¡Hola, exploradores del alma! Hoy quiero llevarte a un lugar que se siente como un suspiro en el tiempo, en lo alto del Monte de los Olivos: la Capilla de la Ascensión en Jerusalén. No es un gran monumento, sino un rincón que te invita a sentir cada piedra, cada eco.
El Camino Hacia el Silencio
Imagina que dejas atrás el bullicio de la ciudad vieja. El camino que te lleva hasta aquí es una subida suave pero constante, donde el asfalto da paso a una calle más estrecha, a veces con parches de tierra suelta y pequeñas piedras sueltas que crujen bajo tus pies. A medida que avanzas, el ruido de los coches se desvanece y empieza a dominar el murmullo del viento entre los olivos y el canto lejano de algún pájaro. Sientes una ligera inclinación bajo tus plantas, guiándote siempre hacia arriba. El aire se siente más limpio, más abierto.
Un Abrazo de Piedra Antigua
De repente, tu mano roza una pared alta y rugosa. Has llegado. Una puerta de hierro, a menudo entreabierta, te invita a pasar. Cruzas el umbral y el sonido cambia. El eco de tus pasos se vuelve más contenido. Estás en un patio interior rodeado por muros de piedra antigua que se sienten frescos al tacto. El suelo aquí es una mezcla de adoquines irregulares y tierra compactada, así que cada paso es una pequeña danza para mantener el equilibrio. Es un espacio abierto pero recogido, donde el sol se filtra a veces entre los árboles, creando parches de calor y sombra. Te sientes envuelto, como si el tiempo se ralentizara.
El Umbral de lo Sagrado
Desde el patio, te guías hacia una pequeña estructura octogonal, la capilla misma. Su puerta es baja y estrecha, hecha de madera pesada que cede con un leve crujido. Para entrar, casi tienes que inclinar un poco la cabeza, una reverencia involuntaria que te conecta con la humildad del lugar. Al cruzar, sientes un cambio brusco en la temperatura: el interior es fresco, incluso en un día caluroso. El aire se vuelve denso, cargado de siglos de oraciones.
El Corazón de la Capilla
Una vez dentro, el espacio es sorprendentemente íntimo, casi como una pequeña cueva. El suelo es de piedra lisa y fría bajo tus pies, gastada por innumerables pisadas. No hay bancos, ni grandes adornos. Tu cuerpo se guía de forma natural hacia el centro, donde se encuentra la famosa roca que, según la tradición, lleva la huella del pie de Jesús. Puedes sentir la superficie de la roca, lisa y fresca, con una parte más elevada y la otra más baja, como si algo se hubiera posado allí. El eco de cualquier murmullo o paso resuena de forma suave en este espacio circular y abovedado, creando una sensación de recogimiento profundo que te envuelve por completo.
Consejos Prácticos para tu Visita
Si buscas una experiencia de profunda paz y conexión, te recomiendo ir a primera hora de la mañana. La Capilla de la Ascensión es pequeña y se llena rápidamente, especialmente en temporada alta. Los caminos de acceso y el patio son irregulares y pueden ser un desafío si tienes problemas de movilidad, así que lleva calzado cómodo y seguro. Aunque es un lugar de culto musulmán, los cristianos pueden visitarlo y orar. Solo ten en cuenta que es un espacio de respeto, así que mantén un tono de voz bajo y viste modestamente. No hay mucho más que ver en los alrededores inmediatos, así que planifica esto como una parada tranquila y contemplativa.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya from the backstreets