¡Hola, explorador! Si te digo la verdad, Lokrum es de esos lugares que te susurran al oído. No es solo una isla; es una cápsula del tiempo, un oasis de sensaciones a un salto de ferry desde la bulliciosa Dubrovnik. Imagina esto: el suave cabeceo del barco, el olor salado que te envuelve, mezclado con un toque de pino y tierra húmeda a medida que te acercas a la orilla. Sientes la brisa marina en tu cara, refrescante. A medida que el ferry atraca en Portokali, el muelle principal, lo primero que te golpea no es la vista, sino el sonido: un cacareo peculiar, casi un grito. Son los pavos reales. Sí, te juro que los oyes antes de verlos, y cuando desembarcas, ¡los tienes ahí mismo! Te saludan con su andar majestuoso, sus plumas rozando casi tus piernas si te quedas quieto. Es como entrar en un cuento.
Mi recomendación para empezar es sencilla: desde el muelle, ve directamente hacia el Monasterio Benedictino. Es el corazón de la isla y un buen punto de partida para orientarse. Mientras caminas por el sendero arbolado, sentirás la sombra fresca de los pinos y el aroma a resina. El sonido de los grillos es constante, una sinfonía natural. Al entrar al monasterio, el aire se vuelve más fresco, la piedra antigua irradia una quietud que se siente en el ambiente. Recorre sus claustros, imagina a los monjes paseando por ahí hace siglos. Y sí, aquí está el famoso Trono de Hierro de *Juego de Tronos* para esa foto obligada, pero más allá de eso, siéntate un momento en el patio, cierra los ojos y escucha el silencio roto solo por el viento y el lejano murmullo del mar.
Desde el monasterio, te guiaría hacia el Mrtvo More, el Mar Muerto. No te asustes por el nombre; es un pequeño lago salado conectado con el mar por una cueva submarina, y es una maravilla. El camino es corto, fácil. Imagina que el sol te calienta la piel mientras te acercas. Al llegar, sentirás la tierra bajo tus pies volverse más suave, arenosa. El agua aquí es sorprendentemente tranquila y cálida, perfecta para un baño relajante. Es poco profundo, ideal si no eres un nadador experto o si vas con niños. Siente las pequeñas piedrecitas bajo tus pies al entrar y la suave caricia del agua salada en tu piel. El silencio aquí es casi total, solo el suave chapoteo de quienes se bañan y el canto de algún pájaro. Es el tipo de lugar donde puedes flotar sin esfuerzo, sintiendo el abrazo del agua y dejando que todas las preocupaciones se disuelvan. Es un respiro, un momento de paz absoluta.
Después de ese baño, te sugiero explorar los senderos que rodean el monasterio y el lago. Te llevarán a través de un jardín botánico y densos bosques de olivos y pinos. Aquí es donde el aroma a naturaleza es más intenso: una mezcla de tierra húmeda, pino y el dulzor de las flores. Escucharás el zumbido de los insectos y, de nuevo, el inconfundible cacareo de los pavos reales, que campan a sus anchas. Si tienes suerte, sentirás el suave roce de sus plumas si uno pasa cerca de ti. Para los más aventureros, hay un sendero que sube hasta el Fuerte Royal, el punto más alto de la isla. La subida es un poco empinada, pero no imposible. Sentirás cómo tus músculos trabajan, y a medida que subes, el viento se vuelve más fuerte, más libre. La recompensa es una vista panorámica de 360 grados de Dubrovnik y el Adriático. Puedes sentir la inmensidad del paisaje, el sol en tu cara y la brisa marina que te despeina. Si no te apetece la caminata, no pasa nada; puedes tener vistas preciosas desde otros puntos más bajos.
Para lo último, antes de volver al ferry, guarda tiempo para un chapuzón de verdad en el mar abierto. Las playas rocosas de Lokrum, especialmente las del lado este y sur, son espectaculares. Hay zonas más expuestas y otras más resguardadas, con escaleras o plataformas para entrar al agua. Siente la aspereza de las rocas bajo tus manos mientras buscas tu lugar, el calor del sol en tu piel. El agua aquí es cristalina y refrescante, un contraste perfecto con el calor del día. El sonido de las olas rompiendo suavemente contra las rocas es hipnotizante. Puedes encontrar tu rincón privado, sentir la sal en tus labios después de nadar y dejar que el agua te envuelva, limpiando cualquier cansancio. Es el final perfecto para un día de exploración: un último baño vigorizante antes de regresar a la civilización.
Consejos prácticos para tu amigo
* Cómo llegar: El ferry sale del Puerto Viejo de Dubrovnik cada 15-30 minutos en temporada alta. El billete de ida y vuelta incluye la entrada a la isla. No puedes quedarte a pasar la noche, el último ferry suele ser al atardecer.
* Qué llevar: Agua, protector solar, bañador, toalla, zapatillas cómodas para caminar (no chanclas si piensas subir al fuerte) y algo para picar. Hay un par de restaurantes y un bar, pero los precios son de isla turística.
* Qué saltarse: Si no eres fan de las caminatas empinadas o andas corto de tiempo, puedes saltarte la subida al Fuerte Royal. Las vistas desde otros puntos de la isla ya son muy buenas.
* Qué guardar para el final: Definitivamente, un buen baño en las calas rocosas del lado este o sur. Es la mejor manera de refrescarse y disfrutar del Adriático antes de volver.
* Un extra: Los pavos reales son amigables, pero no les des de comer. Hay conejos también, ¡son adorables!
Espero que disfrutes Lokrum tanto como yo.
Olya from the backstreets