Los senderos son de concreto pulido y amplios, permitiendo un flujo cómodo de visitantes. Predominan las superficies planas, con mínimas elevaciones que facilitan un paseo accesible. Están diseñados para serpentear entre las esculturas felinas, revelando una nueva perspectiva con cada curva. Conectan fluidamente el Boulevard del Río con la plaza principal, invitando a una exploración continua del parque.

El Parque del Gato de Tejada se disfruta mejor al atardecer. La brisa del río Cali refresca el aire mientras los sonidos urbanos disminuyen a un murmullo agradable. La multitud es familiar y relajada, paseando con calma entre las esculturas iluminadas. Es un ambiente vibrante pero sereno, ideal para fotos y charlas tranquilas.

¡Hola, amantes de la aventura y el arte!

Si hay un lugar en Cali que captura la esencia vibrante de la ciudad, es el Parque del Gato de Tejada. A orillas del río Cali, el imponente "Gato de Tejada", una escultura de bronce del maestro Hernando Tejada, saluda a los transeúntes con una pose relajada y un aire de sabiduría felina. Su presencia solitaria fue, por años, un ícono, pero la verdadera magia floreció con la llegada de sus "novias". Estas no son felinas cualquiera; son un desfile de creatividad, cada una una obra de arte única, diseñada y donada por diferentes artistas colombianos. Pasear entre ellas es un festín visual: desde la gata decorada con espejos que refractan la luz del sol, hasta la que luce un pelaje caleidoscópico o motivos precolombinos, cada "novia" cuenta una historia distinta, un estallido de color y textura que transforma el paseo ribereño en una galería a cielo abierto. El suave murmullo del río acompaña el recorrido, creando un oasis urbano donde el arte respira libremente.

Recuerdo una tarde, mientras admiraba la "Gata Mac" con sus circuitos y chips, una pareja mayor me comentó cómo el parque había transformado esa zona del río. Antes, era solo un camino; ahora, gracias a la iniciativa de traer a "Las Novias", se convirtió en un punto de encuentro, un lugar que no solo exhibe arte, sino que lo integra en la vida diaria de la ciudad, invitando a la gente a interactuar, a sentarse junto a una gata pintada de flores, a sonreír. Es un testimonio vivo de cómo el arte público puede revitalizar un espacio, dándole alma y convirtiéndolo en un corazón palpitante de la comunidad.

¡Nos vemos en la próxima parada!

El punto focal natural para fotos es la imponente escultura del Gato de Tejada. Encuadra la majestuosa figura del felino desde la base, incluyendo el río Cali como fondo natural. Para una iluminación suave y cálida, la mejor hora es temprano en la mañana. Alternativamente, la "hora dorada" al atardecer ofrece tonos ricos que realzan el bronce de la escultura.

Las esculturas del Gato de Tejada y sus "novias" son ingeniosas y muy fotogénicas, formando una galería al aire libre única. No obstante, el "parque" es minúsculo; la visita real dura apenas diez minutos y el río adyacente suele mostrar contaminación. La gran sorpresa es la ausencia total de gatos reales, contrariando la expectativa de un espacio felino. Es más una parada curiosa para una foto rápida que un destino para un paseo prolongado.

Alquilar una silla de ruedas o scooter cerca del Parque del Gato requiere buscar en ortopédicas o farmacias grandes de Cali. La disponibilidad no es inmediata; se recomienda contactar previamente para asegurar un modelo y tarifa diaria. Tiendas especializadas en suministros médicos son la mejor opción. Pregunta en tu alojamiento o a comerciantes locales por direcciones específicas y precios.

Paseas entre quince esculturas felinas de gran tamaño, cada una con un estilo y color únicos. Detente a leer las placas que revelan el nombre y la inspiración de cada artista. Captura fotografías creativas posando junto a tu gato favorito. Relájate en el entorno ribereño, observando el río Cali y el ir y venir de la gente.

¡Hola, viajeros! Hoy nos zambullimos en un rincón vibrante de Cali.

El Gato de Tejada domina la escena, su imponente figura de bronce pulido capturando la luz del sol caleño. Más que una escultura, es un anfitrión silencioso que invita a explorar. A su alrededor, un desfile de "novias" felinas, cada una una explosión artística única. Desde patrones geométricos vibrantes hasta texturas táctiles, cada gata es un universo propio, pintado con la audacia del espíritu local. La diversidad de colores y estilos crea un mosaico visual que cambia con cada paso. El aire aquí no solo huele a brisa tropical y murmullo de conversaciones; si te alejas del bullicio central, percibirás el discreto pero constante arrullo del Río Cali justo al lado. Es un sonido sutil, un eco de la naturaleza que se mezcla con el arte y la vida urbana, a menudo ignorado por el deslumbramiento de las esculturas. Esta corriente líquida añade una capa de serenidad que contrasta con la vivacidad felina. El parque es un lienzo vivo, donde arte, río y gente tejen una sinfonía sensorial única.

¡Hasta la próxima aventura!

El Parque del Gato es un espacio público con afluencia; los descuidos atraen carteristas. Mantenga sus pertenencias a buen recaudo y evite exhibir objetos de valor. La zona ribereña y el terreno irregular exigen atención para evitar tropiezos. Observe las esculturas a distancia; treparlas puede causar accidentes.

Para observadores de aves, el Parque del Gato ofrece avistamientos urbanos; se escuchan torcazas y el canto del sirirí. Es común ver el vuelo del bienteveo y escuchar su distintivo "bicho-feo", junto a azulejos. Las orillas del río Cali, lejos de las estatuas principales, ofrecen mayor tranquilidad para la observación. Las primeras horas de la mañana o el atardecer son óptimas para captar su actividad.