Okay, vamos a Las Vegas, pero no a la típica experiencia de postal. Vamos a sumergirnos en Planet Hollywood Resort & Casino, un lugar que te abraza con su energía desde el primer segundo. Imagina esto: acabas de llegar, el aire acondicionado te da la bienvenida con un soplo fresco y potente, un alivio inmediato del calor del desierto. Escuchas el murmullo constante de miles de conversaciones, risas, y una banda sonora de pop que te envuelve, casi como si el edificio mismo estuviera cantando. Las puertas se abren y el primer impacto es visual, sí, pero lo que realmente te golpea es la sensación de amplitud. Caminas por pasillos anchos, increíblemente lisos, donde tus pasos apenas hacen eco. No hay adoquines aquí, ni curvas cerradas que te desorienten; es una invitación directa a adentrarte en su corazón.

Desde esa entrada principal, te encuentras casi sin darte cuenta en la inmensidad del casino. El suelo sigue siendo ese pulido impecable, tan liso que tus pies se deslizan con facilidad, invitándote a moverte con fluidez. No hay barreras, no hay obstáculos en los caminos principales. Sientes una ligera vibración en el aire, el zumbido de miles de máquinas tragamonedas, cada una con su propia melodía electrónica, mezclándose en una sinfonía de esperanza y fortuna. El olor es una mezcla peculiar: quizás un toque dulce de ambientador, el rastro de perfume caro, y esa sutil nota de humo que, aunque cada vez menos presente, aún forma parte de la experiencia. Las rutas aquí son amplias, diseñadas para que fluyas entre las mesas de juego y las máquinas. No te fuerzan a ir en una dirección específica, pero la disposición de las luces y los sonidos te invita a explorar, a seguir el rastro de la emoción. Un consejo rápido: si sientes que te pierdes en la marea de gente, busca los grandes pilares o las jaulas de los cajeros; suelen ser buenos puntos de referencia.

Si el bullicio del casino empieza a ser demasiado, te darás cuenta de que las vías principales te llevan, casi sin que lo notes, hacia un espacio diferente: las Miracle Mile Shops. Aquí, el cambio es palpable. El sonido de las máquinas disminuye, reemplazado por el eco de tus propios pasos y las voces más claras de la gente paseando. El aroma cambia también; ahora detectas el dulzor de las palomitas de maíz, el café recién hecho, o los perfumes de las tiendas. El suelo sigue siendo liso y uniforme, pero los pasillos se vuelven ligeramente más definidos, con escaparates a cada lado que te guían como un río entre sus orillas. No hay caminos estrechos aquí, todo está pensado para el flujo constante de personas. Es un alivio, un respiro sensorial. Si buscas un poco de tranquilidad, dirígete hacia el centro del centro comercial; a menudo hay áreas de descanso con menos tráfico.

Aunque las rutas principales son amplias y claras, Planet Hollywood tiene sus recovecos. Si te atreves a desviarte un poco, quizás para encontrar un baño o una salida específica, descubrirás algunos pasillos más discretos. Estos no son estrechos como callejones, pero sí menos transitados, más tranquilos. Aquí, el sonido de tus propios pasos se vuelve más nítido, y el aire parece más quieto, menos cargado de la energía constante del casino o las tiendas. Sientes la textura lisa de las paredes bajo tus dedos si las rozas, y la luz es un poco más tenue, creando una atmósfera más íntima. Estos caminos te ofrecen una perspectiva diferente del lugar, una oportunidad para tomar un respiro y reagruparte. Busca las señalizaciones de "restrooms" o "exit" para encontrarlos; a menudo te guiarán por estas rutas más secundarias.

En resumen, moverte por Planet Hollywood es una experiencia fluida. Los caminos son predominantemente anchos y lisos, pensados para una circulación constante y sin esfuerzo, lo cual es genial si necesitas accesibilidad o simplemente no quieres preocuparte por tropezar. No encontrarás adoquines ni superficies irregulares; es todo pulcritud y modernidad bajo tus pies. La forma en que te guían es sutil: la luz, el sonido y la disposición de los espacios te invitan a explorar, pero siempre con una sensación de apertura. Es un lugar diseñado para la comodidad y la emoción, un torbellino de sensaciones que, a pesar de su tamaño, nunca te hace sentir atrapado. Las Vegas es así, un festín para todos los sentidos.

Olya from the backstreets.

¡Hola, trotamundos!

Imagina que llegas a Las Vegas. No es solo un lugar, es una vibración. Y si hay un sitio que respira esa energía las 24 horas, ese es Planet Hollywood Resort & Casino. ¿Cuándo se siente *mejor*? No es solo un mes, es una combinación de sensaciones. El mejor momento para sumergirte en su esplendor es, sin duda, entre finales de octubre y principios de mayo. Evitas el calor abrasador del verano que te pega en la cara al salir, y el frío más intenso del invierno que te obliga a abrigarte. En esta ventana, el aire exterior es fresco, a veces incluso un poco crujiente, lo que hace que la transición al interior sea aún más placentera.

Cuando cruzas esas puertas, el aire cambia. Sientes un ligero escalofrío de aire acondicionado que te envuelve, una bienvenida refrescante. El olor es inconfundible: una mezcla sutil de vainilla, algo floral y ese aroma indescifrable a "casino" que se pega en la memoria, como el dinero recién impreso. No es abrumador, es una fragancia diseñada para calmarte y mantenerte allí. Escuchas el murmullo constante de las máquinas tragaperras, un eco metálico de monedas cayendo que es casi una melodía, mezclado con risas distantes y fragmentos de conversaciones. Sientes el suave acolchado de las alfombras bajo tus pies, invitándote a caminar sin prisa, a perderte entre los pasillos. La energía de la gente te roza, pero no te agobia.

La multitud en Planet Hollywood, especialmente en estos meses "ideales", es vibrante y diversa. No es la locura claustrofóbica de los fines de semana de verano, sino un hormigueo constante de personas listas para divertirse. Escuchas la emoción en las voces, el choque de copas en los bares, la música de fondo que te incita a moverte. Sientes la proximidad de cuerpos cálidos a tu alrededor, gente joven, parejas, grupos de amigos, todos con esa chispa de anticipación. La atmósfera es de celebración, de "cualquier cosa puede pasar". Si buscas una experiencia más relajada, intenta ir entre semana; la energía sigue ahí, pero el espacio para moverte es mucho mayor. Los fines de semana, la marea de gente es más densa, y aunque la energía es contagiosa, a veces puedes sentirte un poco como un salmón nadando contra corriente.

El clima exterior, aunque no lo creas, influye mucho en la sensación que te da el interior. Cuando el sol de Nevada golpea con fuerza, el contraste al entrar en el casino es casi un alivio físico, una bendición. Sientes el frescor del aire acondicionado como un abrazo, y el ambiente interior se percibe aún más acogedor y protegido. Por otro lado, si hace un poco de frío afuera, la calidez interna del Planet Hollywood te envuelve, haciendo que cada luz, cada sonido, cada aroma se sienta como un refugio. La iluminación interior, siempre constante, te hace olvidar si es de día o de noche, creando una burbuja atemporal donde solo importa el presente. Recuerda que, aunque estés dentro, la hidratación es clave en Las Vegas, el aire es seco. Y si vas a caminar por el Strip, siempre lleva calzado cómodo, sin importar el tiempo; tus pies te lo agradecerán.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya from the backstreets

Hoy te llevo a un lugar donde el espectáculo no solo se ve, se vive: Planet Hollywood Resort & Casino en Las Vegas. Imagina que entras y el sonido te envuelve. Es una mezcla vibrante: el tintineo constante de las máquinas tragaperras, el murmullo de cientos de voces emocionadas, la risa súbita de alguien que acaba de ganar. Puedes casi sentir la electricidad en el aire, el pulso de la ciudad bajo tus pies. El aire es denso, con un ligero toque dulce de los perfumes mezclado con el aroma a café y a ese olor indescriptible a "casino" que solo Las Vegas tiene. Caminas, y la alfombra bajo tus pies es suave, pero sientes la energía que emana del suelo, como si el propio edificio vibrara de emoción.

Y esa energía no se queda solo en el casino. Piensa en el Zappos Theater, su corazón vibrante. Cuando la sala se oscurece antes de un concierto, el silencio que se crea es casi palpable, cargado de expectación. Luego, las luces estallan, el bajo te golpea en el pecho y sientes la vibración de la música recorriendo tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. La multitud ruge, y tú eres parte de ese coro, de esa ola de sonido que te arrastra. No solo escuchas la música, la sientes en tus huesos, en el aire denso que te rodea. Es una inmersión total, donde el tiempo parece detenerse y solo existe ese momento de pura euforia.

Después de tanta emoción, el hambre aprieta, ¿verdad? Aquí hay opciones para todos los gustos y ritmos. Si buscas algo rápido y sin complicaciones, el Planet Dailies o el Earl of Sandwich son tus salvavidas. El olor a pan recién horneado o a café fuerte te guía. Pero si tienes más tiempo y quieres sentirte un poco más especial, el Gordon Ramsay Burger es una experiencia en sí misma. La carne jugosa, el toque ahumado... es un festín para el paladar y un buen respiro del bullicio. No es solo comer, es recargar energías en un ambiente con su propio pulso.

Cuando el día llega a su fin, la habitación es tu santuario. Las camas en Planet Hollywood son de esas que te abrazan apenas te tumbas; la ropa de cama es suave y te invita a descansar profundamente. Si tienes la suerte de conseguir una habitación con vistas a la Strip, imagina la sensación de esa luz tenue que entra por la ventana al anochecer, pintando los colores de la ciudad en la oscuridad. El silencio, después de todo el ruido del casino, es un regalo. Puedes sentir la tranquilidad, el aire fresco del aire acondicionado, y ese momento de paz antes de sumergirte en el sueño.

Este lugar, antes conocido como el legendario Aladdin, tiene historias que se sienten en sus paredes. Mi abuelo solía contarme que, en los años 90, cuando el Aladdin estaba en su apogeo, la gente venía de todas partes solo para ver los espectáculos, para sentir esa energía única. Él decía que era el lugar donde los sueños se encontraban con la realidad, donde la gente se permitía ser otra persona por una noche. No era solo un hotel, era un punto de encuentro, un escenario donde la vida se sentía un poco más grande, un poco más brillante. Y esa esencia, aunque con un nuevo nombre, todavía se percibe, como un eco de todas esas risas y aplausos que resuenan en el tiempo.

Para moverte, Planet Hollywood está conectado directamente al Miracle Mile Shops, lo cual es genial para explorar sin salir a la calle principal. Puedes caminar sin problemas entre tiendas y restaurantes, sintiendo la brisa de los aires acondicionados y el suave eco de la música ambiental. Si te diriges a otros resorts, la parada del autobús Deuce está justo afuera, o puedes optar por un taxi o rideshare fácilmente accesibles desde la entrada principal. Es un punto de partida excelente para explorar el centro de la Strip, todo a tu alcance, sin complicaciones.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya from the backstreets

¡Hola, viajeros! Hoy nos zambullimos en el corazón palpitante de Las Vegas: el Planet Hollywood Resort & Casino. No es solo un hotel, es un espectáculo en sí mismo, un lienzo gigante donde la fantasía del cine y la energía de la ciudad chocan.

Imagina que acabas de llegar. Sientes el calor seco del desierto, incluso de noche. El aire vibra con la energía de miles de personas. Caminas por el Strip y, de repente, una explosión de luces te envuelve. Es el Planet Hollywood. Escuchas el murmullo constante de la multitud, las risas, la música que escapa de algún coche que pasa. El olor es una mezcla extraña de dulce perfume, humo de cigarro y el ozono de los neones. Levantas la vista y ves ese icónico globo terráqueo, brillante, girando, con las letras "Planet Hollywood" en rojo vibrante. Es el telón de fondo perfecto para tu primera foto. Para capturar toda la magia, sitúate justo enfrente de la entrada principal, donde el letrero y el globo son los protagonistas. El mejor momento para esta toma es, sin duda, por la noche, cuando los neones cobran vida, creando un ambiente cinematográfico inigualable.

Te adentras en el Miracle Mile Shops, el centro comercial que abraza el hotel. El aire acondicionado te da un respiro de la intensidad exterior. De repente, el sonido del agua te envuelve, fuerte y claro. No es solo una fuente, es un espectáculo. Sientes las gotas de agua fría en tu piel si te acercas demasiado, y el eco de los aplausos resuena en el espacio. El techo simula un cielo cambiante, pero aquí, la verdadera estrella es la "lluvia" que cae sobre la fuente. Este es un punto fotográfico increíblemente dinámico. Podrías capturar la cascada, la fuente, y la gente disfrutando del show. Al ser un espacio interior, puedes visitarlo a cualquier hora del día, pero los espectáculos de lluvia ocurren cada hora o media hora, así que busca los horarios para la experiencia completa.

Sales un momento del bullicio interior y buscas una perspectiva diferente. Te asomas a un balcón o a una de las terrazas accesibles si las encuentras, o simplemente buscas un punto elevado dentro de la propiedad con vista hacia el exterior. Sientes una ligera brisa en tu rostro. El ruido del Strip se vuelve un murmullo distante. Tus ojos se pierden en la inmensidad de luces. Ves la imponente rueda de la fortuna, la High Roller, girando lentamente, como un ojo gigante observando la ciudad. Te sientes pequeño, pero parte de algo enorme. Desde aquí, puedes capturar la escala de Las Vegas, con la High Roller y los hoteles vecinos como telón de fondo. El atardecer es mágico para esta toma: los colores del cielo se mezclan con las primeras luces de la ciudad, creando una paleta de tonos inigualable. Por la noche, es un mar de luces parpadeantes.

Un par de consejos prácticos para tus fotos en Planet Hollywood: para la fachada, aléjate un poco para capturar todo el globo y el letrero, juega con los ángulos bajos para que parezca más imponente. Siempre habrá gente, sé paciente; a veces, la mejor foto es con la multitud difuminada, mostrando la escala del lugar. En zonas concurridas, sé consciente de tus pertenencias. Y aunque la noche es ideal para los neones, si quieres capturar detalles arquitectónicos sin el brillo excesivo, prueba temprano por la mañana, justo después del amanecer, cuando hay menos gente y una luz más suave.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya from the backstreets

¿Qué tal, gente viajera? Acabo de volver de Las Vegas, y más concretamente, del Planet Hollywood Resort & Casino. Y mira, te lo cuento tal cual, como si estuviéramos tomando un café.

Imagina esto: sales del taxi y, antes de que te des cuenta, el aire te golpea. No es el calor del desierto, es como una ola de energía caliente, mezclada con un olor a vainilla y un toque de desinfectante. Escuchas una cacofonía: el tintineo constante de las máquinas tragaperras, la risa amortiguada de la gente, la música a todo volumen que sale de algún bar. Caminas sobre una alfombra mullida, pero sientes la vibración del bajo bajo tus pies. Estás en el corazón de Las Vegas, y Planet Hollywood te lo grita desde el primer segundo. Lo que me encantó es que está justo en el centro de todo. No tienes que caminar kilómetros para sentir la vibración de la Strip. Es pura acción, sin rodeos.

Después de esa explosión inicial, subes a la habitación. Imagina que tocas la tarjeta y la puerta se abre con un clic. Entras y, para ser honesta, no esperes el lujo deslumbrante de otros hoteles de Vegas. Las habitaciones son funcionales, sí, pero un poco... ¿cómo decirlo? Como si hubieran tenido su momento de gloria hace una década. Sientes el tejido de la alfombra bajo tus pies, es suave pero no lujoso. Los muebles, aunque limpios, tienen ese tacto de haber visto muchas manos. Lo que no me convenció del todo fue ese toque un poco anticuado en la decoración, y a veces, el ruido de la Strip se colaba un poco, incluso en los pisos altos. Si puedes, pide una habitación con vista al Strip, aunque solo sea para sentir esa energía desde arriba. Y un consejo: el check-in puede ser un caos, así que si puedes hacerlo online o llegar en horas valle, te ahorrarás un buen rato de espera de pie.

Una vez que dejas las maletas, te lanzas al corazón del lugar: el casino. Aquí, el aire cambia. Es más denso, con el olor persistente a tabaco y alcohol, mezclado con un perfume dulce que intentan que lo cubra todo. Escuchas el *clink-clink* incesante de las monedas, el rugido ocasional de alguien que gana, el murmullo de cientos de conversaciones. Los botones de las máquinas tragaperras se sienten pegajosos bajo tus dedos, y la alfombra, aunque igual de mullida, parece absorber el sonido de tus pasos. Lo que me sorprendió gratamente fue lo fácil que es perderse (en el buen sentido) en el Miracle Mile Shops. No es solo un centro comercial, es una experiencia. Puedes tocar diferentes texturas de ropa, escuchar la música de fondo de las tiendas, y de repente, un trueno simulado te hace saltar. ¡Hay hasta lluvia dentro! Es una burbuja de ocio donde puedes pasar horas sin darte cuenta. Y sí, si vas, el Zappos Theater tiene unos shows increíbles, la acústica es brutal y sientes la música vibrar en el pecho.

Y claro, con tanta acción, el hambre aprieta. Planet Hollywood tiene un montón de opciones, desde lo más casual hasta algo un poco más elaborado. Lo que me encantó es la variedad. Puedes sentir la grasa de una hamburguesa clásica en tu mano en Gordon Ramsay Burger (sí, la cola es larga, pero el sabor lo vale), o si buscas algo más tranquilo, hay opciones de comida rápida donde el calor de la bandeja se siente en tus dedos. Lo que no me acabó de convencer fue que, aunque hay muchas opciones, la calidad-precio a veces no cuadra, sobre todo en los restaurantes de hotel más "finos". Te sientes un poco estafado por el precio por lo que recibes. Pero una sorpresa fue encontrar un pequeño puesto de tacos al lado del casino que, aunque no era nada del otro mundo, era rápido, barato y sabroso. El olor a cilantro y cebolla recién picada te guiaba hasta allí. Mi consejo: explora, no te quedes solo con lo obvio. Y si te gusta un buen café, hay un Starbucks siempre a mano, aunque el calor de la taza es lo único que sentirás, porque el ambiente es puro bullicio.

En resumen, ¿para quién es Planet Hollywood? Si buscas la locura de Las Vegas, la acción constante y estar en el centro del huracán sin gastar una fortuna en el alojamiento, este es tu lugar. No esperes un oasis de calma o el lujo supremo, pero sí mucha energía. Es para el que quiere sentir la ciudad, escucharla, vivirla a tope. Lo que más se me quedó grabado es esa sensación de estar siempre en movimiento, esa vibración constante bajo tus pies. No es para el que busca desconectar, sino para el que quiere conectar con la esencia más ruidosa y vibrante de Vegas. Es un hotel con mucha personalidad, pero esa personalidad es ruidosa y divertida. Si eso te llama, ¡adelante!

¡Hasta la próxima aventura!

Max en movimiento

¡Hola, trotamundos!

Imagina que llegas a Las Vegas, la Ciudad del Pecado, y el aire seco del desierto te envuelve, pero no pica; más bien te acaricia con una promesa de aventura. Entras al Planet Hollywood Resort & Casino y, de repente, una ola de sonidos te inunda: el tintineo constante de las máquinas tragamonedas, el murmullo de cientos de conversaciones, la música que pulsa a lo lejos. Sientes el fresco del aire acondicionado sobre tu piel mientras el aroma dulce de los cócteles y, a veces, el toque ahumado de un puro, te envuelven. Los suelos son lisos, infinitos, y tus pies ya sienten la vastedad de este lugar, la promesa de rincones por explorar que parecen estar a kilómetros de distancia.

Y justo ahí, cuando la emoción de la exploración se mezcla con la realidad de las distancias, te das cuenta de que necesitas un poco de ayuda para moverte con libertad. La buena noticia es que el propio Planet Hollywood, como muchos hoteles grandes en Las Vegas, suele tener opciones. Tu primer punto de contacto debe ser el mostrador de conserjería (Concierge) o el de botones (Bell Desk). Ellos tienen información sobre el alquiler de sillas de ruedas manuales o scooters eléctricos *dentro* del propio hotel o a través de sus socios directos. Pregunta por "alquiler de equipos de movilidad".

Si el hotel no tiene disponibilidad inmediata o prefieres explorar más opciones, hay empresas externas especializadas en alquiler de equipos de movilidad que operan en Las Vegas. Piensa en nombres como Scootaround o Mobility City (busca "Las Vegas mobility scooter rental" online). Lo genial de estas empresas es que a menudo entregan el equipo directamente en la recepción de tu hotel y lo recogen al final de tu alquiler. Esto te da una flexibilidad increíble. Te recomiendo que reserves con antelación, especialmente si viajas en temporada alta, para asegurar la disponibilidad. Los precios varían, pero puedes esperar pagar entre 30-60 USD por día para una silla de ruedas manual y entre 50-100+ USD por día para un scooter eléctrico, dependiendo del modelo y la duración.

Una vez que tengas tu silla o scooter, sentirás una libertad increíble. Imagina deslizarte por los pasillos del Miracle Mile Shops, adjunto al Planet Hollywood, con el suave zumbido del motor del scooter o el giro silencioso de las ruedas. Puedes sentir la textura de las vitrinas al pasar, escuchar las conversaciones de los compradores, y el sonido de las fuentes. No te limites al casino: aventúrate por el Strip. La mayoría de los cruces tienen rampas accesibles y puedes sentir el sol de Nevada en tu rostro mientras te mueves sin esfuerzo, absorbiendo cada detalle, cada sonido, cada aroma. Es tu Las Vegas, y la vas a vivir con todo tu cuerpo.

¡A rodar!

Max desde la carretera.

¿Preguntas qué se *hace* en Planet Hollywood en Las Vegas? Mira, no es solo un sitio al que vas, es una explosión que te envuelve. Desde que pones un pie dentro, el aire se vuelve diferente, como si estuvieras respirando una mezcla embriagadora de azúcar quemada de algodón de azúcar y un perfume caro, todo mezclado con un eco sutil de miles de risas y la respiración contenida de la gente. Imagina el murmullo constante, un zumbido eléctrico que te abraza, y la alfombra suave bajo tus pies que te invita a adentrarte más. No hay ventanas, así que el tiempo se disuelve; solo existen los destellos de luz que bailan por todas partes, reflejándose en superficies pulidas y creando un brillo casi irreal.

Una vez que te adentras en el corazón del casino, la cacofonía se intensifica. Escuchas el tintineo incesante de las monedas cayendo, el suave roce de las fichas de póker cuando un crupier las reparte, y ese grito ahogado de euforia o decepción que te llega de vez en cuando. La energía es palpable, como una corriente que te recorre la piel. Si te sientes un poco abrumado, no te preocupes; busca las zonas de juego más tranquilas, a menudo en los bordes, o simplemente pasea. Lo más práctico es que si planeas jugar un poco, acércate a un mostrador de servicio al cliente y pide una tarjeta de jugador; acumularás puntos que a veces se traducen en descuentos o incluso estancias gratis.

De repente, el estruendo del casino baja y te encuentras en un espacio más abierto, con un techo que imita un cielo nocturno y pasillos que serpentean. Estás en las Miracle Mile Shops. Aquí, el sonido cambia a un eco más suave de pasos, conversaciones amortiguadas y la música de fondo que sale de las tiendas. Puedes percibir el aroma dulce de una panadería mezclado con el olor fresco de los productos de una tienda de cosméticos. Hay un momento, si tienes suerte, en que escuchas el trueno de una tormenta y sientes unas gotas de "lluvia" caer, un pequeño espectáculo que te saca una sonrisa y te refresca un poco en medio de tanto estímulo. Es un lugar perfecto para desconectar del juego y simplemente pasear, o buscar ese recuerdo único.

Después de tanto ir y venir, tu estómago empezará a reclamar atención, y aquí las opciones son casi infinitas. El aire se llena con el aroma tentador de pizzas recién horneadas, el picante de la comida mexicana o el dulce de los postres. Puedes sentir la calidez de un plato recién servido o la frescura de una bebida helada en tus manos. Desde un bocado rápido en el patio de comidas hasta una cena más elaborada en un restaurante temático, hay algo para cada antojo y presupuesto. Mi consejo: si buscas algo rápido pero sabroso, ve por las opciones casuales; si quieres una experiencia, reserva con antelación en los restaurantes más populares, especialmente para la cena.

La noche cobra vida de otra manera en el teatro. Escuchas el rugido de la multitud antes de que empiece el espectáculo, la vibración de los bajos que te recorre el pecho y, de repente, la música te inunda, o la voz de un artista famoso llena el espacio. Sientes la emoción colectiva, la risa compartida, la sorpresa que te hace soltar un "¡oh!" ahogado. Es una experiencia inmersiva. Para asegurarte un buen asiento, siempre revisa la cartelera y compra tus entradas con antelación, sobre todo si es un espectáculo popular. La mayoría de los conciertos y residencias de artistas aquí son de nombres muy conocidos.

Y si el calor aprieta o necesitas un respiro del bullicio, busca la zona de la piscina. Aquí, el sonido del agua chapoteando y una música más relajada, a veces con un ritmo de club, reemplazan el tintineo de las máquinas. El olor a cloro se mezcla con el de la crema solar, y sientes el sol en tu piel. Puedes tumbarte en una tumbona y sentir la brisa fresca, o sumergirte en el agua para un alivio instantáneo. Ten en cuenta que la piscina puede ser bastante animada, con un ambiente de fiesta, especialmente los fines de semana. Si buscas tranquilidad, ve temprano por la mañana o más tarde por la tarde.

Al final del día, tu refugio te espera. Al entrar en tu habitación, el sonido del casino se desvanece a un murmullo distante, y el aire se siente más tranquilo, más privado. Percibes el aroma limpio de las sábanas frescas y sientes la suavidad del colchón cuando te dejas caer. Las cortinas gruesas bloquean la luz de la ciudad si quieres dormir hasta tarde, y la vista desde la ventana, ya sea del Strip o de las montañas, te ofrece un momento de calma antes de que te sumerjas de nuevo en la energía de Las Vegas.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya de las Callejuelas

¡Hola, viajeros y soñadores! Hoy nos zambullimos en el corazón palpitante de Las Vegas, directo a Planet Hollywood Resort & Casino. Imagina que acabas de cruzar el umbral de su entrada principal. Lo primero que te envuelve es una explosión de energía: el *boom-thump-thump* de la música pop que vibra en el aire, mezclado con el tintineo constante de miles de máquinas tragamonedas. Sientes cómo el aire acondicionado te da la bienvenida con su frescor, un alivio instantáneo del calor del desierto, y bajo tus pies, la moqueta gruesa y mullida absorbe el sonido de tus pasos, casi como si estuvieras flotando. Un aroma dulce y ligeramente especiado, el perfume de la "experiencia Vegas", te llena los pulmones. Es un torbellino, una promesa de diversión.

A medida que te adentras, el ambiente cambia sutilmente. Puedes sentir el roce constante de la multitud, una marea humana que fluye a tu alrededor, cada persona una historia en movimiento. Si cierras los ojos, podrías distinguir el murmullo de conversaciones en diferentes idiomas, risas espontáneas, y el *clic-clac* de los dados en las mesas de juego, un sonido rítmico que te invita a quedarte. La temperatura es uniforme, pero percibirás pequeños puntos de calor que emanan de las luces y las pantallas gigantes, como si el propio edificio estuviera vivo y respirando. No es un lugar para la calma, sino para la euforia; cada rincón te empuja a sentir la adrenalina.

Cuando el hambre apriete, no te compliques: Earl of Sandwich es tu salvador. Está abierto 24/7, es rápido, sorprendentemente bueno y no te costará un ojo de la cara. Perfecto para un bocado a medianoche o un desayuno rápido. Si buscas algo más "de experiencia", Gordon Ramsay Burger es un acierto; la espera puede ser larga, pero la carne y las papas fritas valen cada minuto. Para el entretenimiento, el Zappos Theater acoge a grandes estrellas de la música, y los Miracle Mile Shops ofrecen tiendas para todos los gustos, con un cielo artificial que simula el anochecer y el amanecer.

Moverse por el hotel es más fácil de lo que parece. Aunque es grande, la distribución es bastante intuitiva. Las tiendas y los restaurantes están agrupados alrededor del Miracle Mile Shops, que es como una calle interior. Usa los sonidos como guía: el bullicio del casino te lleva al centro de la acción, mientras que la música más ambiental te indica que estás cerca de las tiendas o los pasillos de las habitaciones. Recuerda que es un hotel con un ambiente joven y vibrante, no esperes la opulencia tranquila de otros resorts; aquí la fiesta nunca termina.

Y ahora, el secreto. Algo que los guías no te contarán. Si te alejas del estruendo principal del casino y te aventuras por algunos de los pasillos menos transitados, especialmente los que conectan con las áreas de convenciones o las secciones más antiguas del hotel, cerca de algunas de las vitrinas con recuerdos de películas, detente y presta atención. Escucharás un sonido peculiar: un *clic-clac-clac* rítmico y muy sutil, casi imperceptible, como el de un proyector de cine antiguo funcionando, un eco fantasma de bobinas girando. No es la ventilación, no es el ruido de fondo, es algo más orgánico, como si el edificio estuviera proyectando sus propias películas invisibles. Y con él, un olor muy específico, una mezcla tenue de polvo de terciopelo viejo y el dulzor de palomitas de maíz rancias, que no encontrarás en ningún otro lugar del hotel. Es el alma cinematográfica de Planet Hollywood, susurrándote su historia.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya de las callejuelas.

¡Hola, trotamundos! Si hay un lugar que te golpea con una ola de sensaciones desde el momento en que llegas, ese es Las Vegas. Y si tu base de operaciones es el Planet Hollywood Resort & Casino, prepárate para un festín para todos tus sentidos. Imagina esto: el *silbido* de las puertas automáticas al abrirse, y de repente, una ráfaga de aire fresco te envuelve, cargado con el *aroma* a perfume, algo dulce, y un ligero *toque* a cloro de alguna piscina cercana. Sientes la *suavidad* de la alfombra bajo tus pies, que absorbe el *murmullo* constante de las máquinas tragamonedas y el *zumbido* de las conversaciones. Es un pulso, una energía que te atrapa al instante.

Caminas por los pasillos, y la atmósfera cambia. Puedes oír el *tintineo* de las fichas, el *chasquido* de las cartas y el *júbilo* (o la decepción) de los jugadores. La luz, vibrante y en constante cambio, se refleja en cada superficie pulida. Si cierras los ojos, podrías sentir el *calor* de la multitud, la *textura* de las mesas de juego, el *leve olor* a humo (aunque cada vez menos, afortunadamente) y la *sensación* de que cada esquina te invita a algo nuevo. Es un laberinto de estímulos, desde las tiendas del Miracle Mile hasta el corazón del casino.

Ahora, hablemos claro, de amiga a amiga, para que disfrutes sin sobresaltos. Ojo con el suelo en Planet Hollywood; las superficies son súper pulidas, especialmente cerca de las entradas, los bares o las áreas de la piscina. Si hay alguna bebida derramada, o sales del agua, pueden ser resbaladizas. Vístete con calzado cómodo y con buen agarre, no solo por la cantidad de pasos que darás, sino por seguridad. La multitud puede ser densa, especialmente por la noche o durante eventos. Mantén tus pertenencias cerca y sé consciente de tu espacio personal.

Fuera del hotel, en el Strip, la historia es otra. Aunque Planet Hollywood está en una ubicación privilegiada, si te aventuras a caminar, notarás que algunas aceras pueden tener piedras irregulares o desniveles, sobre todo en zonas más antiguas o con decoraciones elaboradas. Presta atención a dónde pisas, o deja que tus pies "sientan" el camino para evitar tropezones. Y hablando de la calle, verás gente ofreciendo de todo: CDs "gratis", entradas a espectáculos, o "juegos de cartas" en la acera. Mi consejo: sé educada pero firme. Un simple "No, gracias" y seguir caminando es suficiente. No te detengas ni intables conversación si no estás interesada; estas interacciones pueden convertirse en una molestia o, en el peor de los casos, en una estafa.

El aire del desierto es seco, muy seco. Es fácil deshidratarse sin darte cuenta, sobre todo si estás disfrutando de las bebidas que ofrece Las Vegas. Por favor, bebe mucha agua. En serio, mucha. Combina cada bebida alcohólica con un vaso de agua. Dentro del resort, hay opciones de comida para todos los gustos y bolsillos, desde restaurantes de lujo hasta lugares de comida rápida. Asegúrate de comer bien para mantener la energía. Las Vegas invita a la fiesta, pero lleva un registro de cuánto bebes y cómo te sientes. Es fácil perder la noción del tiempo y la cantidad.

Para moverte, usa los taxis oficiales, servicios de rideshare como Uber/Lyft, o el Monorail si tus destinos están cerca de sus estaciones. Evita aceptar "aventones" de desconocidos. De noche, la Strip es vibrante y muy iluminada, pero si decides caminar por zonas menos concurridas o fuera del horario pico, mantente en áreas bien iluminadas y transitadas. Confía en tu instinto: si un lugar o una situación te parece extraña, aléjate. Tu seguridad es lo primero.

¡Disfruta cada segundo, pero siempre con un ojo abierto!

Olya from the backstreets

Imagínate que llegas a Planet Hollywood Resort & Casino en Las Vegas. Lo primero que te envuelve no es el silencio, sino un zumbido constante, una sinfonía de máquinas tragamonedas, música pop a todo volumen, y el murmullo incesante de miles de voces. Sientes la alfombra gruesa bajo tus pies, el aire acondicionado que nunca para, y los destellos de luces que bailan por todas partes. Es una explosión para los sentidos, sí, pero una que está diseñada para la energía humana, no para la delicada presencia de la naturaleza. Buscar un pájaro aquí es como intentar escuchar una gota de lluvia en medio de un concierto de rock.

Si aún así insistes y tu amor por las aves te llama, las especies que podrías encontrar son, francamente, las más urbanitas y resilientes. Fuera del casino, en las aceras o cerca de los pocos parterres con plantas, verás palomas (las de siempre, robustas y acostumbradas a la gente) y gorriones, que son maestros en el arte de vivir en el caos. Con mucha suerte, y si alzas la vista hacia los edificios o postes de luz, podrías divisar algún cuervo, ya que se han adaptado sorprendentemente bien a la vida en la ciudad. Pero no esperes cantos melodiosos; el ruido ambiental es tan alto que apenas escucharás sus llamadas habituales.

Para intentar tener un momento de relativa "tranquilidad" (y uso comillas porque la verdadera calma es un lujo en el Strip), tu mejor apuesta sería salir a la acera muy temprano por la mañana, justo al amanecer. Antes de que la mayoría de los turistas se despierten y las tiendas abran, hay un breve respiro en el bullicio. Busca algún rincón menos transitado cerca de las entradas laterales o donde haya alguna pequeña zona verde. No hay un "punto silencioso" designando en Planet Hollywood para la observación de aves, así que es más una cuestión de encontrar el lugar menos ruidoso y ser paciente.

Si tu principal objetivo en Las Vegas es la observación de aves, Planet Hollywood no es el lugar. La experiencia aquí es totalmente inmersiva en la cultura del entretenimiento y el juego. Para realmente disfrutar de la avifauna del desierto, te recomendaría encarecidamente explorar lugares fuera del Strip, como el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Desierto, el Área de Conservación Nacional del Cañón Red Rock, o incluso las orillas del Lago Mead, donde el paisaje cambia drásticamente y la vida silvestre florece en su propio hábitat.

Léa desde el camino.