¿Alguna vez has soñado con estar en el corazón de un gigante? Imagina esto: llegas al Allianz Arena y, antes incluso de verlo por completo, sientes la inmensidad del espacio abierto a tu alrededor. El aire es fresco, a veces con un ligero olor a hierba recién cortada, incluso si es artificial. Caminas y, poco a poco, una estructura colosal y luminosa se eleva frente a ti, cambiando de color si es de noche. No es solo un estadio; es una presencia que te envuelve, una piel translúcida que palpita con la historia y la pasión de millones.
Para llegar, no te compliques: el metro (U-Bahn) es tu mejor amigo. La línea U6 te dejará directo en Fröttmaning, y desde allí es un paseo corto y bien señalizado. A medida que te acercas, el sonido de tus propios pasos se vuelve insignificante frente a la magnitud de la estructura. Sientes la brisa, el sol en tu cara, y la piel de gallina al darte cuenta de que estás a punto de entrar en un lugar mítico.
Una vez dentro, el silencio es casi abrumador en un día sin partido. Entra en el espacio, y el eco de tus pasos resuena en las paredes, un recordatorio de los miles de gritos que llenan este lugar durante un partido. Puedes sentir la amplitud, la forma circular que te abraza. Es como estar en una cueva gigante, pero una cueva de luz y modernidad, con un tenue olor a plástico nuevo y limpieza, mezclado con la memoria del sudor y la euforia.
Si vienes con un amigo, te diría que empieces en el FC Bayern Museum. Aquí es donde la historia cobra vida. No te lo saltes, incluso si no eres un fanático acérrimo del fútbol. Siente la textura pulida de las vitrinas que guardan los trofeos, la energía de las pantallas que muestran los momentos icónicos. Mi consejo: no te detengas en cada estadística de cada jugador si no te apasiona, pero tómate tu tiempo para ver los logros y la evolución del club. Es fascinante ver cómo un equipo se convierte en una leyenda.
Después del museo, te guiarán (o guiarás tus propios pasos) hacia los vestuarios. Imagina entrar en el santuario de los jugadores. El aire es fresco y tranquilo aquí, un contraste con la energía que sabes que se desata antes de un partido. Sientes la superficie lisa de los bancos, la frialdad del metal de las taquillas. Y luego, la joya de la corona: el túnel de los jugadores. Camina por él. Puedes casi escuchar el rugido de la multitud, un eco fantasma que te eriza la piel. Sientes la ligera inclinación del pasillo, la oscuridad momentánea antes de salir a la luz del campo.
Al salir del túnel, la vista se abre. Estás al borde del campo. Siente la inmensidad del espacio, la distancia hasta las gradas. Puedes casi tocar el césped, verde y perfecto. Luego, sube a las gradas. No te quedes solo abajo; asciende para tener una perspectiva completa. Siente la inclinación, la solidez de los asientos. Desde arriba, el Allianz Arena se revela en toda su gloria: una obra de arte simétrica y funcional. Los colores de los asientos, la disposición, todo está diseñado para la experiencia.
¿Qué saltarse? Si tu tiempo es limitado, puedes pasar rápido por las tiendas de souvenirs más pequeñas en el pasillo principal. Guarda la energía para el FC Bayern Megastore al final, que es el más grande y completo. ¿Qué guardar para el final? Sin duda, la salida por el Megastore para cazar algún recuerdo, y si es posible, un último vistazo al estadio desde fuera al atardecer. Es cuando la piel exterior se ilumina y cambia de color, transformando el gigante en un faro pulsante. Es una despedida espectacular.
Para la visita, te recomiendo encarecidamente reservar tus entradas para el tour con antelación online, especialmente en temporada alta. Los tours son guiados y te aseguran acceso a todas estas áreas clave. No esperes encontrar muchas opciones de comida gourmet dentro, pero hay quioscos para un tentempié rápido y bebidas. Es un lugar para la experiencia del fútbol, no una cena de lujo.
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