¡Amigo, si vas a Dubrovnik en crucero, escúchame bien! No es solo un puerto, es la puerta a una experiencia. Cuando tu barco atraca en Gruž, lo primero que sentirás es el aire salado, pesado, mezclado con el ligero olor a diésel de los barcos y el murmullo constante de la actividad portuaria. Imagina el suave balanceo de la cubierta bajo tus pies mientras bajas la pasarela. Escuchas el ir y venir de las voces, el claxon ocasional de un taxi, y sientes la brisa marina que te da la bienvenida. No te agobies con la multitud inicial; respira hondo. Estás aquí.
Desde aquí, el centro histórico (la "Ciudad Vieja") no está a un paso, pero llegar es facilísimo. Lo más práctico es coger el autobús. Busca las líneas 1A, 1B o 3. Las paradas están justo fuera de la terminal de cruceros. Los billetes se compran en los quioscos cercanos (los reconocerás por el logo de "Tisak" o "iNovine") o en pequeñas tiendas de tabaco. Es mejor comprarlos antes de subir, son más baratos. Valídalos al entrar en el bus. El trayecto es corto, unos 10-15 minutos, y te dejará en la Puerta de Pile, la entrada principal a la Ciudad Vieja.
Cuando te bajes del autobús en Pile, prepárate. Hay un pequeño paseo cuesta abajo hasta la entrada de la muralla. Siente el cambio de temperatura, el aire volviéndose más denso y fresco a medida que te acercas a la piedra antigua. Imagina cruzar el puente levadizo, ahora permanente, y pasar bajo el gran arco. El sonido de tus pasos cambia al pisar el liso y pulido pavimento de Stradun, la calle principal. Escuchas el eco de las conversaciones, el tintineo de las copas desde algún bar cercano y, a veces, la música de un artista callejero. Huele a piedra vieja, a veces a pan recién hecho de alguna panadería escondida.
Una vez dentro, estás en Stradun, la arteria principal. Es ancha y resbaladiza por el paso de millones de pies a lo largo de los siglos. No te pierdas mucho tiempo aquí, es solo el camino. A tu izquierda verás la Gran Fuente de Onofrio, un buen punto para rellenar tu botella de agua gratis y fresca. A tu derecha, el Monasterio Franciscano con una de las farmacias más antiguas de Europa. Si necesitas un café rápido o algo de beber, hay muchas opciones, pero no son las más baratas. Sigue caminando recto hasta la Plaza Luža, al final de Stradun, donde está el Palacio del Rector y la Torre del Reloj.
Ahora viene lo bueno. No te quedes solo en Stradun. Gira en cualquier callejón lateral, sube o baja escaleras. Siente cómo el aire se vuelve más fresco y el murmullo de la multitud se desvanece, reemplazado por sonidos más íntimos: el maullido de un gato, el chirrido de una persiana abriéndose, el agua goteando de alguna tubería antigua. El sol apenas llega a estas calles estrechas, creando un ambiente de sombra y misterio. El olor a ropa tendida se mezcla con el aroma de flores en macetas y el salobre del mar que, aunque no lo veas, sientes su cercanía. Toca las paredes de piedra, ásperas y frías, llenas de historia.
Si solo tienes tiempo para una cosa que te quite el aliento, reserva la caminata por las murallas. Es una experiencia única, pero requiere tiempo y energía. Lo ideal es ir a primera hora de la mañana o a última de la tarde para evitar el calor y la masificación. La entrada no es barata, pero lo vale. Te tomará al menos 1.5 a 2 horas recorrerla entera, sin contar paradas para fotos. Hay varias entradas, la principal está cerca de la Puerta de Pile. Lleva agua y un sombrero. Es lo que guardaría para el final si tuvieras el día entero, para terminar con una vista panorámica que te lo cuente todo.
Para volver al puerto de Gruž, simplemente desanda tus pasos hasta la Puerta de Pile y coge el mismo autobús (1A, 1B o 3) en la parada donde te dejó. Asegúrate de calcular bien el tiempo para no ir con prisas. Los autobuses son frecuentes, pero siempre es bueno tener un margen antes de que tu barco zarpe. Si vas muy justo, un taxi o Uber es una opción más rápida, aunque más cara, y los encontrarás fácilmente cerca de la Puerta de Pile.
Espero que disfrutes cada segundo.
Olya from the backstreets.