¡Hola, aventurero! Si te estás planteando subir al Skydeck Chicago en la Willis Tower (sí, la icónica Sears Tower de siempre), déjame guiarte como si estuviéramos allí juntos. No es solo una vista, es una experiencia que te envuelve.
Imagínate que estás en el Loop de Chicago, levantando la vista. Sientes el aire fresco de la ciudad, el murmullo de los taxis y el eco de los pasos de la gente. Pero, de repente, todo eso se disipa un poco mientras tu mirada sube, y sube, y sube. La Willis Tower se alza imponente, una mole de acero y cristal que parece perforar el cielo. Te sientes diminuto, pero a la vez, una emoción te invade. Sabes que vas a estar ahí arriba, en lo más alto de todo.
Una vez que cruzas sus puertas, el bullicio exterior se transforma en una mezcla de expectación y organización. No te preocupes por las colas, suelen ser largas pero se mueven con una eficiencia sorprendente, como si la torre misma te estuviera succionando hacia arriba. Pasarás por algunas exposiciones interactivas que cuentan la historia del edificio, y aunque son interesantes, no te detengas demasiado si tu prioridad es la vista. Lo que te espera es el ascensor. Escuchas el "ding" y entras, rodeado de gente que comparte tu misma anticipación. Las puertas se cierran y sientes un suave empujón. Es un ascenso vertiginoso, el más rápido que has experimentado, casi imperceptible al principio, pero luego sientes una ligera presión en los oídos a medida que ganas altura a una velocidad asombrosa. En apenas 60 segundos, habrás subido 103 pisos.
Al salir del ascensor, la sensación es indescriptible. Es como si el mundo entero se abriera ante ti. El sonido ambiente es un murmullo de asombro y el leve zumbido de los sistemas del edificio. Puedes sentir la inmensidad del espacio a tu alrededor. Tus ojos intentan abarcarlo todo: el lago Michigan, tan vasto que parece un océano, los rascacielos de la ciudad que ahora parecen maquetas, y en un día claro, incluso partes de Indiana, Michigan y Wisconsin. Tómate un momento para respirar y simplemente *sentir* la altura. No te lances directo a The Ledge; primero, camina por la plataforma principal, toca el cristal de las ventanas y siente la robustez de la estructura. Identifica los puntos clave de la ciudad desde arriba, como el Millennium Park o el Navy Pier.
Y ahora sí, lo que todos quieren experimentar: The Ledge. Son esas cajas de cristal que sobresalen del edificio, suspendidas a más de 400 metros de altura. La fila puede parecer intimidante, pero te aseguro que cada minuto de espera vale la pena. Cuando llegue tu turno y des el primer paso hacia el cristal, sentirás una mezcla de vértigo y euforia. Es una sensación única: el suelo desaparece bajo tus pies y estás flotando en el aire, con la ciudad extendiéndose directamente debajo de ti. Siente la frialdad del cristal bajo tus manos si lo tocas, y la ligereza de estar suspendido. Aquí es donde querrás tus fotos más impactantes, así que prepárate. Hay varias cajas, así que no te preocupes si una está ocupada; siempre hay otra oportunidad para sentir esa descarga de adrenalina. Te darán un tiempo prudencial para disfrutarlo y tomar tus fotos.
Si el tiempo es limitado, como te decía, no te detengas demasiado en las exposiciones interactivas que hay antes de subir. Son interesantes, pero lo principal es la vista. Tampoco te preocupes por la tienda de recuerdos en la cima; hay otra más grande y con más opciones al bajar, así que puedes dejar las compras para el final y concentrarte en la experiencia de la altura.
Antes de emprender el descenso, date una última vuelta por la plataforma. Si puedes, intenta ir al atardecer; ver cómo las luces de la ciudad se encienden una a una mientras el sol se oculta sobre el horizonte es una de las vistas más mágicas que jamás presenciarás. Sentirás cómo la atmósfera cambia de un azul vibrante a tonos dorados y luego a un manto de estrellas urbanas. El descenso en el ascensor es igual de rápido y un poco más relajante, sabiendo que ya has vivido la experiencia. Al salir, la ciudad te abraza de nuevo, pero ahora la ves con otros ojos, desde una perspectiva que pocos alcanzan.
¡Disfruta de las alturas!
Sofía en Movimiento