Imagina que tus pies se deslizan sobre un suelo de cemento pulido, a veces húmedo, a veces pegajoso por algún pétalo caído. No hay adoquines aquí, ni senderos complicados; el Pak Klong Talad es un laberinto orgánico de pasillos, la mayoría de cemento, sí, pero nunca uniforme. Las vías principales son lo suficientemente anchas para que puedas caminar cómodamente, incluso hombro con hombro con otros, fluyendo con la corriente de compradores y vendedores. Aquí, el aire se siente fresco y cargado, y escuchas el constante arrastre de los carros de flores y el murmullo de las negociaciones.

Pero de repente, como un río que se ramifica, te encuentras con afluentes más estrechos. Estos pasillos laterales son casi túneles de fragancia, donde los montones de orquídeas, rosas y jazmines se apilan tan alto que casi te obligan a caminar de lado. Sientes cómo el aire se vuelve más denso, más dulce, y tus manos casi rozan los pétalos suaves si no tienes cuidado. Estos caminos no te guían con señales, sino con los sentidos: el aroma más intenso te jala hacia un rincón, el sonido de unas tijeras cortando tallos te lleva a otro. Es una danza intuitiva; te dejas llevar por la abundancia y la actividad, descubriendo nuevas maravillas a cada paso, desde los puestos de arreglos florales más elaborados hasta los montones gigantes de flores frescas que acaban de llegar.

Olya desde las calles de Bangkok.

El mejor momento para sentir Pak Klong Talad Flower Market en Bangkok, con todo tu ser, no es solo un mes, sino una franja horaria: justo antes del amanecer, entre las 3 y las 5 de la mañana.

Imagina esto: Sales a la calle cuando la ciudad aún duerme, cuando el calor del día no ha despertado. El aire es fresco, húmedo, casi acariciante en tu piel, sin el pegajoso abrazo de la tarde. Y entonces, te envuelve. No es solo un olor a "flores", es una sinfonía olfativa. Hueles el dulzor profundo de miles de jazmines y orquídeas, el frescor de los lotos que acaban de llegar, la terrosidad húmeda de los tallos recién cortados. A veces, una ráfaga de incienso de un santuario cercano se mezcla con todo, creando una fragancia que es puramente Bangkok. Puedes casi saborear la pureza de ese aire cargado de vida floral.

Ahora, escucha. El mercado no duerme, pero a esta hora, su pulso es diferente. Escuchas el traqueteo de los carritos que llegan, cargados hasta arriba, el suave crujido de las hojas de plátano al envolver los ramos. Las voces son bajas, negociando con un propósito. El chasquido rítmico de las tijeras cortando tallos. El murmullo constante del cercano río Chao Phraya, como un latido de fondo. No hay gritos, no hay prisas turísticas; es un ballet silencioso de trabajo y belleza. Puedes sentir la energía concentrada de los comerciantes, sus movimientos precisos, la dedicación en cada gesto.

¿Y la multitud? A esta hora, la multitud no es de turistas. Son los comerciantes locales, los floristas que vienen a surtirse para sus puestos del día. La gente se mueve con una eficiencia asombrosa, pero también con una camaradería palpable. Hay menos empujones, más espacio para que te sumerjas, para que te hagas parte de ese flujo. Puedes sentir la concentración de los compradores eligiendo las flores perfectas, el cuidado de los vendedores al preparar los pedidos. Es una atmósfera de trabajo, de propósito, donde cada flor es tratada con reverencia.

¿Cómo cambia el clima el ambiente? Durante el día, el calor de Bangkok puede ser sofocante. El aire se vuelve denso, y los aromas de las flores, aunque siguen siendo potentes, pueden sentirse más pesados, menos frescos. La energía del mercado se vuelve más agotadora, el movimiento más lento, más arrastrado. Si llueve ligeramente, el mercado adquiere otra magia. El aire se limpia, los colores de las flores se vuelven increíblemente vibrantes y el sonido de la lluvia sobre los techos de chapa añade un ritmo hipnótico. Pero una lluvia torrencial puede convertirlo en un lugar resbaladizo y un poco caótico, aunque la actividad nunca cesa. Para esa experiencia sensorial completa y sublime, busca esa madrugada fresca y húmeda.

Léa de viaje.

¡Hola, viajeros y soñadores!

Imagina que tus pies tocan un suelo ligeramente húmedo, resbaladizo por el rocío de la noche que aún se aferra a los pétalos caídos. Cierras los ojos y lo primero que te envuelve es un aroma denso, casi dulce, a jazmín y orquídeas frescas, mezclado con el verdor húmedo de miles de tallos recién cortados. Escuchas un murmullo constante: el tintineo de las tijeras al cortar, el crujido suave de las hojas al ser apiladas, y las voces bajas de los vendedores que disponen sus mercancías. Si extiendes la mano, podrías rozar la suavidad aterciopelada de una rosa o la cera fría de un loto. Sientes la energía del lugar, un pulso vibrante que te dice que estás en el corazón de algo esencial, algo que da vida y color a la ciudad. Es una experiencia que te abraza por completo.

Mi abuela, que vivió toda su vida cerca del río, siempre decía que el Pak Klong Talad no era solo un mercado, sino el corazón latente de Bangkok. "Aquí es donde el amor y la devoción toman forma", me explicaba mientras sus dedos viejos y sabios tejían guirnaldas de jazmín para el templo. "Cada flor que se vende aquí no es solo una flor. Es una promesa, una oración, un saludo, una despedida. Es la forma en que los corazones se comunican sin palabras. Piensa en todas las ofrendas a los templos que se preparan aquí al amanecer, en las guirnaldas para los taxis que protegen a sus conductores, en los arreglos para las bodas que sellan un nuevo comienzo. Sin este lugar, Bangkok perdería su alma perfumada." Su voz siempre se llenaba de un respeto profundo cuando hablaba de ello.

Para vivir la verdadera esencia del mercado, te sugiero ir muy temprano por la mañana, justo antes del amanecer, o incluso de madrugada. Es cuando la actividad es más frenética, con camiones descargando miles de flores y los floristas creando sus arreglos más elaborados. Es un espectáculo en sí mismo. No te preocupes por regatear, los precios son bastante justos y la mayoría de los vendedores se centran en la venta al por mayor, pero no dudes en comprar una pequeña guirnalda de jazmín (*phuang malai*) para llevar contigo; son hermosas y huelen de maravilla. Puedes llegar fácilmente en taxi o, si te sientes aventurero, en un barco por el río Chao Phraya hasta el muelle de Yodpiman, que está a solo unos pasos.

¡Hasta la próxima aventura!

Ana de los Caminos

¡Hola, trotamundos!

El corazón del mercado: ¿Dónde te detienes para sentirlo todo?

Imagina que estás en el corazón palpitante de Pak Klong Talad, el mercado de flores de Bangkok. No es un lugar para ver, es un lugar para *sentir*. Cierra los ojos por un momento y déjate llevar.

Sientes el aire, denso y húmedo, cargado con el perfume embriagador de miles de flores. Es una sinfonía olfativa: el dulzor del jazmín fresco, la intensidad de las rosas aterciopeladas, el toque terroso de los tallos recién cortados, y esa nota exótica y ligeramente picante de las orquídeas. Es tan potente que casi puedes saborearlo en la lengua, un sabor a vida y a naturaleza.

Escuchas un murmullo constante. No son gritos, sino el susurro de las negociaciones, el tintineo suave de los cubos de agua al ser movidos, el crujido metálico de las tijeras cortando tallos, y el leve roce de las hojas al ser manipuladas. De vez en cuando, el zumbido de una moto que se abre paso con dificultad por los estrechos pasillos, o el sonido rítmico de alguien tejiendo guirnaldas con una velocidad asombrosa. Es un caos organizado, una melodía de trabajo y dedicación.

Caminas por los pasillos, y aunque no puedas verlos, sabes que estás rodeado de explosiones de color. Si extiendes la mano, podrías rozar la frescura de un pétalo de loto, la suavidad sedosa de una rosa, la textura rugosa de una cesta de bambú llena hasta el borde. La humedad del aire se siente en tu piel, y la energía del lugar te envuelve, una sensación de estar en el epicentro de la belleza efímera. Para una foto que capture esa esencia, busca ese rincón donde un vendedor está inmerso en su arte, quizás con las manos llenas de guirnaldas de jazmín, o donde las orquídeas se apilan en cascadas de tonos vibrantes. Ahí, justo ahí, es donde la vida del mercado te abraza por completo.

El mejor momento para vivirlo

Amiga, si quieres la experiencia *verdadera* de Pak Klong Talad, mi consejo es que vayas en la madrugada. Sí, has oído bien, ¡madrugada! Entre las 2 y las 4 de la mañana es cuando el mercado está en su apogeo. Es el momento en que llegan las nuevas entregas de flores de todo el país y el lugar bulle de actividad. La luz es artificial, con focos y bombillas que crean una atmósfera casi teatral, resaltando los colores de una forma espectacular. No es la luz del sol, es la luz de la vida nocturna de Bangkok, y es mágica. Además, hay menos turistas y más locales trabajando, lo que lo hace mucho más auténtico y permite que te sumerjas de verdad.

Si eso es demasiado extremo para ti, el amanecer (tipo 6-7 AM) también es genial. Todavía hay mucha actividad, pero ya empieza a filtrarse algo de luz natural, creando un ambiente más suave y fotogénico. Más tarde, durante el día, sigue siendo bonito, pero el calor y la multitud pueden restarle un poco de encanto.

¡Hasta la próxima aventura!

Max en movimiento

¡Hola! Tienes que escuchar esto sobre el mercado de flores Pak Klong Talad en Bangkok. ¡Acabo de volver y tengo la cabeza llena de olores y sensaciones!

La experiencia sensorial

Imagina que te adentras en un laberinto de colores y vida. El aire te envuelve al instante, no es el calor pegajoso de Bangkok, sino una frescura húmeda y dulce, una mezcla increíble de tierra mojada y miles de flores. Escuchas el susurro suave de las hojas, el chasquido rítmico de unas tijeras, el murmullo constante de voces y risas bajas. Si extiendes la mano, podrías rozar la suavidad inesperada de un pétalo de loto o la textura sedosa de una orquídea. Es como caminar dentro de un jardín gigante, pero uno que respira y se mueve a su propio ritmo.

Lo que más me gustó

El *aroma* es lo primero que se te graba. No es un perfume artificial, sino una sinfonía natural de jazmín, rosas, lirios, orquídeas... algunos olores que ni siquiera pude identificar, pero que juntos crean una fragancia embriagadora. La *energía* del lugar es mágica; incluso de madrugada, hay una vibración constante, una dedicación silenciosa de la gente que trabaja incansablemente. Me encantó ver cómo las guirnaldas de jazmín, tan intrincadas y delicadas, se creaban casi al momento. Sentirse rodeado de tanta belleza natural, sabiendo que cada flor tiene un propósito, ya sea para un templo, una ofrenda o una celebración, es realmente conmovedor.

Lo que me sorprendió

La *escala* del mercado me dejó sin palabras, sobre todo de noche. No son solo unos cuantos puestos; es una extensión enorme de pasillos y bloques repletos hasta el techo. Me sorprendió la *dedicación* de los vendedores; trabajan sin descanso, a menudo toda la noche, con una precisión increíble. Puedes sentir su concentración mientras tejen las guirnaldas o preparan los ramos. Y la *variedad* no es solo de flores; hay hojas exóticas, herramientas, inciensos, todo lo necesario para las ofrendas. Además, el ambiente dentro del mercado es sorprendentemente fresco, un alivio del calor de Bangkok, gracias a toda el agua y las plantas.

Lo que no me convenció del todo (para que lo sepas)

Puede llegar a estar bastante *abarrotado*, especialmente en los pasillos principales. Tienes que ir con cuidado para no pisar las flores que se caen o chocar con los carros de transporte. Es un *mercado de trabajo*, no una atracción turística pensada para los visitantes. No esperes explicaciones en inglés en cada esquina ni que todo el mundo te sonría para la foto; la gente está ocupada trabajando, aunque son amables si les preguntas. El *suelo* puede estar mojado y resbaladizo en algunos lugares, así que lleva calzado adecuado. Y, ojo, conseguir un taxi o un Grab justo a la salida puede ser un poco caótico, sobre todo si vas de madrugada.

Consejos prácticos (para que lo tengas fácil)

* Mejor hora para ir: ¡De noche o muy temprano por la mañana! Es cuando llegan las flores más frescas y el mercado está en su apogeo (entre las 10 PM y las 6 AM). De día es bonito, pero la magia ocurre cuando el sol se esconde.

* Cómo llegar: La forma más fácil y bonita es en *taxi fluvial* (Chao Phraya Express Boat) hasta el muelle de Yodpiman. Desde allí es un paseo muy corto y señalizado. También puedes ir en taxi o Grab, pero el tráfico puede ser un problema.

* Qué llevar: Zapatos cómodos y antideslizantes. Ropa ligera. No necesitas llevar mucho dinero en efectivo, pero sí algo para las flores y alguna bebida.

* Qué hacer allí: Simplemente pasea, observa el ir y venir de la gente, las texturas, los colores. Compra una pequeña guirnalda de jazmín (Phuang Malai); son muy baratas y un recuerdo precioso. No intentes regatear agresivamente, los precios ya son muy bajos.

* Comida: Hay pequeños puestos de comida local por los alrededores si te entra el hambre, pero no es un mercado de comida.

¡Espero que te sirva para tu próxima aventura!

Elena exploradora.

Imagina que te adentras en un mar de colores y aromas. En Pak Klong Talad, el mercado de flores de Bangkok, cada paso es una sinfonía para los sentidos. Sientes la humedad tropical en el aire, el suave roce de los pétalos de orquídea si pasas la mano... Y el aroma, ¡ah, el aroma! Una mezcla embriagadora de jazmín, rosas, loto y hierbas frescas que te envuelve, casi como si pudieras beberlo. Escuchas el murmullo constante de los vendedores, el crujido de los envoltorios de papel, el tintineo ocasional de una campana lejana. Es un lugar vibrante, lleno de vida, que pide ser explorado con cada fibra de tu ser.

Ahora, hablemos de cómo hacer que esa exploración sea cómoda y accesible si necesitas una silla de ruedas o un scooter de movilidad. No es tan sencillo como alquilar una bicicleta en la esquina, así que la planificación es clave.

¿Dónde y cómo alquilar?

1. Servicios de Alquiler Online/Entrega: Esta es, con diferencia, la opción más práctica para un viajero. Hay empresas en Bangkok que se especializan en el alquiler de equipos médicos y pueden entregar directamente en tu hotel. Busca en Google "alquiler de sillas de ruedas Bangkok" o "mobility scooter rental Bangkok". Te recomiendo contactarlos con antelación para asegurar la disponibilidad.

2. Grandes Hospitales: Algunos de los hospitales internacionales más grandes de Bangkok (como el Bumrungrad o el Samitivej Sukhumvit) *podrían* tener servicios de alquiler o tiendas de suministros médicos afiliadas. No están justo al lado del mercado de flores, pero si estás cerca de uno y necesitas una solución, vale la pena preguntar. Sin embargo, no es su servicio principal para turistas.

3. Tu Hotel: Siempre, siempre, consulta con el conserje de tu hotel. Tienen contactos locales y a menudo pueden organizar o recomendar servicios de alquiler de confianza, incluso si no lo ofrecen directamente.

Disponibilidad y Costo

* Disponibilidad: Si reservas con antelación a través de un servicio online, la disponibilidad suele ser buena. Para alquileres de última hora o en hospitales, puede ser más limitada.

* Costo: Varía mucho. Una silla de ruedas manual puede costar desde 200-500 THB al día, mientras que un scooter de movilidad será más caro, quizás 800-1500 THB o más por día, con descuentos para alquileres semanales. Algunos pueden pedir un depósito. Siempre pide un presupuesto claro antes de confirmar.

¿Cómo pedir ayuda?

Si te encuentras en el mercado y necesitas asistencia, no dudes en pedir ayuda. La gente en Tailandia es muy amable. Puedes usar una aplicación de traducción en tu teléfono para comunicarte si el inglés no es suficiente. Simplemente muestra el texto "Necesito una silla de ruedas" o "¿Dónde puedo alquilar una silla de ruedas?" en tailandés.

El mercado de flores es un laberinto de pasillos estrechos, pero muchos son transitables. Con la planificación adecuada, podrás sumergirte en su magia sin problemas.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya desde las calles de Bangkok

¡Hola, aventurero/a!

¿Me preguntas qué se *hace* en el mercado de flores Pak Klong Talad de Bangkok? ¡Uf! Es una experiencia que se vive con todo el cuerpo, no solo con los ojos.

Imagina que el taxi te deja en una calle que, a primera vista, parece tranquila en la penumbra de la madrugada. Pero no te equivoques. Antes de que tus pies toquen el suelo, una ola de fragancia te envuelve. Es dulce, sí, pero también fresca y un poco húmeda, como si acabara de llover en un jardín secreto. Escuchas un murmullo constante que se eleva, una sinfonía de actividad que te atrae. Das los primeros pasos y el aire se vuelve más denso, casi espeso, con el aroma de miles de flores. Sientes cómo la humedad de la noche se mezcla con la frescura de los pétalos. Cada respiración es un jardín que se despliega dentro de ti.

Caminas por pasillos donde apenas cabe una persona. A tu derecha, la suavidad sedosa de las orquídeas roza tu brazo, una caricia fugaz. A tu izquierda, el rocío de un cubo de loto recién cortado te refresca la piel. El sonido de tijeras que cortan tallos es rítmico, casi una melodía de trabajo. Escuchas risas, voces en tailandés que suben y bajan, el chirrido ocasional de un carrito cargado hasta el tope. Puedes sentir la vibración del suelo bajo tus pies con el ir y venir incesante. Hay montones de jazmín que desprenden un perfume embriagador, y si pasas tu mano sobre ellos, sentirás la textura delicada de miles de capullos diminutos. Es un torbellino de vida, un despertar sensorial completo donde cada esquina te ofrece una nueva ola de olores y sonidos.

Si te preguntas qué hacer una vez dentro de este torbellino, no hay una única respuesta. Lo primero es, simplemente, *estar*. Déjate llevar por la corriente de gente, observa cómo las expertas manos de los vendedores hilan guirnaldas de jazmín a una velocidad asombrosa o cómo preparan ofrendas florales intrincadas. No es un lugar para comprar souvenirs kitsch, sino para sumergirte en la auténtica vida local. Si te apetece, puedes comprar un pequeño ramillete de orquídeas frescas o un collar de jazmín por casi nada; es un bonito recuerdo y una forma de apoyar a los comerciantes. La mejor hora para ir es entre la medianoche y las 4 de la mañana, cuando la actividad es máxima y llegan las flores frescas. Si prefieres algo más tranquilo, ve a media mañana, aunque la energía es diferente. Lleva calzado cómodo, que no te importe mojar, porque el suelo puede estar húmedo por el agua de las flores.

Cuando finalmente te alejas, el aire se siente diferente. La intensidad de los aromas disminuye, pero la memoria olfativa se queda contigo. Es como si el mercado hubiera dejado una huella perfumada en tu mente, un recordatorio de la belleza efímera y el pulso constante de Bangkok. Es una experiencia que se *siente* más que se ve.

Hasta la próxima aventura,

Olya desde las calles.

Imagina que estás en el corazón de Bangkok, pero de repente el aire cambia. No es el calor pegajoso que conoces. Aquí, en Pak Khlong Talat, sientes una frescura sutil, casi un respiro. Es el vapor que asciende de los cubos de agua helada, de los tallos recién cortados. Puedes sentir esa humedad casi imperceptible en tu piel, un alivio momentáneo que te envuelve.

Y si te detienes un segundo, más allá del murmullo de las voces y el crujir de las hojas, escucharás un sonido particular: un rítmico, casi hipnótico *snip-snip-snip*. Es el sonido constante de las tijeras podando tallos, el crujido suave de las hojas al ser despojadas una por una. No es un sonido que encuentres en los folletos, pero es la banda sonora constante del trabajo silencioso y meticuloso que ocurre en cada puesto.

Y el olor... sí, hay flores, claro. Pero si cierras los ojos y respiras hondo, notarás algo más profundo. Es el aroma terroso del concreto húmedo, mezclado con el verde fresco de los tallos recién cortados, ese dulzor vegetal antes de que la flor despliegue todo su perfume. Es el olor de la vida en proceso, de la preparación, de la promesa.

Oye, si vas, un par de cosas que te ahorrarán tiempo y te harán la visita más auténtica:

1. Momento Mágico: Mucha gente te dirá que vayas de noche o de madrugada para ver el ajetreo mayorista. Y sí, es impresionante. Pero si quieres sentir la *calma* de la preparación, esa que te conté, ve a primera hora de la mañana, tipo 7 u 8 AM. Todavía hay movimiento, pero es más pausado, puedes ver a los vendedores con más detalle y sin tanto empujón. Es otra vibra.

2. Explora los Pasillos Laterales: No te quedes solo en la avenida principal. Métete por los pasillos interiores, los que parecen callejones estrechos. Ahí es donde están los pequeños talleres de guirnaldas de jazmín (malai) y donde verás el trabajo más artesanal. Es fácil perderse, pero vale la pena. Hay mini-puestos de comida y bebida muy auténticos también.

Olya desde las callejuelas.

¡Hola, explorador/a! ¿Listo/a para sumergirte en un festival de colores y aromas como ningún otro?

Imagina que cierras los ojos por un momento y te dejas llevar por el Pak Klong Talad, el mercado de flores de Bangkok. El aire, ¿lo sientes? Está cargado de un perfume dulce y húmedo, una mezcla embriagadora de jazmines frescos, orquídeas exóticas y la tierra húmeda de las raíces. Puedes casi saborear la dulzura flotando a tu alrededor. Luego, abres los ojos y tus pies te guían por pasillos estrechos, sintiendo la energía vibrante del lugar. Oyes el murmullo constante de los vendedores, el crujido suave de los tallos al ser cortados y atados en ramos perfectos, y el tintineo ocasional de un carrito que pasa. Sientes el roce suave de un pétalo si te acercas demasiado a una pila de flores, y el calor húmedo del ambiente que te envuelve, recordándote que estás en el corazón de Asia. Es un lugar que se siente con el alma, no solo con los ojos.

Ahora, para que tu paseo por este paraíso floral sea tan seguro como mágico, aquí van unos apuntes de amiga. El suelo, amigo/a, puede ser un poco traicionero. Con tanta agua de flores y hielo para mantenerlas frescas, es normal que esté resbaladizo. Ponte unas zapatillas cómodas y con buena suela, de esas que no te fallan, para que puedas caminar con confianza y sin sustos. Y hablando de los pies, los pasillos del mercado son antiguos, con baldosas y adoquines que han visto mucha vida. A veces están un poco levantados o irregulares. No es para asustarse, pero sí para ir con ojo. Disfruta de la vista hacia arriba, que es una maravilla, pero de vez en cuando, echa un vistazo al suelo para evitar tropiezos inesperados. Finalmente, como en cualquier mercado concurrido del mundo, la clave es la atención. Mantén tus pertenencias importantes (cartera, móvil) en un lugar seguro y de difícil acceso, como un bolsillo interior o una riñonera bajo la ropa. No te despistes con las distracciones (¡que son muchas y muy bonitas!) y confía en tu instinto: si alguien te ofrece algo demasiado bueno para ser verdad o te sientes incómodo/a, simplemente ignóralo y sigue tu camino. El mercado es un lugar maravilloso y seguro si vas con estos pequeños detalles en mente.

¡Disfruta de cada pétalo y de cada aroma! Es un lugar que se siente con el alma.

Con cariño desde la carretera,

Maya de los caminos.

¿Disfrutarían los amantes de las aves del mercado de flores Pak Klong Talad (Pak Khlong Talat) en Bangkok?

Mira, si eres un apasionado de las aves, Pak Klong Talad no es un santuario ornitológico, pero un verdadero amante de las aves siempre encuentra algo que observar. Es un mercado bullicioso, así que no esperes ver especies raras o exóticas en pleno centro. Sin embargo, sí podrías ver y escuchar aves urbanas comunes como palomas, gorriones y quizás alguna mainá común (un tipo de estornino) que se acercan a los restos de semillas o frutas. Si tienes suerte y miras hacia arriba, podrías divisar alguna golondrina volando en los espacios abiertos sobre los pasillos.

Para tener la mejor oportunidad de ver algo, busca un rincón tranquilo, quizás cerca de los bordes del mercado o en las zonas donde hay menos ajetreo de gente. No es fácil, pero si te quedas quieto un rato, las aves urbanas suelen ser bastante curiosas.

El mejor momento para ir si te interesan las aves es muy, muy temprano por la mañana, entre las 4 y las 6 AM. A esa hora, el mercado está empezando a cobrar vida con la llegada de las flores frescas, pero aún no hay multitudes de turistas. Hay menos ruido humano y las aves están más activas antes de que el sol pegue fuerte y el mercado se llene.

Olya de la calle