Los senderos son de grava compactada y ofrecen un ancho para dos personas. Presentan suaves pendientes que facilitan el recorrido. La ruta serpentea estratégicamente entre los recintos. Cada curva dirige la vista hacia la fauna en recuperación.

El aire matutino, entre diciembre y febrero, se siente fresco y menos húmedo. Los sonidos de la selva predominan, rotos solo por aves y monos, sin bullicio humano. La atmósfera es íntima y respetuosa; los visitantes se mueven con calma. Es el momento ideal para observar la fauna más activa antes del calor del mediodía.

¡Pura vida, exploradores!

En el corazón verde de Puntarenas, el Alturas Wildlife Sanctuary no es un zoológico, sino un santuario donde la esperanza susurra entre las hojas. El aire es denso con el aroma de la selva húmeda, puntuado por el ulular distante de los monos aulladores y el gorjeo vibrante de aves tropicales. Aquí, no hay exhibiciones forzadas; verás a perezosos de tres dedos, rescatados, aferrándose a ramas con una lentitud conmovedora, y a monos capuchinos curiosos observando desde recintos que replican su hogar natural. Cada mirada, cada movimiento, cuenta una historia de segunda oportunidad, de vida recuperada, lejos de las amenazas del mundo exterior. Es un recordatorio tangible de la fragilidad y la resiliencia de la vida silvestre costarricense.

Me marcó profundamente la historia de "Paz," una cría de perezoso de solo unos meses, hallada desnutrida y sola tras la muerte de su madre en un atropello. Su diminuto cuerpo temblaba, pero los dedicados cuidadores la arroparon, la alimentaron con paciencia infinita y le enseñaron a trepar en un entorno seguro. Semanas después, ver a Paz, ya con los ojos más vivos, aferrarse con determinación a una rama de eucalipto, aprendiendo a ser perezosa de nuevo, fue presenciar un acto de amor inmenso. El santuario le dio no solo una segunda oportunidad, sino la posibilidad de un futuro.

¡Hasta la próxima aventura natural!

Los recintos de perezosos y monos son paradas fotográficas naturales. Encuadra a través del follaje para un efecto de inmersión. La vista desde el mirador principal permite capturar la exuberancia del valle. La luz suave de la mañana, entre 8 y 10 AM, optimiza los colores y evita reflejos.

La rehabilitación animal es ejemplar; el cuidado visiblemente prioritario. La experiencia es demasiado guiada, limitando la exploración personal. Sorprendió la cruda honestidad sobre la inviabilidad de ciertos rescates. No es un zoo, es un hospital donde la realidad animal impacta.

La renta de sillas de ruedas o scooters cerca del Santuario Alturas es limitada. Lo mejor es contactar directamente al santuario; a menudo tienen opciones o conocen proveedores locales. También puede preguntar en hoteles grandes de Uvita o farmacias con sucursales en San Isidro de El General. Los precios varían; es crucial preguntar sobre disponibilidad y costos específicos con anticipación.

Caminarás por senderos sombreados, deteniéndote para observar de cerca perezosos, monos y tucanes rescatados. Guías expertos relatarán las historias individuales de cada criatura y su proceso de rehabilitación. Presenciarás el trabajo diario de cuidadores alimentando y atendiendo a los animales en recuperación. Tu recorrido contribuye directamente a su bienestar y a la meta de su eventual liberación.

¡Pura vida, viajeros! Hoy nos zambullimos en el corazón verde de Puntarenas.

Al adentrarte en Alturas Wildlife Sanctuary, una sinfonía selvática te da la bienvenida, más que un simple parque, es un refugio de esperanza. El aire, denso con la humedad tropical, lleva el aroma de la tierra mojada y la promesa de vida salvaje. Los aullidos distantes de los monos congo se entrelazan con el canto de aves exóticas, creando una banda sonora ininterrumpida. Cada recinto, meticulosamente diseñado, narra la historia de una segunda oportunidad: desde tucanes de picos vibrantes que recuperan su vuelo hasta perezosos de tres dedos que, con una lentitud conmovedora, se aferran a la vida. Observar a los pizotes escurridizos o la majestuosa recuperación de un ocelote te conecta con la fragilidad y la resiliencia de la fauna costarricense. La dedicación del equipo es palpable, su pasión por el rescate y la rehabilitación se respira en cada rincón.

Pero hay un detalle que a menudo pasa desapercibido: un pequeño mirador de madera, escondido detrás del recinto de los monos capuchinos. Desde allí, no solo observas su vivaz interacción, sino que tu mirada se extiende más allá de los límites del santuario, hacia un mar de copas de árboles que se funden con el horizonte. Es un punto silencioso, donde la brisa trae el eco lejano del Pacífico, recordándote que, para muchos de estos animales, la selva abierta espera su regreso, un testimonio mudo de la misión del santuario.

¿Y tú, ya tienes tu próxima aventura en mente? ¡Hasta la próxima, exploradores del mundo!

El contacto no autorizado con la fauna silvestre es un riesgo; sigue siempre las instrucciones del personal. Los senderos pueden ser resbaladizos o irregulares; usa calzado cerrado y antideslizante. Protégete de insectos y posibles serpientes usando repelente y prestando atención a tu entorno. La humedad y el calor exigen hidratación constante y protección solar adecuada.

Absolutamente, el santuario alberga especies como tucanes pico-iris y lapas rojas. Se pueden observar colibríes y escuchar los graznidos característicos de las guacamayas. Los senderos menos concurridos y las plataformas elevadas ofrecen observación tranquila. Las primeras horas de la mañana o el final de la tarde maximizan la actividad aviar.