Imagina que el sonido del agua empieza a filtrarse entre el bullicio de Roma. Al principio es un murmullo distante, casi como el eco de una conversación, pero a medida que te adentras por las estrechas calles, ese murmullo se convierte en un rugido constante, una promesa. De repente, la calle se abre y el sonido te envuelve, te golpea. El aire se siente más fresco, como si una brisa húmeda acariciara tu piel. No puedes verla del todo aún, pero la sientes: la Fontana di Trevi, inmensa, luminosa, el corazón palpitante de la ciudad. El murmullo de la gente, las voces en mil idiomas, se mezcla con el estruendo del agua, creando una sinfonía que te hace sentir pequeño, pero a la vez parte de algo grandioso.
Te abres paso entre la multitud, un mar de cuerpos que se mueven con la misma fascinación. Sientes el calor humano, el roce de las mochilas, el leve empujón de alguien que busca su ángulo perfecto. Pero no importa, porque el espectáculo lo vale. El olor a piedra antigua, a humedad y a un dulzor indefinido de los helados cercanos se mezcla en el aire. Puedes casi tocar el mármol, liso y frío, de las esculturas que emergen del agua, tan perfectas que parecen cobrar vida. Escuchas el tintineo de las monedas al caer, un sonido suave y repetitivo que se suma al coro del agua, cada una llevando consigo un deseo, una esperanza de volver. Es un momento que se vive con todos los sentidos, una sensación de estar justo donde tienes que estar.
Si quieres vivirla sin agobios y sacarle el máximo partido, aquí te dejo unos trucos de amiga:
*   Mejor momento del día: Sin duda, el amanecer. Llega justo antes de que salga el sol. La luz es mágica, dorada, y la fuente está casi vacía. Es el único momento para sentirla de verdad, sin el jaleo. Si no, muy tarde por la noche (después de medianoche) también funciona, aunque la iluminación es artificial, tiene un encanto diferente y menos gente.
*   Cuándo evitar multitudes: A toda costa, de 10:00 a 18:00, y especialmente en temporada alta (primavera y verano). Es un auténtico hormiguero humano, te sentirás apretado y apenas podrás moverte.
*   Cuánto tiempo pasar: Con 15-30 minutos es más que suficiente para admirar la fuente, sacar tus fotos y lanzar tu moneda. No necesitas más, a menos que tu plan sea sentarte y observar (lo cual es difícil conseguir un sitio).
*   Qué evitar/saltarse:
*   Los vendedores ambulantes que te ofrecerán palos *selfie* o baratijas. Ignóralos por completo.
*   Los "fotógrafos" no oficiales que se ofrecen a hacerte fotos y luego te piden dinero.
*   Comprar recuerdos justo al lado de la fuente; son carísimos y de baja calidad. Busca tiendas en calles aledañas.
*   Consejos locales útiles:
*   Café/Aseo: Cerca de la fuente, busca el Gran Caffè Roma o el Bar Trevi. Puedes tomarte un *espresso* de pie (es más barato) y usar sus baños. Si necesitas un baño público "de verdad", los encontrarás en la Via del Corso, pero suelen ser de pago.
*   Gelato: No te vayas sin probar un buen *gelato*. Hay muchas *gelaterias* excelentes en las calles adyacentes. Te recomiendo la Gelateria San Crispino, un poco escondida pero con sabores increíbles y más auténticos.
*   Agua: Lleva tu botella de agua reutilizable. Roma está llena de "nasoni" (fuentes públicas de agua potable) donde puedes rellenarla gratis.
¡Que disfrutes cada gota!
Olya from the backstreets