Imagínate que el bullicio de la Ciudad Vieja de Jerusalén se desvanece a tus espaldas. Das un paso, y el aire cambia. Se vuelve más denso, cargado de siglos. Sientes el fresco de las piedras milenarias bajo tus pies, irregulares, pulidas por incontables pasos. Hueles la tierra húmeda, el musgo que se aferra a las ruinas, una fragancia a historia y a quietud. Escuchas el eco de tus propios pasos, y quizás, si te detienes y respiras hondo, el murmullo casi inaudible de las plegarias de antaño. Estás pisando el mismo suelo donde, según la tradición, se obraron milagros, donde la esperanza flotaba en el ambiente como el polvo dorado en un rayo de sol. La luz se filtra entre los arcos antiguos, bañando las profundas depresiones de lo que fueron las Piscinas de Betesda, y te envuelve una sensación de profunda calma, de estar conectado con algo inmensamente antiguo y sagrado.
Ahora, hablemos de lo práctico para que tu visita sea perfecta y sin agobios. Recuerda que no es un lugar enorme, pero su impacto es inmenso.
* Mejor momento del día: Temprano por la mañana (justo al abrir, alrededor de las 8:00 AM) o a última hora de la tarde, una hora antes del cierre. La luz es preciosa para las fotos, la temperatura es más agradable y la atmósfera es mucho más tranquila.
* Para evitar multitudes: Los fines de semana (viernes, sábado y domingo en Israel) suelen ser los más concurridos, así como los días festivos judíos. Si puedes, ve entre semana. La primera hora de la mañana es tu mejor aliada para tener el lugar casi para ti solo.
* Tiempo de visita: Con unos 45-60 minutos tendrás suficiente para explorar las ruinas de las piscinas y la impresionante Iglesia de Santa Ana, que está justo al lado y es parte del mismo complejo. No es un lugar para apresurarse, pero tampoco para perderse.
* ¿Qué puedes "saltarte" si vas con prisa? En realidad, todo el complejo es bastante compacto y vale la pena. No hay mucho que "saltarse" sin perder la esencia. Más bien, no te obsesiones con descifrar cada capa arqueológica si no eres un fanático de la historia; en su lugar, empápate del ambiente y la grandiosidad del lugar. La Iglesia de Santa Ana es un imperdible por su acústica y su belleza.
Un par de consejos más para que tu experiencia sea cómoda y sin sorpresas. Es un sitio que se disfruta con calma, pero sabiendo dónde están las cosas.
* Baños: Hay baños limpios y bien mantenidos disponibles dentro del complejo de la Iglesia de Santa Ana, justo al entrar.
* Cafeterías: No hay cafeterías dentro del sitio. Te recomiendo llevar una botella de agua, especialmente en verano. Una vez fuera, encontrarás opciones en el cercano Barrio Musulmán o Cristiano de la Ciudad Vieja.
* Acceso: El terreno es irregular y hay escaleras para bajar a los niveles más bajos de las piscinas. Si tienes problemas de movilidad, tenlo en cuenta; aunque la parte principal con las vistas generales es accesible, el descenso a las ruinas más profundas puede ser complicado.
* Entrada: La entrada a la Piscina de Betesda es a través del complejo de la Iglesia de Santa Ana, que tiene una pequeña tarifa de entrada (generalmente unos pocos shekels, alrededor de 10 ILS). Es un precio simbólico por el mantenimiento del lugar.
* Vestimenta: Al ser un lugar sagrado y estar junto a una iglesia, se recomienda vestimenta modesta (hombros y rodillas cubiertos) por respeto.
¡Espero que lo disfrutes tanto como yo!
Ana de los caminos