¡Hola, trotamundos! Si estás llegando a Safaga en crucero, déjame decirte algo desde ya: este no es un puerto de postal típico. No vas a desembarcar y encontrarte con un mercadillo de artesanía a pie de muelle. Pero no te preocupes, eso no significa que no haya magia esperándote, solo que la magia está un poco más allá.
Tu primera impresión y cómo moverte
Imagina esto: el sol egipcio, que ya calienta desde la primera hora, te da la bienvenida. Puedes sentir su peso sobre tu piel, una calidez seca y envolvente. A tu alrededor, el sonido constante de la actividad portuaria: el chirrido de las grúas, el murmullo de los motores lejanos, quizás el grito ocasional de una gaviota. El aire huele a salitre, a motor diésel y a ese polvo desértico tan particular que se cuela por todas partes. Cuando bajes del barco, te darás cuenta de que estás en un puerto de trabajo, grande, con camiones y contenedores. No hay nada "turístico" justo al lado. Para salir de esta zona portuaria y empezar tu aventura, necesitarás un taxi o un shuttle. Hay taxis oficiales esperando, y es clave acordar el precio antes de subirte. No tengas miedo de regatear amistosamente; es parte de la experiencia aquí. Mi consejo personal: si tu crucero ofrece un shuttle para salir del puerto, tómalo. Te ahorrará el primer regateo bajo el sol.
¿Qué saltarse y por qué?
Una vez fuera del puerto, llegarás a la pequeña ciudad de Safaga. Y aquí viene mi consejo más honesto: si buscas una experiencia turística con encanto, Safaga en sí misma no es el lugar. Es una ciudad portuaria funcional, con su propio ritmo local. Puedes sentir el polvo en el aire, el olor a especias mezclado con el escape de los coches. Oirás el bullicio de la vida cotidiana, las voces de la gente local que va y viene. No hay ruinas antiguas, ni grandes bazares, ni paseos marítimos pintorescos. Si decides dar una vuelta, verás tiendas de barrio, cafeterías locales y gente haciendo su día a día. No es peligroso, pero tampoco es lo que la mayoría busca en un día de escala. Mi recomendación es que uses Safaga solo como tu punto de partida para algo mucho más espectacular.
Lo que sí vale la pena y cómo planificarlo
Aquí es donde viene lo bueno. Desde Safaga, tienes dos opciones principales que te dejarán sin aliento, y ambas requieren una buena planificación.
1. La aventura faraónica: ¡Luxor!
Imagina un viaje a través del desierto, donde el paisaje se extiende infinito, con montañas rocosas que se alzan en la distancia y el sol tiñendo todo de ocre. Puedes sentir el calor seco que te envuelve. Después de unas horas, llegas a un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. El aire en Luxor es diferente, más denso, cargado de historia. Aquí, puedes tocar la piedra milenaria de los templos, sentir su textura rugosa bajo tus dedos, y casi escuchar los ecos de las civilizaciones pasadas. El Valle de los Reyes, Karnak, Hatshepsut... la inmensidad te abrumará. Verás (o sentirás) las imponentes columnas, los jeroglíficos grabados que cuentan historias milenarias. Para esto, es imprescindible contratar una excursión organizada desde tu crucero o con un operador local de confianza. Es un viaje largo, así que prepárate para un día entero y lleva mucha agua, un sombrero y protector solar. Es agotador, sí, pero la sensación de asombro lo compensa con creces.
2. La escapada azul: El Mar Rojo.
Si prefieres algo más relajado y refrescante, el Mar Rojo te espera con sus aguas cristalinas. Puedes optar por una excursión de snorkel o buceo. Imagina el sol calentando tu piel mientras el barco se mece suavemente. Luego, te zambulles en el agua, y de repente, el mundo se transforma. El sonido del chapoteo se desvanece, y solo escuchas tu propia respiración. Sientes la frescura del agua que te envuelve, y aunque no puedas verlos, sabes que debajo de ti hay un jardín de coral vibrante, lleno de peces de colores que se mueven a tu alrededor. La sensación de ingravidez, de estar flotando en un mundo submarino, es pura magia. Hay muchas opciones de tours que salen desde Safaga o desde Hurghada (a una hora de distancia) que te llevan a los mejores arrecifes. Es una forma perfecta de escapar del calor y sumergirte en la belleza natural.
Un último consejo personal
Sea cual sea tu elección, piensa en Safaga como una puerta. No te centres en lo que hay justo delante, sino en lo que te permite alcanzar. La verdadera joya está fuera de los muros del puerto. Y no te olvides de hidratarte constantemente. El desierto no perdona.
¡Disfruta cada segundo de tu aventura!
Mara del Mundo