¡Hola, trotamundos! Si me preguntas cómo guiaría a un amigo por Grant Park en Chicago, no lo pienses como un mapa, sino como un viaje para sentir. ¿Listos para sumergirnos?
Imagina que llegamos juntos a Millennium Park, justo donde está "The Bean", la Cloud Gate. Siente el aire fresco de la ciudad en tu cara, mezclado con ese olor a asfalto caliente y la promesa de algo grande. Da unos pasos y coloca tu mano sobre el metal pulido de la escultura; notarás una superficie fresca, increíblemente lisa, que refleja el cielo, los edificios, y a ti mismo, distorsionado, como en un sueño. Escucha el murmullo de la gente a tu alrededor, las risas, el eco de sus voces rebotando en la superficie curva. Es un lugar donde el sonido se comporta de forma curiosa, y la energía de la ciudad te envuelve. No te preocupes por la multitud, simplemente déjate llevar por la sensación de estar en el centro de algo vibrante.
Desde aquí, camina conmigo unos pocos pasos hacia el sur, y de repente, el sonido cambia. Escucharás un chapoteo, risas de niños, y un murmullo constante de agua. Has llegado a la Crown Fountain. Siente las pequeñas gotas de agua que el viento trae hacia ti; son refrescantes, casi juguetonas. Si te acercas lo suficiente, el sonido del agua cayendo es como una cortina líquida. Mira hacia las torres de cristal; aunque no puedas ver las caras gigantes que proyectan el agua, siente la escala de la fuente, la inmensidad del espacio abierto a su alrededor. Luego, date la vuelta y camina hacia el Pritzker Pavilion. Aquí, el espacio se abre aún más. El suelo bajo tus pies cambia, de pavimento a una suave pendiente de césped. Respira hondo: huele a hierba recién cortada, a tierra húmeda si ha llovido, a la libertad de un espacio abierto en medio de una ciudad ruidosa. Si hay un concierto, sentirás la vibración de la música en el aire, en el suelo, en tu propio cuerpo.
Cruzaremos Columbus Drive, una avenida con mucho tráfico, así que escucha bien los coches y siente el hormigón bajo tus pies. Respira hondo y, al otro lado, la atmósfera cambia. El aire es más puro, con un toque de humedad que viene del lago. Estás en el corazón de Grant Park, y el sonido del agua se hace más fuerte, más constante. Estás cerca de la Buckingham Fountain. Siente cómo la brisa te trae una fina neblina de agua, especialmente en un día ventoso. El sonido de los chorros es majestuoso, un rugido suave que se eleva y cae, un constante recordatorio de la fuerza y la gracia del agua. Es un lugar para sentarse en un banco, sentir el sol en la cara y simplemente escuchar, dejando que el sonido del agua te calme. Si vas por la tarde, a partir de las 9 de la noche, la fuente se ilumina y, aunque no veas los colores, la atmósfera cambia, se vuelve más íntima, más mágica.
Para esta caminata, te diría que dejes el Museum Campus (el Field Museum, Shedd Aquarium, Adler Planetarium) para otro día completo. Aunque están cerca, la caminata hasta allí es larga y cada museo merece su propio tiempo y energía. Si tu tiempo es limitado, concéntrate en la experiencia sensorial del parque. Para terminar, mi consejo es que busques un banco tranquilo cerca de la fuente o camines un poco más hacia el este, hacia el lago. Siente la inmensidad del lago Michigan, el aire más fresco y húmedo que viene de él. Es el lugar perfecto para sentarse, escuchar las olas suaves si el día lo permite, y simplemente procesar todo lo que has sentido. Lleva siempre contigo una botella de agua y un buen calzado, de esos que te permiten andar sin sentir que tus pies te odian al final del día. Y si necesitas un baño, busca los edificios pequeños de ladrillo que hay por el parque, suelen tener baños públicos.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya from the backstreets