente cambia. Los pasos se vuelven más rítmicos, el sonido de las olas se intensifica y se mezcla con risas de niños y el parloteo de la gente. Puedes sentir el sol en tu piel, calentando suavemente tus hombros. Presta atención al suelo: en algunos tramos encontrarás conchas diminutas incrustadas en la arena, un pequeño tesoro bajo tus pies. A mitad de camino, la playa se ensancha, y es donde la vida local bulle con más fuerza. Verás familias montando sus sombrillas, vendedores ambulantes ofreciendo sus productos. Un consejo práctico: si vas en fin de semana, llega temprano. El aparcamiento puede ser un desafío y la playa se llena rápido, pero la energía es contagiosa. Y trae tu propia toalla y protector solar, ¡el sol de Río no perdona!
Ahora, el estómago ya debe estar pidiendo acción. A medida que te acercas al final de la playa, hacia el lado derecho, el aroma a marisco fresco a la parrilla y a aceite caliente empieza a ser irresistible. Es el momento de los quioscos y los restaurantes de pescadores. No busques lujos, busca autenticidad. Puedes oler el cilantro y el limón mezclándose con el pescado recién cocinado. Prueba la moqueca de camarón o un peixe frito, crujiente por fuera y jugoso por dentro. Siente la textura del pescado desmenuzándose en tu boca, la frescura de los ingredientes. Para beber, una caipirinha bien fría, con el sabor cítrico del limón y el dulzor de la cachaça. ¿Qué saltarse? Evita los lugares que te "invitan" demasiado a entrar. Los mejores suelen ser los más concurridos por los locales, con mesas de plástico y ambiente ruidoso.
Después de reponer fuerzas, giraríamos hacia el interior, hacia la Lagoa de Itaipu. Es un contraste fascinante. El ruido del mar se desvanece y es reemplazado por un silencio más profundo, solo roto por el canto de los pájaros y el suave chapoteo del agua. Aquí el aire se siente diferente, más húmedo, con un ligero olor a vegetación lacustre. Si extiendes la mano, puedes sentir la brisa más calma, sin la fuerza del océano. Puedes alquilar un kayak o un stand-up paddle y remar tranquilamente, sintiendo la madera o el plástico bajo tus palmas, deslizando tus dedos por el agua fresca. Es el lugar perfecto para un momento de introspección, para ver las casas flotantes y sentir la quietud del paisaje.
Y para el gran final, lo que guardaríamos para el último sorbo: el atardecer desde la laguna. Busca un buen lugar en la orilla, o incluso mejor, en el puente que conecta la playa con la laguna. Puedes sentir el aire enfriarse sutilmente a medida que el sol comienza a descender. El cielo se tiñe de naranjas, rosas y morados, reflejándose en las aguas tranquilas de la laguna, creando un espectáculo de luces y colores que te envuelve por completo. Escucha los últimos sonidos del día, quizás el croar de las ranas o el aleteo de un ave nocturna. La sensación es de paz absoluta, de haber vivido un día completo y auténtico. Para volver, si no tienes coche, los autobuses a Niterói o a Río son frecuentes desde la avenida principal. Solo estate atento a los horarios si es muy tarde.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya from the backstreets.