¿Listo para un viaje que sentirás con cada fibra de tu ser? Imagina esto: acabas de dejar atrás el bullicio eléctrico de Harajuku o Shibuya, el ritmo frenético de Tokio aún zumbando en tus oídos. Pero, de repente, ese sonido empieza a desvanecerse. Caminas por un sendero de grava que cruje suavemente bajo tus pies, y el aire se vuelve más fresco, más puro. Sientes una brisa suave que te acaricia el rostro, trayendo consigo el aroma inconfundible de la tierra húmeda y los pinos. Estás entrando en Meiji Jingu, y el contraste es casi un shock para tus sentidos. Escuchas el susurro de las hojas de los árboles centenarios, el canto de los pájaros que antes no podías oír, y un silencio reverente que te envuelve. Aquí, la primera parada natural para una foto es justo al cruzar el primer y monumental Torii de madera. Lo que te rodea es una pared de árboles imponentes, tan altos que apenas ves el cielo, marcando la entrada a un mundo diferente.
A medida que avanzas por el amplio sendero, la luz del sol se filtra en haces dorados a través del denso dosel de los árboles. El aire sigue siendo fresco, pero ahora quizás percibas un leve aroma a incienso, un indicio de lo que está por venir. A tu izquierda, te encontrarás con una visión fascinante: la pared de barriles de sake y de vino. Los barriles de sake, con sus intrincados diseños y cordones de paja, son un regalo de los productores de todo Japón al emperador, y los de vino son de Francia, un guiño a su gusto personal. Puedes sentir la textura áspera de la paja si te acercas, o simplemente admirar la simetría y el color de la madera. El sonido aquí es el de tus propios pasos sobre la grava, tal vez el murmullo de otras personas que también caminan en silencio, o el lejano tintineo de una campanilla. Es un lugar perfecto para capturar la esencia de la tradición y la ofrenda.
Después de un rato, el camino se ensancha y te encuentras en el patio principal del santuario. Aquí, los sonidos cambian de nuevo. Escuchas el suave chapoteo del agua en el temizuya, la fuente de purificación donde la gente se enjuaga las manos y la boca antes de acercarse al santuario. Puedes sentir el agua fresca en tus manos. Luego, oirás el clac de las palmas de la gente que ofrece sus oraciones, un sonido rítmico y reverente. El aire aquí puede tener un aroma más pronunciado a madera pulida y quizás un toque de incienso. Te sientes rodeado por una calma profunda, una sensación de respeto que te invita a la introspección. La mejor foto aquí es frente al edificio principal del santuario, capturando la majestuosidad de su arquitectura y, si lo deseas, el movimiento pausado de las personas mientras realizan sus ofrendas, todo bajo la atenta mirada de los árboles circundantes.
Para capturar la verdadera magia de Meiji Jingu, el mejor momento es la primera hora de la mañana, justo después de que abran las puertas. La luz del sol es suave, filtrándose a través de los árboles y creando un ambiente casi etéreo. Además, hay menos gente, lo que te permite sumergirte de verdad en la atmósfera tranquila sin la distracción de las multitudes. Ir temprano también significa que la temperatura es más agradable, especialmente en verano. No hay una "mala" hora, pero por la tarde el santuario puede estar muy concurrido, y la luz se vuelve más dura, perdiendo esa cualidad mágica del amanecer.
Así que, para tus fotos:
* El primer Torii: Intenta capturar la escala. Párate un poco hacia atrás para que se vea la altura y la inmensidad del bosque que lo rodea. Es la puerta a otra dimensión.
* La pared de barriles de sake/vino: Aquí puedes jugar con los detalles. Enfócate en los intrincados diseños de los barriles de sake o en la simetría de la disposición. Es un símbolo de ofrenda y tradición.
* El patio principal y el santuario: Busca una perspectiva amplia que muestre la grandeza del edificio principal, o acércate para capturar los detalles de la arquitectura japonesa. Si ves a alguien realizando una oración, sé respetuoso y discreto. La idea es capturar la esencia de la serenidad y la devoción que impregna todo el lugar. Recuerda, lo importante no es solo la imagen, sino la sensación que te llevas contigo.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya from the backstreets