¡Hola, trotamundos! Soy Olya from the backstreets, y hoy te llevo a uno de mis rincones favoritos de Venecia, un lugar que te abraza y te cuenta historias sin palabras: el Campo Santa Margherita.
Imagina que llegas. No hay grandes monumentos, no hay góndolas aparcadas esperando. Lo primero que notas es el sonido, un murmullo constante que es la banda sonora de la vida veneciana: el eco de las voces que rebotan en las fachadas antiguas, el tintineo de las cucharillas en las tazas de café, el chirrido ocasional de una persiana de madera al abrirse. Bajo tus pies, sientes los adoquines pulidos por siglos de pasos, irregulares, algunos más gastados que otros, contándote la historia de cada veneciano que ha cruzado este campo. El aire huele a una mezcla deliciosa: a café recién hecho por la mañana, a pan caliente de las panaderías cercanas, y por la tarde, a ese aroma inconfundible de frito que se escapa de los *bacari* cuando preparan sus *cicchetti*. Puedes tocar las paredes rugosas de los edificios, sentir su historia bajo tus dedos, o la suavidad de la madera de las mesas de las terrazas.
A medida que el día avanza, el Campo Santa Margherita respira, cambia contigo. Si llegas al atardecer, la luz dorada baña las fachadas, y la plaza se llena de una energía contagiosa. Las risas de los estudiantes de la universidad cercana se mezclan con las conversaciones animadas de los vecinos que se encuentran después del trabajo. Sientes el calor humano, la vibración de la música que a veces escapa de algún local, el roce de la gente al pasar. Es un lugar para *estar*, para sentir el pulso de una Venecia auténtica, lejos del bullicio turístico. Podrías cerrar los ojos y simplemente dejarte llevar por los sonidos, por los olores, por la sensación de ser parte de algo tan vivo y real.
Aquí tienes unos cuantos consejos, directos y sin rodeos, para que lo vivas al máximo:
* Mejor momento del día: Sin duda, la tarde y el atardecer. Es cuando el campo cobra vida de verdad, con la gente saliendo a tomar el *spritz* y el ambiente se vuelve vibrante y auténtico. Si buscas tranquilidad para un café matutino, ve a primera hora.
* Para evitar multitudes: Huye del mediodía, especialmente los fines de semana. Es el momento en que más gente de paso y excursiones rápidas lo cruzan. Intenta ir entre semana si puedes.
* Cuánto tiempo pasar: No es un lugar para "ver", sino para "estar". Dedícale al menos una hora para sentir el ambiente, o un par de horas si te sientas en una terraza a disfrutar de un aperitivo o unos *cicchetti*.
* Qué evitar: Evita la prisa. No es una atracción turística que tachar de una lista. Si vas con prisas, te perderás su verdadera esencia. Tampoco busques tiendas de souvenirs típicos aquí; este es un campo de vida local, no de trampas para turistas.
* Consejos locales útiles:
* Cafés y bares: El campo está repleto de *bacari* (bares de tapas venecianas) y cafeterías. Pide un *spritz* (prueba el Select, más local que el Aperol) y unos *cicchetti*. Son pequeños bocados que te permiten probar muchas cosas a buen precio.
* Baños: Los baños públicos en Venecia son escasos y de pago. La mejor opción es usar los de un bar o cafetería si consumes algo. Es lo normal y aceptado.
* Agua: Hay una fuente pública (una de las pocas que quedan) en el campo, perfecta para rellenar tu botella de agua gratis.
* Ambiente: Es el corazón de la vida estudiantil en Venecia, así que los precios suelen ser más razonables que en otras zonas. Es un lugar auténtico y con mucha energía joven.
¡Nos vemos en el camino!
Olya from the backstreets