Imagínate esto: estás en Dubái, el sol te quema la piel, el aire es un abrazo cálido y denso... y de repente, entras en un lugar donde el frío te pellizca las mejillas y el aire huele a nieve fresca. Así es Ski Dubai. Lo primero que sientes es esa brusca transición térmica; es como cruzar un umbral invisible hacia otro mundo. En la zona de entrada, antes de pisar la nieve, el suelo es liso, de baldosas pulidas o quizás una superficie antideslizante, fresca bajo tus pies. Aquí te guían los sonidos: el murmullo de la gente emocionada, el tintineo de las cajas registradoras y, un poco más allá, el vago zumbido de los telesillas y el crujido distante de la nieve. Es un espacio amplio, diseñado para mover a mucha gente de forma eficiente, con pasillos claros que te dirigen hacia el alquiler de equipo.

Una vez que te has enfundado el equipo –esas botas pesadas que se sienten rígidas al principio, el tacto frío del guante prestado–, el camino cambia. Sales de la zona de alquiler y te encuentras con rampas suaves, ligeramente inclinadas, con una superficie que se siente gomosa y firme, pensada para que no resbales con las botas de esquí. Estas rampas te llevan directamente a la entrada del "domo" principal. Aquí, el sonido de las conversaciones se amortigua, el aire se vuelve aún más nítido y la temperatura desciende un poco más. Puedes sentir la brisa helada en tu cara. El camino es ahora la nieve misma.

Dentro del domo, las "sendas" no son de adoquín ni de asfalto. ¡Son de nieve! Te mueves sobre una alfombra blanca y esponjosa que cruje bajo tus botas con cada paso. Hay zonas más llanas, ideales para los principiantes, donde la nieve es más blanda y se siente más estable. Luego, las pendientes se elevan, y puedes sentir la inclinación bajo tus pies. Los caminos principales son las pistas de esquí y snowboard, que están meticulosamente preparadas, sintiéndose firmes y ligeramente rugosas por el hielo y la nieve compactada. Los telesillas te guían hacia arriba, su suave balanceo y el ligero zumbido del motor son una constante. Abajo, en la base de la montaña, hay una zona más abierta, donde la gente se reúne, y el suelo nevado es más irregular por las pisadas y las pequeñas montañas de nieve desplazada.

En los bordes de la gran extensión nevada, encontrarás pasillos que te llevan a otras atracciones o servicios. Por ejemplo, para ir al Snow Park, donde te deslizas en trineos, el camino es una mezcla de superficies. Sales de la nieve principal y pisas una superficie antideslizante, a menudo con rampas de acceso suave, algunas con alfombras que te ayudan a subir sin esfuerzo. Estos pasillos son más estrechos, te dan una sensación de encapsulamiento por un momento, y el suelo se siente liso y sólido bajo tus pies, un contraste con la inestabilidad de la nieve. La acústica cambia también, el sonido de los niños riendo y los trineos deslizándose se vuelve más presente. Para llegar a los cafés, te alejas del frío más intenso; el suelo vuelve a ser liso, a veces ligeramente cálido, y el olor a chocolate caliente se vuelve más fuerte, guiándote a un refugio acogedor desde donde puedes oír y casi sentir la energía de las pistas.

Olya from the backstreets

¿Cuándo se siente mejor Ski Dubai? Mira, la verdad es que el mejor momento para vivir Ski Dubai no es solo un mes en el calendario, es más bien una sensación.

Imagina esto: Es pleno verano en Dubái, el sol golpea con una fuerza que te ahoga, el aire es denso y caliente. Entras por esas puertas y, de golpe, el aire cambia. Sientes una ráfaga de frío puro, nítido, que te golpea la cara. No es un frío punzante, sino uno que te revitaliza, que te hace respirar hondo. Escuchas el suave zumbido de los sistemas de refrigeración y, casi de inmediato, el murmullo de voces amortiguadas por la nieve. Es ese contraste brutal, ese salto de 45 grados Celsius a -4 grados en cuestión de segundos, lo que lo hace mágico. Para mí, el mejor momento es una mañana de un día laborable, justo cuando abren. La nieve está fresca, el aire es el más limpio y el espacio se siente vasto antes de que lleguen las multitudes.

El sonido predominante es el de los esquís deslizándose suavemente, el *shhh-shhh* constante de las tablas sobre la nieve recién pisada. A veces, oyes el *thump* suave de alguien cayendo en la nieve blanda, seguido de risas. El olor... es peculiar. No es el olor a pino de un bosque nevado real, sino un aroma limpio y un poco metálico, como el aire antes de una tormenta de nieve, mezclado con un dejo dulce de chocolate caliente que se sirve en el café de la base. Te pones los guantes y sientes la textura granulada de la nieve artificial bajo tus dedos, es fría, pero no tan pegajosa como la natural, más como azúcar helada. Caminas por el sendero y tus botas crujen ligeramente con cada paso, un sonido tan satisfactorio.

Ahora, sobre la gente: si quieres sentir la inmensidad del lugar y tener espacio para moverte, ve temprano en la mañana de un día de semana. Es cuando el ambiente es más tranquilo, más parecido a una experiencia de montaña serena. Los fines de semana y por las tardes, especialmente cuando el calor exterior es insoportable, se llena. Se convierte en un hervidero de energía, con familias, grupos de amigos y muchas risas. No es desagradable, pero la sensación de "pista vacía" se pierde. En cuanto a cómo el clima exterior cambia el ambiente interior: ir en un día abrasador de verano intensifica la maravilla. El contraste te golpea más fuerte, haciendo que la experiencia sea aún más surrealista y refrescante. Ir en un día "fresco" de invierno (si es que existe tal cosa en Dubái) hace que la transición sea menos dramática, pero la novedad sigue ahí. Siempre te dan ropa de abrigo, pero lleva tus propios calcetines de lana gruesa; marcan una gran diferencia.

No hay un mal momento para ir, sinceramente. Pero si buscas esa sensación de escape total, esa burbuja de frío en medio del desierto, elige una mañana tranquila. Te sentirás como si hubieras descubierto un secreto helado, un oasis de frescura en el lugar más inesperado.

Olya from the backstreets

¡Hola, viajeros! Prepárense para una de esas experiencias que te hacen cuestionar la realidad. Imagina esto: estás en Dubai, la ciudad del desierto, y el sol te golpea con toda su fuerza. El aire es denso y cálido. Caminas unos pasos y, de repente, una puerta se abre. Sientes el aire acondicionado golpearte la cara, un frío seco y vivificante que te eriza la piel. Tus pulmones se llenan de aire helado. Caminas unos metros más, y tus pies, calzados con botas gruesas, se hunden ligeramente en algo suave y crujiente: nieve. Sí, nieve real, o al menos, tan real como puede ser en un centro comercial. Escuchas risas, el sonido metálico de los esquís deslizándose y el suave murmullo de la gente asombrada. Si cierras los ojos, podrías estar en cualquier estación de esquí, pero sabes que fuera te espera el desierto.

Mi abuelo, que ha visto crecer Dubai desde un pequeño puerto de pescadores, siempre me decía que Ski Dubai no era solo una atracción. Para él, era la prueba de que aquí, si lo puedes soñar, lo puedes construir. Recordaba cómo de niño solo había arena y calor, y la idea de ver nieve o esquiar en este lugar era tan lejana como la luna. Pero lo hicieron. Y cuando veías a los niños, muchos de ellos nunca antes habían sentido la nieve, tirarse por una cuesta o hacer un muñeco de nieve por primera vez, entendías por qué era importante. No es solo un capricho; es un símbolo de que aquí, lo imposible se hace realidad, y que todos pueden experimentar algo tan mágico como el frío y la nieve, incluso en el corazón del desierto.

Ahora, a lo práctico: no te preocupes por la ropa. La entrada básica te incluye chaquetas, pantalones y botas térmicas. Solo necesitas llevar guantes y un gorro si eres muy friolero o si te gusta tu estilo personal. Te recomiendo ir a primera hora de la mañana o al final de la tarde para evitar las aglomeraciones y disfrutar de las pistas con más espacio. Puedes reservar tus entradas online, te ahorrará tiempo y te asegurarás tu plaza. Hay un montón de actividades: esquí, snowboard, trineos, zorbing... ¡incluso puedes ver pingüinos en su propio hábitat!

La entrada básica te da acceso a las pistas o al Snow Park, dependiendo de lo que busques. Si eres principiante, las pistas son suaves y seguras, perfectas para aprender. Si ya sabes esquiar, hay una pista negra y un parque de freestyle para los más atrevidos. Dentro hay varias cafeterías donde puedes tomar un chocolate caliente para calentarte después de unas bajadas; sí, los precios son un poco altos, pero el ambiente lo vale. Llegar es súper fácil: está dentro del Mall of the Emirates, con acceso directo desde la estación de metro. Es una parada obligatoria para sentir algo totalmente inesperado en Dubai.

¡Hasta la próxima aventura!

Ana de la Ruta

Imagina un lugar donde el calor del desierto da paso a un abrazo helado. Eso es Ski Dubai. El momento en que entras, no solo ves la nieve, la *sientes*. Un escalofrío instantáneo te envuelve, un contraste asombroso con el mundo exterior. Escuchas el suave crujido bajo tus pies, el zumbido distante de las máquinas de nieve y un murmullo tranquilo de voces emocionadas. Es una burbuja surrealista de invierno. Tu aliento se empaña frente a ti, una pequeña nube que desaparece en el vasto y frío aire. Tocas la barandilla fría y húmeda mientras caminas hacia las pistas, sintiendo cómo aumenta la anticipación.

Si buscas ese lugar para capturar la esencia, sube al telesilla. No importa si eres un esquiador experimentado o solo quieres la vista. Cuando el telesilla te eleva, la vista se abre. Debajo de ti, ves un lienzo blanco inmaculado, salpicado de colores brillantes de los trajes de esquí. Escuchas el deslizamiento suave de los esquís sobre la nieve compacta, el eco de risas y el clic metálico del telesilla moviéndose. A tu alrededor, las "montañas" artificiales se alzan, blancas y majestuosas, y sientes el aire fresco que te golpea la cara mientras asciendes, una caricia helada pero refrescante. Desde arriba, antes de bajar, es ese instante de quietud donde todo se siente vasto y blanco, perfecto para una foto que capture la inmensidad del lugar.

Otro rincón mágico, especialmente si viajas con curiosidad, es el área del Snow Park y el encuentro con los pingüinos. Aquí, el ambiente es diferente. El sonido del telesilla se reemplaza por el chapoteo juguetón del agua y los chillidos únicos de los pingüinos. Sientes la nieve más suave y mullida bajo tus botas, ideal para construir un muñeco o simplemente dejarte caer. A tu alrededor, ves cuevas de hielo iluminadas con luces de colores que cambian, esculturas de nieve que parecen cobrar vida y gente deslizándose por toboganes o rodando en bolas de zorbing, sus carcajadas resonando en el aire frío. Acércate a la zona de los pingüinos: la luz tenue y azulada, el sonido de sus llamadas y la visión de estas criaturas tan inesperadas en el desierto, es un momento que querrás recordar. La iluminación aquí es más ambiental, creando una atmósfera íntima y casi mágica.

En cuanto al mejor momento para las fotos, considera las horas menos concurridas para una mayor tranquilidad, generalmente a primera hora de la mañana (cuando abren) o justo antes de cerrar. La iluminación en Ski Dubai es artificial y constante, diseñada para simular la luz natural, por lo que no hay "puesta de sol" o "amanecer" como tal. Sin embargo, por la mañana temprano, el lugar está más prístino, con la nieve recién preparada, lo que da una sensación de pureza en tus fotos. Más tarde, con la afluencia de gente, las luces y las sombras de los esquiadores en movimiento pueden añadir dinamismo.

Unos tips rápidos:

* No te preocupes por la ropa: te dan chaquetas y pantalones de esquí, y botas. Solo lleva tus propios calcetines gruesos y unos guantes si eres friolero.

* La temperatura es de -4°C, así que prepárate para el frío, incluso si solo vas a mirar.

* Si vas a esquiar/snowboard, reserva tus clases o equipo con antelación, sobre todo en temporada alta.

* Hay taquillas para tus cosas, súper útil.

* Y no te olvides de llevar tu móvil bien cargado, el frío puede agotar la batería más rápido.

Max en movimiento

Acabo de volver de Dubái y tengo que contarte algo que todavía me parece irreal: ¡esquiar en el desierto! Imagina esto: afuera, el sol te golpea con un calor denso, el aire es casi visible por el vapor. Entras por una puerta y, de repente, un escalofrío te recorre. No es solo el aire acondicionado, es *frío de verdad*. El olor es... ¿aire fresco? ¿Nieve? Es un contraste tan brutal que tu cuerpo no sabe qué hacer. Escuchas el chirrido de los esquís sobre la nieve artificial, el eco de risas y alguna que otra exclamación cuando alguien se cae. Tus ojos, aunque no puedan ver, sentirían la bajada de la temperatura en tus párpados. La sorpresa es esa: la audacia de tener una montaña de nieve en medio de la nada.

Una vez que te pones las botas y sientes el peso de los esquís, la magia empieza. La nieve, aunque no es polvo fresco de montaña, tiene una textura sorprendentemente buena bajo tus pies. Puedes sentirla compacta, pero con suficiente agarre para deslizarte. Imagina el viento frío en tu cara mientras bajas una de las pistas. No es una pendiente enorme, pero la sensación de velocidad es real. Escuchas tu propia respiración, el 'swoosh' de la tabla o los esquís, y la adrenalina te inunda. Es liberador. Lo que más me gustó fue esa sensación de absurda alegría, de estar haciendo algo completamente fuera de lugar, pero totalmente divertido. Te dan todo el equipo, desde el mono hasta los guantes, así que no necesitas llevar nada.

Ahora, no todo es perfecto. Prepárate para las colas. Especialmente en las horas punta, la espera para los remontes puede ser un poco pesada. Tus pies pueden empezar a doler del frío si no te mueves mucho, incluso con las botas adecuadas. El espacio es limitado, claro, y a veces se siente un poco abarrotado. La calidad de la comida dentro es... bueno, es comida de parque temático, no esperes una experiencia gourmet. Y sí, es Dubái, así que el precio de la entrada es considerable. Considera si el valor de esa experiencia única justifica el desembolso para ti.

Un consejo: ve a primera hora de la mañana si puedes. La nieve está en su mejor estado y hay menos gente. Si eres muy sensible al frío, lleva tus propios calcetines térmicos extra, aunque te den unos. También hay otras actividades, como el encuentro con pingüinos, que pueden ser un extra divertido si viajas con niños o simplemente quieres algo diferente. La sensación general es que es una experiencia única, un verdadero escape del calor exterior, un lugar donde el cuerpo se relaja de la humedad y se activa con el frío. No es como esquiar en los Alpes, por supuesto, pero es una aventura en sí misma, una prueba de la ingeniería y la imaginación humana. Tu cuerpo lo sentirá como una anomalía refrescante.

Olya de las callejuelas.

Cuando entras a Ski Dubai, es como si una nevera gigante se abriera de golpe después de estar bajo el sol del desierto. El aire te golpea, frío, seco. Un alivio instantáneo que te eriza la piel. Puedes oler un aire limpio, casi metálico, muy distinto al perfume de especias o el calor de la calle. Escuchas el zumbido constante de la maquinaria, un eco suave que te envuelve, recordándote que estás en un lugar completamente antinatural, pero fascinante.

Luego, te dirigen a un mostrador donde te dan todo lo necesario. Sientes la tela gruesa y un poco rígida de los pantalones de nieve y la chaqueta. Las botas son pesadas, pero te dan una sensación de seguridad al calzártelas. Al ponerte los guantes, tus manos, que antes sudaban, agradecen el abrigo. Es un ritual que te prepara para lo que viene, cada capa es una promesa de frío controlado, de una aventura blanca en el desierto.

Una vez vestido, cruzas una puerta giratoria y el sonido cambia por completo. El eco se amplifica, y empiezas a escuchar el *rasguido* de los esquís sobre la nieve, risas amortiguadas de otros, y el siseo suave de un telesilla que sube lentamente. El aire es más denso, más helado, pero ya te has acostumbrado. Imagina una cueva gigante, pero en lugar de roca, hay una blancura inmensa a tu alrededor. Puedes estirar la mano y tocar la nieve, que es suave y se desmorona entre tus dedos, no como el hielo duro que a veces encuentras.

Si decides deslizarte, sientes el peso de los esquís o la tabla bajo tus pies. Al subir en el telesilla, notas el leve balanceo y el aire gélido que te golpea la cara mientras asciendes, viendo las siluetas de otros deslizándose por debajo. Desde arriba, la pendiente se extiende, una alfombra blanca invitándote. Al lanzarte, sientes el viento en tu cara, el ligero temblor de las piernas mientras te deslizas, el *shhh* constante de la nieve bajo ti. Si te caes, la nieve amortigua el golpe, es blanda y te envuelve en un frío momentáneo, casi como un abrazo helado.

Y no todo es deslizarse. Puedes simplemente caminar por el parque, sentir la nieve crujir bajo tus botas a cada paso. Hay un área donde puedes ver pingüinos; escuchas sus graznidos distintivos, un sonido totalmente inesperado en medio del desierto. Después de un rato, el frío empieza a calar, y no hay nada como el olor a chocolate caliente y el calor de una taza entre tus manos en la pequeña cafetería de la base. Te aconsejo ir a primera hora de la mañana; hay menos gente y la nieve está más fresca. No te preocupes por el equipo, te lo dan todo allí, pero lleva tus propios calcetines abrigados y largos, ¡marcan la diferencia!

¡Hasta la próxima aventura!

Olya from the backstreets

Imagina esto: estás en Dubái, el sol te quema la piel, sientes el asfalto hirviendo bajo tus pies. El aire es denso, casi masticable, cargado con el aroma especiado del desierto y el lejano olor a sal del Golfo. Y de repente, entras. Es como cruzar un umbral invisible. El primer golpe es el aire: no es solo frío, es *helado*, te roza la piel expuesta y te arranca un escalofrío que te sube desde los dedos de los pies hasta la nuca. Escuchas un zumbido bajo, constante, como el aliento de un gigante dormido. Y el silencio... un silencio amortiguado por la nieve que ya empiezas a intuir.

Das unos pasos y el sonido cambia. Tus botas, que hace un momento resonaban en el mármol, ahora se hunden con un crujido satisfactorio. Es el sonido de la nieve compacta, no suave y esponjosa, sino densa, casi granulada. Si estiras la mano, sientes el frío metálico de la barandilla cubierta de escarcha. El aire que respiras es tan puro y gélido que te pica la garganta, y la punta de tu nariz se enfría. Puedes sentir el vaho de tu propio aliento en el aire, una pequeña nube efímera que te acompaña. Es un contraste tan radical que tu cuerpo tarda un momento en asimilarlo, como si estuvieras en otro planeta.

Ahora, hablemos de lo práctico para que disfrutes sin congelarte. No te preocupes por el equipo: te proporcionan chaquetas de invierno y pantalones térmicos, además de calcetines desechables y botas. Pero aquí va el consejo de amiga: trae tus propios guantes. Los que alquilan suelen ser finos y no muy abrigados. Si quieres tocar la nieve, construir algo o simplemente sentir tus manos cómodas, unos guantes impermeables y cálidos son esenciales. También te recomiendo llevar tu propio gorro. El calor se escapa por la cabeza y uno personal siempre es más agradable que los que te dan.

Mientras te deslizas por la suave pendiente o simplemente te dejas caer en la nieve, te das cuenta de algo. Más allá de la música que a veces suena o las voces de la gente, hay un sonido que es el verdadero latido de Ski Dubai. Es un zumbido constante, muy bajo, casi imperceptible, que viene de las máquinas que fabrican la nieve. No es el ruido de un motor ruidoso, sino un murmullo rítmico, como una canción de cuna mecánica que asegura que la nieve nunca se derrita. Si te quedas en silencio un momento, lo sientes vibrar en el suelo, una promesa constante de frío en el desierto. Es el alma de este lugar, el secreto que lo mantiene vivo.

Para aprovechar al máximo tu visita, considera el tipo de entrada. Hay paquetes que incluyen solo el acceso al parque de nieve (para jugar, hacer muñecos, etc.) y otros que te dan acceso a las pistas de esquí o snowboard, incluyendo el equipo. Si solo vas a curiosear y experimentar el frío, el pase básico es suficiente. Pero si quieres probar a esquiar, asegúrate de que tu entrada lo cubra y de que incluya el alquiler de esquís o tabla. Los horarios varían, pero ir a primera hora de la mañana o a última de la tarde suele significar menos gente y una experiencia más tranquila. La duración típica de una visita es de 2-3 horas, suficiente para disfrutar sin agotarse.

Léa, siempre en ruta.

¡Imagina esto! Acabas de entrar a Ski Dubai. Lo primero que te envuelve es el frío seco, ese que te pellizca la nariz y te llena los pulmones de aire fresco y limpio. Puedes sentir cómo el sonido del bullicio del centro comercial se apaga de golpe, reemplazado por un eco suave y constante, como si el espacio mismo absorbiera el ruido. Tus pies se hunden un poco en la nieve recién pisada, un crujido satisfactorio bajo tus botas. La luz es de un blanco brillante, casi cegador al principio, pero luego tus ojos se acostumbran y empiezas a distinguir las sombras suaves de las montañas artificiales y las figuras que se deslizan. Es como si hubieras cruzado un portal y aterrizado en un invierno inesperado en medio del desierto.

Ahora, al prepararte, te darán todo el equipo: el abrigo grueso, los pantalones de nieve, las botas. Ponte todo, incluso si te sientes un poco torpe al principio. Aquí va el primer consejo de amiga: ten muchísimo cuidado con el suelo. Especialmente en las zonas de transición, donde la nieve se encuentra con el hormigón o el suelo mojado. Es increíblemente resbaladizo. La gente sale de la nieve con las botas mojadas y crea charcos invisibles. No corras, no te distraigas mirando hacia arriba. Concéntrate en cada paso, siente el agarre de tus botas y si no estás seguro, arrastra un poco los pies. Una caída tonta en un charco de agua fría te puede arruinar el día.

Una vez que estás en las pistas, ya sea caminando o deslizándote, hay otra cosa a tener en cuenta. Aunque es una instalación artificial y muy bien cuidada, bajo la nieve a veces hay irregularidades inesperadas o parches de hielo que no ves. No son "piedras" como tal, pero sí pueden ser desniveles o acumulaciones de hielo duro. Siente el terreno bajo tus pies. Si vas en esquís o snowboard, mantente atento a los cambios en la textura de la nieve; un sonido más crujiente o un arrastre diferente podría indicar algo duro debajo. Si estás caminando, levanta bien los pies y siente el apoyo de cada paso. No asumas que todo es una alfombra de nieve perfecta y suave.

Y cuando termines tu aventura en la nieve y salgas de nuevo al bullicio del Mall of the Emirates, tu mente estará llena de las sensaciones del frío y la diversión. Es justo en esos momentos de distracción o euforia que debes estar más alerta. Aunque Dubai es muy seguro, en las zonas concurridas de los centros comerciales, como las entradas o las zonas de comida, a veces hay personas que intentan "engañar" a los turistas. No son robos violentos, sino más bien intentos de estafa o de distraerte para que no prestes atención a tus pertenencias. Si alguien se te acerca de forma extraña, te ofrece algo "gratis" o te pide firmar algo, simplemente sigue tu camino. Mantén tus bolsos cerrados y cerca de ti. Tu teléfono, siempre en un bolsillo seguro. Disfruta de la salida, pero sin bajar la guardia.

Lo más importante es que te lo pases genial. Es una experiencia única. Solo tienes que ser consciente de tu entorno, confiar en tus sentidos y tomarte tu tiempo. No hay prisa para sentirlo todo.

¡Que disfrutes cada copo!

Leo de Viaje

¡Claro que sí! Para un amante de las aves, Ski Dubai ofrece una experiencia... peculiar. No es un santuario de aves silvestres, ni mucho menos, pero te aseguro que tiene su encanto y sus momentos únicos.

Imagina esto: acabas de salir del calor abrasador de Dubái, donde el sol te acaricia la piel con una fuerza que te hace sudar, y de repente, cruzas una puerta. El aire cambia. De golpe, un frío que te envuelve, que te muerde las mejillas, te da la bienvenida. Es un frío seco, limpio, que huele a nieve artificial y a aire acondicionado. Escuchas el crujido suave bajo tus pies mientras pisas la nieve falsa, un sonido amortiguado por las paredes gruesas. Sientes cómo el vello de tus brazos se eriza, y una capa de escarcha casi se forma en tus pestañas. Es una sensación extraña, casi irreal, estar en el desierto y sentir esto.

Y entonces, los escuchas. No son los trinos de un ave del paraíso, ni el canto de un pájaro cantor en un bosque. Son los pingüinos. Sí, pingüinos. Escuchas sus graznidos, a veces agudos y juguetones, otras veces más profundos, casi como un gruñido. Puedes percibir el sonido del agua salpicando cuando se zambullen en su piscina helada, y el chapoteo de sus patitas al caminar sobre el hielo. Si te acercas lo suficiente (en las zonas designadas, claro), casi puedes sentir la vibración de sus aleteos en el aire, o el suave roce del aire frío que mueven al moverse. Es una conexión táctil y auditiva que te permite "sentir" su presencia, incluso si no puedes verlos con detalle. Es una experiencia controlada, sí, pero es una oportunidad de interactuar con estas criaturas de forma muy cercana.

Para los amantes de las aves que buscan un momento de conexión tranquilo, el mejor lugar es la zona de observación del "Penguin Encounter". Intenta ir a primera hora de la mañana, justo cuando abren, o a última hora de la tarde, antes de cerrar. En esos momentos, la afluencia de público es menor, y el ruido de la gente es mínimo, lo que te permite concentrarte en los sonidos de los pingüinos y la atmósfera fría. Puedes quedarte de pie en silencio cerca del cristal, dejando que tus oídos capturen cada graznido y cada chapoteo. No esperes ver otras aves; aquí, los pingüinos son los protagonistas. La ropa de abrigo la proporcionan ellos, pero si tienes unos prismáticos pequeños, te podrían ser útiles para observar sus plumajes y comportamientos más de cerca, aunque suelen estar bastante cerca de la zona de observación. Es una experiencia única, más por el contraste y la cercanía, que por la observación de aves en su hábitat natural.

Olya from the backstreets