Los senderos son predominantemente de tierra apisonada y pasarelas de madera estrechas. Su topografía es mayormente plana, con mínimas elevaciones en las secciones de puente. Estos caminos serpentean íntimamente entre los manglares densos. Diseñan un circuito lineal o circular que maximiza la observación de aves en su hábitat natural.

La mejor experiencia se vive entre octubre y marzo, especialmente al amanecer. El aire es fresco y nítido, libre de la humedad monzónica, permitiendo una visibilidad excelente. El santuario resuena con un coro vibrante de aves migratorias, puntuado por el suave chapoteo de los manglares. La atmósfera es de serena expectación, con pocos visitantes concentrados en la observación silenciosa.

¡Amantes de la naturaleza, hoy los llevo a un rincón de Goa donde la vida silvestre canta su propia melodía!

Al adentrarse en el Santuario de Aves Dr. Salim Ali, la frondosidad de los manglares te envuelve, creando un laberinto acuático que solo se puede explorar en barca. El aire, denso y salobre, transporta el aroma de la tierra húmeda y la vegetación exuberante, mientras los rayos del sol se filtran entre las copas, pintando el agua con destellos esmeralda. El río Mandovi fluye con una calma hipnótica, reflejando el cielo y la intrincada red de raíces que sostienen este ecosistema vital. Aquí, el silencio se rompe únicamente por el trino de un ave oculta o el suave chapoteo de los remos. Cada giro revela una nueva escena: garzas inmóviles, cormoranes secando sus alas al sol, y el destello fugaz de un martín pescador. Es un santuario no solo para las aves, sino para el espíritu, un oasis de paz donde la biodiversidad de Goa se exhibe en su máxima expresión.

Recuerdo una tarde, remando silenciosamente, cuando un martín pescador de collar (Halcyon chloris), con su plumaje turquesa brillante, se lanzó con precisión milimétrica sobre un pez. No es una especie común en todas partes, y verlo aquí, en su hábitat natural de manglar, reafirmó la vital importancia de este santuario. Es un testimonio viviente de cómo estos ecosistemas costeros no solo protegen la costa, sino que también son refugios insustituibles para la biodiversidad, un eslabón crucial en las rutas migratorias que, sin estos manglares, simplemente desaparecerían.

¡Hasta la próxima aventura, viajeros!

La pasarela elevada sobre los manglares es el punto natural para detenerse. Ofrece encuadres del serpenteante arroyo Mandovi y densas copas de manglares. A menudo, garzas y martines pescadores se posan en las ramas bajas, completando la composición. La luz dorada del amanecer, entre las 7:00 y 8:30 AM, ilumina suavemente la fauna para fotos nítidas.

El ecosistema de manglares es genuinamente cautivador, ofreciendo avistamientos únicos desde las pasarelas. No obstante, la alta afluencia de visitantes a menudo opacaba la tranquilidad, dificultando la observación sosegada. Sorprendentemente, el pequeño museo in situ ofreció una visión concisa e informativa de la vida aviar local, superando las expectativas. Su tamaño compacto permite una visita breve, pero la opción de paseo en barco añade una perspectiva valiosa y diferente.

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Se navega en barca por los manglares, el único acceso al santuario. La vista se agudiza buscando martines pescadores o garzas camufladas entre la densa vegetación. El silencio solo se interrumpe por el aleteo distante o el canto inesperado de aves migratorias. Cada recodo del río revela nuevas especies, ofreciendo instantes de observación íntima con la fauna estuarina.

¡Hola, exploradores! Hoy nos sumergimos en un rincón de Goa donde la naturaleza susurra sus secretos más verdes.

Apenas te deslizas por las aguas tranquilas del río Mandovi, el Dr. Salim Ali Bird Sanctuary se revela como un laberinto esmeralda. Los densos manglares, con sus raíces aéreas entrelazadas, forman túneles naturales que filtran el sol, creando un dosel viviente de un verde casi irreal. El aire es denso con la humedad, llevando el aroma salobre de la marea baja y el dulzor de la vegetación. Aquí, el tiempo parece ralentizarse; las únicas prisas son las de los martines pescadores, destellos de azul y naranja, o las garzas, inmóviles estatuas blancas sobre las orillas fangosas. Cada giro del bote revela una nueva postal: un cormorán secando sus alas al sol, un águila pescadora vigilando desde lo alto, o una bandada de aves acuáticas levantando el vuelo en una explosión de movimiento.

Pero hay un detalle que a menudo pasa desapercibido, ahogado por el coro de las aves: el sutil y rítmico *pop-pop-pop* que emana del lodo expuesto cuando la marea baja. Es el sonido de los peces del fango y los cangrejos violinistas, estas criaturas anfibias, excavando o ajustándose en sus madrigueras, una banda sonora silenciosa y constante de la vida que bulle bajo la superficie, un recordatorio de la compleja red de vida en este ecosistema único.

¡Hasta la próxima aventura en la naturaleza!

El Santuario de Aves Dr. Salim Ali, siendo manglar, presenta mosquitos abundantes; usa repelente potente y ropa protectora, sobre todo al amanecer o atardecer. Los senderos pueden ser resbaladizos por la humedad o la marea; lleva calzado antideslizante y presta atención a cada paso. Existe fauna silvestre autóctona, como serpientes; mantente siempre en las pasarelas designadas y no intentes interactuar con ella. Evita aventurarte fuera de las zonas señalizadas, garantizando así tu seguridad y el respeto por este frágil ecosistema.

Los amantes de las aves disfrutarán del santuario avistando martines pescadores, garzas y cormoranes. Sus senderos de manglares ofrecen tranquilidad para observar aves acuáticas y rapaces como el milano brahmán. La mañana temprana, especialmente de octubre a marzo, es ideal para la actividad aviar. El silencio permite escuchar cantos variados y detectar especies como el chorlito gris o el rascón.