¡Hola, amigos! Acabo de volver del Parc del Fòrum en Barcelona y, tengo que ser sincera, es un lugar que te remueve por dentro de una manera inesperada. Imagina que sales del metro y, de repente, la ciudad se abre. El aire es diferente aquí; es más puro, más salado. Sientes el viento, ese que viene directo del Mediterráneo, acariciándote la cara, despeinándote, como si te diera la bienvenida a un espacio inmenso. No hay edificios altos que te encierren, solo un cielo vasto y la brisa constante que te envuelve. Es una sensación de libertad inmediata, de expansión, como si pudieras respirar de verdad.
Mientras caminas por sus amplias explanadas de hormigón, sientes la rugosidad del suelo bajo tus pies, un contraste con las aceras pulidas del centro. Escuchas el murmullo del viento que se cuela por las estructuras, a veces un silbido, otras un susurro. Si te acercas al mar, el sonido de las olas rompiendo es más directo, sin la amortiguación de la arena. Puedes sentir el sol en tu piel, intenso por la falta de sombra, pero compensado por esa brisa que te refresca. Es un espacio que te obliga a sentir el clima, a conectar con los elementos.
Lo que más me sorprendió, y para bien, fue la zona de baños, los Banys del Fòrum. Olvídate de la arena entre los dedos. Aquí, el acceso al mar es directo desde unas plataformas de hormigón. Puedes sentir la dureza del cemento bajo tus pies antes de sumergirte en el agua, y luego la suavidad fría del Mediterráneo. Es una experiencia de baño completamente diferente; te sientas en el borde, sientes el vaivén de las olas chocando suavemente contra la plataforma, y te deslizas. Es como tener una piscina infinita natural, con el horizonte abierto frente a ti.
Me encantó la sensación de amplitud y paz que ofrece. Es un respiro del bullicio de Barcelona. Puedes caminar, correr, o simplemente sentarte y escuchar el mar sin las aglomeraciones de otras playas. Es un lugar perfecto para despejar la mente, para ver el amanecer o el atardecer con el mar como telón de fondo. La vista de la costa y, a lo lejos, la silueta del Tibidabo, es impresionante. Es un espacio que te invita a la contemplación y a la actividad física al mismo tiempo.
Pero, siendo honesta, no es para todos los gustos. Si buscas la típica playa de arena, te vas a decepcionar. El Fòrum es hormigón y mar, sin concesiones. La falta de sombra puede ser un problema en verano; el sol pega fuerte y no hay muchos refugios naturales. Y sí, puede sentirse un poco "frío" o "industrial" por la omnipresencia del cemento y las estructuras modernistas. No tiene ese encanto pintoresco de otros parques, es más funcional, más vanguardista.
Si te animas a ir, es súper fácil llegar: la L4 del metro te deja en "El Maresme | Fòrum" justo al lado, o puedes coger el Tram T4 hasta la parada "Fòrum". Lleva protector solar sí o sí, un sombrero y gafas de sol, porque el sol no perdona. Una botella de agua grande es clave, ya que no hay muchas opciones para comprar allí mismo. Si te apetece nadar, lleva bañador; aunque sea de hormigón, el agua es cristalina y refrescante. Y si vas con idea de comer, mejor llévate un picnic o planifica ir a Diagonal Mar después, porque las opciones en el parque son limitadas. Es ideal para pasear, hacer deporte al aire libre o simplemente sentarse a ver el mar. Ah, y si hay algún festival, ¡es el sitio perfecto!
Olya from the backstreets