¿Te has preguntado alguna vez qué se siente al estar en un punto donde tres países y dos ríos se encuentran? Imagina el aire, espeso y húmedo, que te envuelve mientras te acercas a la provincia de Chiang Rai. No es el ajetreo de Chiang Mai; aquí, el ritmo es otro. Sientes cómo el calor se pega a tu piel, pero hay una brisa constante que acaricia tu rostro, trayendo consigo el aroma de la tierra mojada y, si te fijas, un ligero toque a diesel de los barcos que surcan el río. El camino hasta allí, a medida que te alejas de las carreteras principales, se vuelve más verde, más tranquilo. Escuchas el zumbido lejano de los insectos y, de repente, un espacio abierto se revela ante ti, vasto y silencioso, invitándote a detenerte y simplemente respirar. Es una sensación de inmensidad, de estar en un lugar con mucha historia, donde el tiempo parece ralentizarse.
Una vez allí, te diriges a un punto elevado. Sientes la madera pulida de la barandilla bajo tus manos mientras te asomas. Delante de ti, el espectáculo. No ves líneas en el agua, pero tu mente las traza: Laos a la izquierda, Myanmar a la derecha, y tú en Tailandia. El río Ruak se une al poderoso Mekong justo aquí, y puedes distinguir las orillas lejanas, cubiertas de una vegetación exuberante que parece tocar el cielo. Escuchas el suave murmullo del agua, un sonido constante que te ancla al presente, mientras tus ojos intentan abarcar la magnitud de todo. Es el tipo de vista que te hace sentir pequeño y, a la vez, increíblemente conectado con el mundo. Desde aquí, la idea de un paseo en barco por el Mekong cobra sentido, porque quieres sentir esa agua bajo tus pies.
Y así es, te subes a una lancha de cola larga. Sientes la ligera vibración del motor bajo tu asiento, el vaivén rítmico del barco mientras el capitán lo dirige con destreza. El sol rebota en la superficie del agua, creando destellos que te hacen entrecerrar los ojos. El aire en el río es más fresco, y puedes oler la humedad del agua, mezclada con un leve aroma a vegetación ribereña. El barco te lleva directamente a la orilla de Laos, a la isla de Don Sao. Aquí, el desembarco es sencillo; sientes la arena y las pequeñas piedras bajo tus sandalias mientras pisas tierra laosiana por unos minutos. No necesitas visado para esta excursión corta si regresas en el mismo barco. La isla es básicamente un mercado, lleno de puestos que venden de todo, desde textiles hasta baratijas. Puedes tocar las telas suaves, sentir el peso de las figuritas de madera y escuchar el murmullo de los vendedores locales. Es una experiencia rápida, pero te da la sensación de haber pisado otro país, aunque sea por un instante. Unos 300-400 THB por persona para el barco, negociable si vais en grupo.
De vuelta en Tailandia, la atmósfera cambia. El Museo del Opio (House of Opium o Hall of Opium) te espera. Al entrar, el aire se vuelve más denso, más cargado de historia. Escuchas voces grabadas, sonidos de antiguas batallas y la narración de un pasado turbulento. Las exhibiciones son inmersivas: puedes sentir la textura de las pipas de opio antiguas, ver las herramientas que se usaban y, a través de las recreaciones, casi oler el humo. No es un lugar alegre, pero es crucial para entender la historia de esta región. Los paneles explicativos son muy detallados, y te tomas tu tiempo para leer y absorber la información. La entrada al museo cuesta alrededor de 200 THB. Cerca de allí, también puedes visitar el Wat Phra That Phu Khao, un templo en la cima de una colina que ofrece otra perspectiva del Triángulo Dorado y un momento de paz.
Antes de emprender el camino de regreso, tómate un momento para disfrutar de la gastronomía local. Encontrarás pequeños restaurantes y puestos de comida cerca del mirador. Sientes el calor del plato recién preparado en tus manos, el aroma especiado de un Pad Thai o el dulzor de una fruta tropical fresca. El ambiente es relajado, con gente de todo el mundo compartiendo el mismo espacio, las mismas vistas. Es el momento perfecto para procesar todo lo que has visto y sentido. Para volver a Chiang Rai ciudad, puedes tomar un taxi colectivo (songthaew) si hay suficientes personas, o acordar un precio con un tuk-tuk o taxi privado. La mayoría de la gente lo visita como parte de un tour de un día desde Chiang Rai, lo cual es lo más cómodo si no quieres preocuparte por la logística.
Léa por el camino.