Me preguntaste qué se hace en el Dubai Mall y, créeme, la pregunta no es qué hacer, sino cómo abarcarlo todo.
Imagina esto: entras y, de repente, una ola de aire frío te envuelve, un alivio instantáneo del calor de fuera. El sonido del bullicio se amplifica y se pierde en la distancia, un eco constante que te recuerda la inmensidad del lugar. A veces, te llega un sutil aroma a jazmín de alguna perfumería cercana, o el dulce olor de un café recién hecho. No hay ventanas, así que el tiempo parece detenerse. Tu cuerpo se adapta a la luz suave y constante, y tus pies ya empiezan a sentir la necesidad de unos buenos kilómetros de caminata.
Después de esa primera impresión, te sumerges en el laberinto de tiendas. No solo son "tiendas"; son experiencias. Puedes pasar la mano por la seda más suave en una boutique de lujo, o sentir la rugosidad de una mochila de aventura. El murmullo de las conversaciones se mezcla con la música ambiental de cada establecimiento, creando una sinfonía de consumo. Hay miles, así que ni lo intentes: no vas a verlas todas. Lo más práctico es llevar zapatos súper cómodos y tener claro qué tipo de tiendas te interesan para no perderte.
Y claro, con tanta caminata, el cuerpo pide una pausa. El aroma a especias de un restaurante indio se mezcla con el dulzor de una pastelería francesa y el familiar olor a patatas fritas de una cadena americana. Escuchas el tintineo de los cubiertos, el suave murmullo de las conversaciones en decenas de idiomas. Aquí, no te preocupes por el presupuesto: hay desde sitios de comida rápida donde puedes coger algo rápido con las manos, hasta restaurantes de alta cocina donde te sientas y te atienden con guante blanco. Busca lo que te apetezca en ese momento, hay opciones para todos los gustos y bolsillos.
Cuando ya has comido, el ambiente cambia. De repente, el aire se vuelve un poco más fresco y una luz azulada inunda el espacio. Es el acuario. Aunque no puedas ver los peces nadar, puedes sentir la inmensidad de la pared de agua. El sonido del gentío se amortigua, como si estuvieras bajo el mar. Sientes una especie de calma que te envuelve. Lo más alucinante es que puedes ver el acuario principal gratis desde fuera, es una pared enorme que ocupa varios pisos. Si quieres una experiencia más inmersiva, puedes pagar para entrar y caminar por el túnel que lo atraviesa.
Caminando un poco más, el sonido del agua te guía. Llegas a la cascada de los buceadores, una obra de arte cinética. Escuchas el constante y relajante sonido del agua cayendo desde varios pisos de altura, una especie de lluvia controlada. Puedes sentir una ligera brisa fresca que viene de las caídas. Es un lugar perfecto para hacer una pausa, un punto de encuentro si vas con gente, o simplemente para sentarte un momento y sentir la energía del agua en movimiento.
Si quieres cambiar de aires, el ambiente vuelve a enfriarse, esta vez de forma más pronunciada. De repente, el sonido de cuchillas raspando el hielo y risas infantiles te indica que estás cerca de la pista de patinaje sobre hielo olímpica. Sientes el frío en el aire, incluso si solo estás mirando. Es surrealista, estar en medio del desierto y poder ponerte unos patines. Puedes alquilar el equipo allí mismo y dar unas vueltas, es una actividad inesperada que rompe la monotonía de las compras.
Y si vas con niños, o si eres un niño grande, hay zonas de pura diversión. Escuchas el jaleo, los gritos de alegría, los efectos de sonido de los videojuegos. KidZania, por ejemplo, es una ciudad en miniatura donde los niños "trabajan" y "ganan dinero". Si te gustan las emociones fuertes, el VR Park te sumerge en mundos virtuales. Sientes el movimiento de las sillas, los golpes de aire, las vibraciones. Son experiencias de inmersión total que te sacan por completo del entorno del centro comercial.
Finalmente, cuando el día empieza a caer, la energía te empuja hacia fuera. Sigues los pasillos hasta que el aire acondicionado da paso a la brisa cálida de la noche. La atmósfera se abre, y de repente, sientes la inmensidad del lago artificial y la silueta imponente del Burj Khalifa sobre ti. El murmullo de la multitud aumenta. Y entonces, de la nada, empieza. Sientes las vibraciones de la música en el suelo, el chorro de agua que se eleva con una fuerza increíble, el rocío que te llega a la cara si estás cerca. Es el espectáculo de la Fuente de Dubái. Lo mejor es ir al atardecer, cuando empieza el show de luces y música. Intenta llegar con tiempo para coger un buen sitio, porque se llena de gente.
Olya from the backstreets