¿Qué se *hace* en el Templo de Luxor? Bueno, no es solo "ver" algo. Es *sentirlo*.
Imagina que el sol ya está alto, pero no pica todavía con toda su fuerza. El aire es cálido y seco, lleva un leve olor a polvo y a algo ancestral, algo que solo se respira en Egipto. Caminas por una avenida, y a lo lejos, empiezas a sentir la presencia de algo gigantesco. No lo ves del todo, pero lo *sientes*, como una mole que respira historia. Poco a poco, la silueta se define. Y de repente, estás ahí, de pie, ante una pared de piedra tan inmensa que te obliga a echar la cabeza hacia atrás, tanto que casi te caes. Es el primer pilono del Templo de Luxor. La piedra es áspera y cálida bajo tus dedos si la tocas, y el silencio que de repente te envuelve, roto solo por el murmullo de otros visitantes, te hace sentir increíblemente pequeño.
Al cruzar esa entrada monumental, pasas junto al obelisco solitario que se alza como un faro de piedra. La sombra que proyecta, aunque pequeña comparada con su tamaño, es un alivio momentáneo contra el sol. Entras al gran patio de Ramsés II. Aquí, el espacio se abre de repente. Sientes la inmensidad del cielo sobre ti y la solidez del suelo bajo tus pies. A tu alrededor, columnas colosales se elevan hacia el azul, tan gruesas que necesitarías a varias personas para rodear una sola. Si te acercas y pasas la mano por la base, notarás la frialdad de la piedra pulida por milenios, y si escuchas con atención, casi puedes oír el eco de pasos antiguos, el murmullo de sacerdotes y faraones.
Después de este patio abierto, te adentras en el patio de Amenhotep III. Aquí, las columnas son más esbeltas, como un bosque de piedra que se alza hacia el cielo. El aire se siente ligeramente más fresco, más contenido, y la luz del sol se filtra entre las columnas, creando un juego de sombras largas y cambiantes que danzan sobre el suelo. Te mueves por pasillos donde las paredes están cubiertas de jeroglíficos y relieves. Si cierras los ojos y pasas los dedos por ellos, puedes sentir las formas de los dioses y los faraones, su historia tallada en la piedra, como si quisieran contarte sus secretos a través del tacto. El sonido de tus propios pasos resuena un poco más, y el murmullo de la gente se convierte en un eco suave.
Más allá, el templo se vuelve más íntimo, más oscuro. Entras en las cámaras interiores y santuarios. El ambiente cambia; el aire es más denso, y un ligero olor a polvo y a humedad antigua flota en el ambiente. La luz natural apenas llega, y las linternas modernas proyectan sombras largas y misteriosas. Aquí, las paredes están cubiertas de inscripciones más finas, más detalladas. Si te detienes y respiras hondo, puedes casi sentir el peso de miles de años de devoción y rituales. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, y la historia se siente tangible.
Para disfrutarlo al máximo, te recomiendo ir a primera hora de la mañana, justo cuando abren, o al final de la tarde. El calor es más soportable y la luz es mágica. Por la mañana, el sol naciente ilumina el templo de un naranja dorado espectacular. Por la tarde, la luz se vuelve suave y los atardeceres son increíbles. Lleva calzado cómodo, vas a caminar mucho sobre superficies irregulares, y algo para cubrirte la cabeza y protegerte del sol. Y, por favor, mucha agua. Es un lugar grande y querrás explorarlo sin deshidratarte. Las entradas las compras en la puerta sin problema, y hay baños cerca de la entrada principal.
Visitar el Templo de Luxor por la noche es una experiencia completamente diferente. Las luces artificiales iluminan el templo de una manera dramática, resaltando las columnas y los relieves de una forma que el sol no puede. La atmósfera es más tranquila, más mística. El silencio se vuelve más profundo, y las sombras danzan de forma diferente. Es como si el templo cobrara vida de otra manera, sus secretos revelados bajo una luz diferente. Te recomiendo encarecidamente quedarte hasta el anochecer si puedes, o incluso hacer una visita nocturna específica. El aire es más fresco, y la sensación de estar allí es casi irreal.
Llegar al templo es fácil. Si estás en la Corniche, puedes ir caminando, es un paseo agradable a lo largo del Nilo. Si vienes de más lejos, un taxi es la mejor opción. Siempre negocia el precio antes de subirte. Los taxis suelen ser bastante baratos, pero es bueno tener una idea del costo. No te preocupes por la seguridad, la zona del templo es muy segura y bien vigilada. Simplemente, disfruta del viaje y de la experiencia.
Olya from the backstreets.