Balos Beach and Lagoon Tours and Tickets

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¡Hola, viajeros! Hoy os llevo a un lugar donde los sentidos cobran vida de una manera inolvidable.

Imagina el descenso, cada paso levantando una nube de polvo cálido y seco, con el aire ya salado acariciando tu piel. Al llegar, el sonido es un arrullo rítmico: el *shhh* suave de las olas lamiendo la orilla, distinto del murmullo más profundo del mar abierto. Bajo tus pies, la arena es una caricia fina, a veces tibia y seca, a veces fresca y ligeramente húmeda, con diminutos granos que se deslizan, mezclados con el tacto suave de conchas trituradas que le dan un matiz rosado. El aroma predominante es el del mar, puro y potente, pero si la brisa es generosa, captas un matiz terroso, mineral, que emana de las rocas escarpadas, quizás incluso un dulzor herbáceo de la flora salvaje. Al adentrarte en la laguna, el agua te envuelve con una sedosidad tibia, casi ingrávida, tan clara que te sientes suspendido en un velo líquido. El ritmo es pausado, dictado por el lento vaivén del agua, invitando a la quietud. Escuchas el graznido lejano de alguna gaviota solitaria, un contrapunto a la paz del chapoteo suave. Es una experiencia que te envuelve por completo.

¡Nos vemos en el próximo destino!

El acceso principal a Balos implica un camino de tierra muy irregular y empinado, con tramos rocosos y sin pavimentar, haciéndolo inviable para sillas de ruedas. La senda peatonal desde el aparcamiento desciende abruptamente, careciendo de rampas o anchos adecuados para movilidad reducida y presentando escalones naturales. Durante la temporada alta, el flujo de turistas es masivo, dificultando aún más el tránsito en las estrechas y concurridas zonas de arena y acceso al agua. No hay personal dedicado ni infraestructura adaptada para asistencia, por lo que la accesibilidad es prácticamente nula para personas con movilidad muy limitada.

¡Hola, viajeros! Hoy nos zambullimos en un paraíso cretense que te robará el aliento.

Desde la cima, Balos se despliega como una obra maestra caleidoscópica. El Egeo, aquí, no es solo azul; es una paleta que va del turquesa translúcido de la orilla al zafiro profundo del horizonte, salpicado de esmeralda donde la vegetación se aferra a las rocas. La imponente silueta de la península de Gramvousa abraza una laguna de aguas tan serenas que parecen un espejo, un contraste dramático con el paisaje salvaje y escarpado que la custodia.

Al descender por el sendero, el aroma de tomillo y salitre se mezcla con la brisa, y la expectación crece con cada paso. La laguna de Balos te recibe con una calidez inusitada, casi como un baño natural. Sus aguas poco profundas, apenas cubriendo los tobillos, son perfectas para vadear, y bajo tus pies, la arena no es solo dorada; a menudo se tiñe de un delicado rubor rosado, un secreto que el mar deposita en forma de diminutos fragmentos de conchas pulidas durante milenios.

Los más sabios saben que la verdadera magia se desvela cuando el sol de primera hora pinta la laguna con tonos imposibles, o cuando las últimas embarcaciones se alejan, dejando un silencio casi reverente. Es entonces, en la quietud, cuando el lugar revela su alma, invitándote a explorar sus rincones más íntimos, donde el agua es aún más cristalina y el tiempo parece detenerse por completo.

Así que ya sabes, la próxima vez que visites Creta, ¡asegúrate de vivir Balos en su momento más auténtico!

Para Balos, zarpa temprano desde Kissamos en ferry, evitando así la ardua carretera y su larga subida. Reserva la laguna de aguas turquesas y poco profundas para tu último chapuzón, disfrutando su calma vespertina. La caminata desde el desembarque es corta y lleva a vistas espectaculares; calzado cómodo es clave. El agua de la laguna es sorprendentemente cálida, perfecta para una despedida inolvidable.

Visita Balos temprano por la mañana (antes de las 10:00) o al final de la tarde para evitar las multitudes de los barcos turísticos y disfrutar 3-4 horas. El camino de tierra requiere precaución; en la playa principal encontrarás un chiringuito básico y baños químicos portátiles. Lleva siempre suficiente agua, protección solar, un sombrero y calzado adecuado para la caminata desde el aparcamiento. No dejes basura ni te lleves conchas; evita los fines de semana de temporada alta para una experiencia más íntima y respetuosa con el entorno.