Si hay un lugar en Yogyakarta que te susurra historias antiguas, no es el ruidoso Borobudur ni el majestuoso Prambanan. Es Candi Selogriyo. Para llegar, no es un camino fácil. Imagina que el motor de tu moto ronronea mientras el aire, cargado con el dulce aroma de la tierra húmeda y la promesa de la lluvia, te acaricia la cara. Las carreteras serpentean, estrechas, y a cada curva la ciudad se desvanece, reemplazada por un verde tan intenso que casi duele los ojos. Sientes cómo la tensión se disipa de tus hombros con cada kilómetro, a medida que te adentras en un paisaje donde el tiempo parece ralentizarse. Escuchas el trino de pájaros que no reconocerías en la ciudad y, a lo lejos, quizás el balido de una cabra. Es un viaje que te prepara, que te exige soltar el control y simplemente *ser*.
Cuando finalmente dejas la moto y empiezas la caminata, te envuelve una quietud casi irreal. Caminas por senderos estrechos entre arrozales que se extienden hasta donde alcanza la vista, un tapiz de esmeralda y oro bajo el sol. Sientes la tierra bajo tus pies, a veces un poco resbaladiza por el rocío de la mañana, y el aire fresco y limpio llenando tus pulmones. El único sonido son tus propios pasos y el suave susurro del viento entre las hojas de arroz. No es un lugar para la grandiosidad, sino para la introspección. Cuando llegas al pequeño templo, lo tocas. La piedra, fría y lisa bajo tus dedos, te conecta con siglos de historia. Puedes sentir la dedicación de quienes lo construyeron, la paz de quienes lo han visitado. Es un espacio íntimo, donde la magnificencia no reside en el tamaño, sino en la quietud y la conexión profunda con la naturaleza que lo rodea.
Para que tu visita sea perfecta:
* Mejor momento del día: Temprano por la mañana (antes de las 9 AM) o al final de la tarde (después de las 3 PM). La luz es mágica para las fotos y la temperatura es mucho más agradable para la caminata.
* Para evitar multitudes: Selogriyo rara vez está abarrotado, pero si quieres la máxima tranquilidad, ve a primera hora. La mayoría de los turistas se dirigen a templos más grandes.
* Duración de la visita: Dedica entre 1 y 2 horas. Esto incluye el viaje a pie desde el estacionamiento a través de los arrozales y un tiempo tranquilo para explorar el templo.
Un par de consejos más para que te sientas como en casa:
* Qué no "saltarte": La caminata a través de los arrozales es una parte esencial de la experiencia, no solo un medio para llegar al templo. Disfrútala, respira hondo y absorbe la belleza del paisaje rural. El templo en sí es pequeño; enfócate en sus intrincados detalles y la atmósfera de paz.
* Consejos útiles:
* Calzado: Lleva zapatos cómodos y cerrados, ya que el camino puede ser irregular y, a veces, un poco embarrado.
* Agua: No hay muchas opciones para comprar agua una vez que dejas el área de estacionamiento principal. Lleva tu propia botella.
* Comida/Cafés: En el área de estacionamiento hay algunos *warungs* (pequeños puestos de comida local) básicos donde puedes tomar un *nasi goreng* o un café. Son muy locales y auténticos.
* Baños: Hay baños básicos disponibles cerca del área de estacionamiento. No esperes lujos, pero cumplen su función.
* Interacción local: Es común que los niños locales te saluden y te acompañen un tramo del camino. Son amigables y solo buscan practicar su inglés o simplemente curiosidad.
* Transporte: La mejor manera de llegar es en moto (alquilada o con conductor) o en coche privado, ya que está bastante apartado de las rutas de transporte público.
¡Que disfrutes de esta joya escondida!
Max en movimiento