¡Hola, hola, gente! Acabo de volver de Georgetown, en Washington D.C., y tengo que contártelo todo, así como si estuviéramos tomando un café. De verdad, es un lugar que te envuelve. Desde el momento en que pones un pie fuera del autobús, sientes que te transportas. Imagina el aire, un poco más fresco, como si los árboles centenarios que bordean las calles estuvieran respirando contigo. Escuchas un murmullo lejano de la ciudad, pero aquí, en Georgetown, es diferente; es más un eco de historias, el suave crujido de las hojas secas bajo tus zapatos y un aroma a ladrillo antiguo mezclado con el dulzor de alguna panadería cercana. Caminas y sientes la irregularidad de las aceras de adoquines, cada paso una pequeña danza con el pasado.
Y la sensación de los edificios... son imponentes, sí, pero no fríos. Sientes la solidez de la piedra, la calidez del ladrillo rojizo bajo el sol. Imagina deslizar la mano por una de esas fachadas viejas, percibiendo las texturas gastadas por el tiempo. Luego, de repente, se abre un espacio y el río Potomac se revela, inmenso y tranquilo. Puedes casi sentir la brisa que sube del agua, fresca y con un ligero toque salino, mientras escuchas el lejano silbido de un barco o el chapoteo de patos. Es una mezcla fascinante de lo grandioso y lo íntimo.
Ahora, pasemos a lo práctico, porque esto es importante: llegar a Georgetown puede ser un poco complicado si dependes del metro. ¡Ojo! No tiene una parada directa. Lo más fácil es bajarte en Foggy Bottom (líneas azul, naranja o plata) y desde ahí caminar unos 15-20 minutos, que es un paseo bonito y te da una buena perspectiva, o tomar un autobús. Si vas en coche, prepárate para la guerra del aparcamiento; es escaso y carísimo. Te juro que es mejor optar por Uber o Lyft si no quieres estresarte. Moverte una vez allí es sencillo, todo se hace caminando, así que lleva calzado cómodo.
En cuanto a la comida y las compras, ¡prepárate! M Street es el epicentro de las tiendas de lujo y los restaurantes más chic, con un ambiente muy vibrante. Si buscas algo más auténtico o con un toque diferente, explora Wisconsin Avenue. Aquí encontrarás tiendas más pequeñas, galerías de arte y cafeterías con encanto. Y, por favor, no te vayas sin probar un cupcake; hay una competencia sana entre Georgetown Cupcake y Baked & Wired, así que mi consejo es que pruebes uno de cada uno y decidas tú mismo. Mi favorito es el de Baked & Wired, el Red Velvet es una locura.
Pero tengo que ser sincero, no todo es un cuento de hadas. Lo que menos me gustó fue, sin duda, la cantidad de gente en M Street en horas pico; puede ser abrumador, casi como un centro comercial al aire libre. Y, claro, los precios. Georgetown es un barrio exclusivo, así que espera que todo sea un poco más caro de lo normal, desde un café hasta una cena. Lo que sí me sorprendió gratamente fue la tranquilidad de las calles laterales, a solo una cuadra de la locura principal. Te metes por una callejuela y de repente, el silencio te abraza, y te encuentras con casas preciosas, jardines escondidos y sientes la privacidad de un barrio residencial con mucha historia.
Y si buscas un respiro, camina hasta el C&O Canal Towpath. Es una joya. Imagina el suave sonido del agua deslizándose por las esclusas, el aroma a tierra húmeda y vegetación densa. Puedes sentir la frescura de la sombra de los árboles mientras paseas por un camino de tierra, lejos del asfalto. Incluso puedes tocar el agua, si te atreves, y sentir su frescura. Es un lugar perfecto para desconectar, sentarte en un banco y simplemente escuchar el canto de los pájaros o el suave murmullo del canal. Es como si el tiempo se detuviera por un momento, un verdadero oasis en medio de la ciudad.
¡Espero que te sirva para tu próxima aventura!
Un abrazo desde el camino,
Leo el explorador.