Prepárate, porque te voy a llevar a un lugar donde la Florida más salvaje cobra vida, lejos de la histeria de los parques temáticos gigantes. Imagina el aire fresco y húmedo de la mañana, que te golpea la cara con una promesa de aventura. Lo primero que vas a sentir es una especie de vibración en el suelo, un zumbido que se hace más fuerte. Es el sonido de los aerodeslizadores, esa especie de nave sobre el agua que te va a volar la cabeza. Cuando te sientes, el viento ya empieza a jugar con tu pelo, incluso antes de arrancar. Y luego, *¡boom!*, el motor cobra vida, un rugido potente que te hace sentir cada célula del cuerpo. El olor a agua dulce y a la vegetación húmeda del pantano te envuelve mientras el bote se desliza, no, *vuela*, sobre la superficie del agua, un viaje que te eriza la piel y te hace sentir completamente libre, parte de algo mucho más grande.
Mi consejo, sin pensarlo dos veces, es que reserves tu paseo en aerodeslizador para primera hora de la mañana. Es cuando la vida silvestre está más activa y el sol aún no aprieta. Al llegar al parque, ve directamente a la zona de embarque. Ya tendrás tus tickets listos, ¿verdad? Es lo primero que hay que hacer. Te sugiero que tomes el tour de una hora; el de 30 minutos se te hará corto y el de una hora es perfecto para empaparte del ecosistema sin cansarte. Una vez que bajes del bote, la sensación de velocidad se queda contigo un rato, una especie de mareo placentero. Desde ahí, la entrada al Gator Park está a solo unos pasos, un recorrido muy fácil y señalizado.
Luego, al Gator Park. ¿Sientes esa quietud tensa en el aire? Es la energía de los caimanes, una presencia antigua y poderosa. El olor del pantano se vuelve más denso aquí, una mezcla de humedad, tierra y esa nota silvestre que solo encuentras cerca de estos reptiles. Camina con calma por las pasarelas de madera. Escuchas el suave chapoteo del agua, a veces un gruñido bajo y gutural que te hace detenerte. Imagina sus pieles rugosas, como armaduras vivientes, y el movimiento lento y deliberado de sus cuerpos. Puedes sentir la intensidad de sus ojos observándote, incluso si no los ves al principio. Es una sensación de estar en su territorio, de ser un observador en un mundo primigenio.
Una vez dentro del parque, mi ruta favorita es ir directo a la pasarela principal que serpentea por los hábitats de los caimanes. Es el corazón del lugar. No te pierdas la hora de la alimentación de los caimanes, es brutal y te da una perspectiva real de su fuerza. Pregunta por los horarios al entrar. Después de los caimanes, sigue el circuito. Verás cocodrilos, serpientes, y otras criaturas. Si tienes poco tiempo y no eres un fanático de los reptiles, puedes avanzar un poco más rápido por las exhibiciones de serpientes. Mi recomendación es que le dediques tiempo a los caimanes y a las aves acuáticas, que son preciosas y muy activas.
Pero no todo es caimanes. Imagina el suave batir de alas cuando pasas por las zonas de aves, o el murmullo de las palmeras meciéndose con la brisa. Hay una sección donde te encuentras con otros animales de Florida, como osos, linces y elands. El aire aquí se siente un poco más "boscoso", menos pantanoso, y puedes escuchar el sonido de sus movimientos entre la vegetación. A veces, si tienes suerte, sentirás una especie de curiosidad juguetona de los monos o el suave aliento de una cabra si te acercas a la zona de animales de granja. Es una experiencia más variada, que te conecta con la diversidad natural de la región, no solo con sus habitantes más famosos.
Para el final, guárdate el encuentro con los animales más pequeños en el "Petting Zoo". Es perfecto para bajar las pulsaciones después de tanta adrenalina y observación. Puedes acariciar cabras, cerdos, conejos... Es una experiencia táctil muy tierna, donde puedes sentir el pelaje suave y la calidez de estos animales. Si vas con niños, les encantará. Después, antes de irte, tómate un helado o una bebida fría en la tienda de regalos, que está justo a la salida. Es el momento perfecto para relajarte y procesar todo lo que has visto y sentido. No te olvides de echar un vistazo a la tienda de recuerdos, tienen cosas muy auténticas de Florida, nada de la parafernalia típica de los parques grandes.
¡A disfrutar de la Florida salvaje!
Olya from the backstreets