¡Hola, trotamundos!

¿Alguna vez has soñado con caminar sobre las nubes, o al menos, sobre algo que se le parezca? En Londres, hay un lugar donde esa fantasía se roza con la realidad: Up at The O2. No es solo un paseo, es una ascensión que te conecta con la ciudad de una forma única.

Imagina que estás a punto de iniciar un viaje diferente. No subes escaleras ni tomas un ascensor. Aquí, el suelo bajo tus pies no es el cemento frío de la ciudad. Sientes una elasticidad suave, un ligero rebote con cada paso, como si estuvieras pisando una cama elástica gigante, pero con control. Es una membrana tensa, no una superficie dura y estática. El camino no es estrecho en el sentido de un pasillo angosto, sino bien definido, una pasarela clara que se extiende por la cúpula. No hay adoquines, ni grava, solo esta superficie lisa y uniforme, diseñada para darte agarre mientras asciendes. A tu lado, percibes la solidez de una barandilla que te guía, y un cable de seguridad que te mantiene conectado. Escuchas el viento jugar con tu ropa y, a medida que subes, el murmullo de la ciudad se vuelve un susurro distante. La inclinación es constante, pero nunca abrumadora, diseñada para que disfrutes del proceso, no solo del destino.

Ahora, para que tu experiencia sea perfecta, te doy unos consejos prácticos sobre este camino tan peculiar. La superficie, aunque elástica, tiene una textura antideslizante, así que no te preocupes por resbalar. Es vital que uses calzado cerrado y cómodo; si tus zapatos no son adecuados, ellos mismos te proporcionarán unos para el ascenso. No se permite llevar objetos sueltos, así que asegúrate de que tus bolsillos estén vacíos y utiliza las taquillas gratuitas antes de empezar. El recorrido es guiado, por lo que irás a un ritmo constante con tu grupo, sin prisas, permitiéndote disfrutar de cada sensación y vista. Recuerda que, aunque el camino es seguro y bien estructurado, requiere cierta movilidad para ascender y descender la pendiente.

¡Hasta la próxima aventura!

Ana de Viaje

¡Hola, aventureros! Olya desde las calles de Londres hoy, con una experiencia que te eleva, literalmente. No hablo de un vuelo, sino de algo que te conecta con la ciudad de una manera muy especial: el ascenso a Up at The O2. No es solo una atracción; es una sensación.

### El Momento Mágico en The O2: Una Experiencia para Todos tus Sentidos

¿Cuándo se siente *mejor* Up at The O2? Para mí, sin duda, es al atardecer, cuando el día se despide y las luces de Londres empiezan a despertar.

Imagina esto: Estás ahí, con tu arnés, justo en la cresta de ese icónico domo. El aire… no huele a nada en particular, y eso es lo hermoso. Es un aire limpio y fresco, que te despeja la mente de todo el bullicio de la ciudad que dejas abajo. Sientes una brisa suave y constante que te acaricia el rostro, a veces un poco más fuerte, recordándote la inmensidad del cielo abierto sobre ti. No hay olores de tubos de escape, ni de comida callejera; solo la pureza del aire a esa altura.

Escuchas… sí, hay sonidos. El murmullo lejano de Londres, una especie de zumbido constante que te recuerda que la vida sigue allá abajo, pero aquí arriba, es diferente. Se mezcla con el suave crujido de la lona bajo tus pies y el susurro del viento. Pero lo que más destaca son las voces. La gente habla en voz baja, casi reverente, con una mezcla de asombro y emoción contenida. Escucharás risas suaves, la exclamación de un niño al ver algo increíble, o el silencio compartido de parejas que se toman de la mano, absorbiendo la vista. La multitud es una mezcla fascinante: familias con adolescentes que se atreven a la aventura, parejas buscando un momento romántico, y amigos que comparten la emoción. Todos con esa misma chispa de asombro en sus ojos.

El clima, claro, lo cambia todo. En un día despejado, la vista es infinita. El sol pinta el cielo de naranjas, rosas y púrpuras, y luego, como por arte de magia, las luces de la ciudad se encienden una a una, creando un tapiz brillante que se extiende hasta donde alcanza la vista. Es un espectáculo que te envuelve, te sientes parte de algo enorme. Si el cielo está un poco cubierto, la atmósfera es más dramática, más íntima. Londres parece una ciudad de misterio, con las nubes bajas y la neblina que le da un toque etéreo a los rascacielos. Incluso una ligera llovizna puede ser mágica: las gotas brillan en el aire y los reflejos en los edificios de abajo crean un efecto de acuarela en movimiento. ¡Es una experiencia que te hace sentir vivo!

### Consejos Prácticos para tu Ascenso

Si te animas a vivirlo, aquí van unos consejos directos, como si te los mandara por WhatsApp:

1. Reserva con antelación: Especialmente si quieres ese mágico horario del atardecer. Se agotan rápido, ¡no te arriesgues a ir y quedarte con las ganas!

2. Vístete cómodo: Aunque te dan un traje especial para el ascenso, lleva ropa cómoda debajo y, lo más importante, ¡zapatos cerrados y con buen agarre! Piensa en zapatillas deportivas o botas.

3. Lleva lo mínimo: Te harán dejar cualquier bolso o mochila en una taquilla. Solo podrás llevar tu teléfono (bien asegurado en un bolsillo con cremallera) y alguna cámara pequeña si cabe en el traje. Menos es más aquí.

4. No te preocupes por la dificultad: Es una caminata inclinada, sí, pero el equipo de seguridad te acompaña en todo momento y hay descansos. No necesitas ser un atleta olímpico, solo tener ganas de aventura.

5. Hay diferentes tipos de ascenso: Diurno, al atardecer y nocturno. Si el atardecer no te cuadra, el nocturno con todas las luces de la ciudad también es espectacular.

¡Espero que esto te anime a subirte a la cima de Londres!

¡Hasta la próxima aventura!

Olya desde las calles.

¡Hola, aventureros de corazón! Hoy vamos a hablar de un lugar en Londres que te permite tocar el cielo, no solo con las manos, sino con cada uno de tus sentidos: Up at The O2.

Imagínate esto: estás a los pies de una de las estructuras más icónicas de Londres, no para mirarla desde abajo, sino para conquistarla. Sientes el arnés ajustarse a tu cuerpo, una mezcla de seguridad y de emoción salvaje. El guía, con su voz calmada y alentadora, te da las últimas instrucciones, y das el primer paso. Notas cómo la pasarela flexible cede ligeramente bajo tu peso, como si la estructura misma te invitara a ascender, un paso a la vez.

A medida que subes, el viento empieza a acariciar tu cara, trayendo consigo el aroma fresco del Támesis, una mezcla de río y de vida urbana. Escuchas el suave crujido de tus propios pasos sobre la lona especial, un sonido rítmico que te acompaña, y quizás el eco lejano de la música o las voces que se filtran desde el interior del O2, una promesa de energía y espectáculo. Tus manos se aferran a la barandilla, sintiendo su textura rugosa pero firme bajo tus dedos. Cada metro que ganas, la ciudad se despliega a tus pies, no como una imagen distante, sino como una presencia inmensa que te envuelve. Sientes la ligera inclinación, un desafío suave pero constante, y la emoción crece en tu pecho con cada latido. Cuando llegas a la cima, el aire es más nítido, más libre. Te detienes, respiras hondo y sientes la vibración del espacio a tu alrededor, una inmensa cúpula que ahora dominas. Es una sensación de logro puro, de haber tocado el cielo londinense con tus propias manos y haber sentido la ciudad extenderse a tu alrededor.

¿Pensando en subir? ¡Hazlo! Pero antes, un par de cosas importantes, como si te lo estuviera mandando por WhatsApp:

* Reserva con antelación: ¡Es clave! Los horarios, sobre todo los de atardecer, se llenan rapidísimo. No te arriesgues a ir y no poder subir.

* Calzado cómodo y ropa por capas: Vas a caminar sobre una superficie flexible y el viento allá arriba puede ser engañoso. Zapatillas cerradas y ropa que puedas quitarte o ponerte son tus mejores amigas.

* Menos es más: Te darán una taquilla para dejar tus cosas. Solo lleva lo esencial (móvil, cámara pequeña si quieres). Todo lo demás estorbará y no lo necesitarás.

* Cómo llegar: La estación de metro más cercana es North Greenwich (línea Jubilee). Desde ahí es un paseo corto y muy bien señalizado hasta la base del O2.

Mi abuela, que lleva toda la vida en Londres, siempre me cuenta una cosa curiosa sobre el O2. Dice que cuando lo construyeron para el Milenio, mucha gente no lo entendía. Era esta cúpula gigantesca, un poco extraña, y algunos pensaban que no serviría para nada, que sería un "elefante blanco". Pero ella siempre decía: "Londres es así, siempre se reinventa". Y mira ahora, abuela, le digo yo. De ser una "tienda de campaña" enorme, como ella la llamaba, ahora es un lugar donde la gente viene a sentir la ciudad desde arriba, a conquistar ese mismo techo que antes parecía tan inalcanzable. Es como si el O2 mismo hubiera crecido y se hubiera vuelto más valiente con el tiempo, igual que Londres.

¡Hasta la próxima aventura!

Ana de Viaje

¡Hola, aventurero!

Imagina que estás en la cima de The O2, justo en el centro de su cúpula, donde el camino de tela termina y se abre un espacio circular. Aquí es donde tu mirada se pierde y tu cámara se activa sola. Sientes una brisa fresca en la cara, aunque el día sea templado, una caricia de la altura que te recuerda dónde estás. Escuchas el suave crepitar de la lona bajo tus pies y el murmullo lejano de Londres, un zumbido de vida que sube desde abajo pero que aquí arriba se calma, casi como un suspiro. A tu alrededor, tus manos pueden tocar la barandilla fría y sólida que te ancla a la inmensidad. Delante de ti, el río Támesis serpentea como una cinta plateada, reflejando el cielo. A tu izquierda, los rascacielos de Canary Wharf se alzan, brillantes y punzantes, como una corona de cristal. A tu derecha, la vista se extiende hacia Greenwich, con sus edificios históricos y sus parques verdes. Es un 360 grados de asombro, donde cada dirección te invita a capturar un pedazo diferente de la ciudad, un lienzo dinámico que cambia con cada parpadeo.

Para las fotos, el mejor momento cambia mucho. Si buscas la "hora dorada" y el atardecer, es mágico. Los edificios de Canary Wharf se tiñen de oro y el Támesis brilla. Si prefieres la luz suave y menos gente, ve a primera hora de la mañana. Y si quieres algo dramático, la noche es tuya: Londres se ilumina como un tablero de circuitos y las luces de los coches dibujan líneas en la distancia. Cada hora tiene su encanto, pero piensa en qué tipo de foto quieres antes de reservar.

¡Hasta la próxima aventura!

Olya desde las Calles

¡Hola, hola! ¿Qué tal? Ya de vuelta de Londres y te tengo que contar sí o sí mi aventura en el Up at The O2. Es de esas cosas que tienes que vivir para entender, de verdad.

La experiencia en sí (lo que sientes, lo que vives)

Imagina esto: estás de pie, te envuelven en un traje especial que te hace sentir como un explorador espacial, y sientes el arnés ajustarse a tu cuerpo, dándote una seguridad férrea. Das los primeros pasos sobre una lona elástica, firme pero con un ligero rebote, como si caminaras sobre un trampolín gigante. Escuchas el leve crujido de la tela bajo tus pies con cada paso, y poco a poco, el murmullo de la ciudad empieza a subir, a hacerse más claro. Sientes el viento de Londres en tu cara, no un soplo suave, sino una ráfaga constante que te recuerda dónde estás, arriba, muy arriba. A medida que avanzas, la inclinación aumenta, y tus manos se aferran a la barandilla, sintiendo la textura fría y metálica. Puedes casi oler el aire limpio y fresco de las alturas, diferente al de las calles. Al llegar a la cima, la plataforma se siente sólida, un respiro, y el espacio se abre a tu alrededor. Sientes la inmensidad, el vacío debajo de ti, y la vibración sutil de la megaestructura del O2. Es una sensación de libertad absoluta, como si el mundo entero se desplegara a tus pies.

Lo que más me gustó (y por qué deberías probarlo)

Lo que más me flipó fue la perspectiva tan única de Londres. No es solo una vista, es una sensación de dominio, de ver la ciudad respirar desde una altura inusual. Me encantó la sensación de logro al llegar a la cima, esa descarga de adrenalina mezclada con la calma de estar allí arriba. Además, la gente que te guía es súper profesional y te da mucha confianza, lo que hace que disfrutes la experiencia sin preocupaciones. Es una forma activa y divertida de ver la ciudad, muy diferente a un mirador tradicional.

Lo que no me convenció del todo (para que no te pille de sorpresa)

A ver, no es que no me gustara, pero el ritmo de subida es un poco fijo, vas en grupo y no puedes ir a tu aire del todo. A veces sentía que me gustaría pararme más tiempo en ciertos puntos o ir un poco más lento. Y el arnés, aunque vital para la seguridad, es un poco aparatoso y limita un poco la libertad de movimiento para hacer fotos o simplemente moverte con total soltura. Prepárate para eso, es parte de la aventura, pero es bueno saberlo.

Lo que me sorprendió (totalmente inesperado)

¡Me sorprendió muchísimo lo empinada que es la subida en algunos tramos! En las fotos no se aprecia, pero hay momentos en los que sientes que estás escalando de verdad. No es un paseo relajado, es un buen ejercicio y requiere un poco de esfuerzo físico, ¡así que no vayas pensando que es un camino de rosas! También me sorprendió lo bien organizada que está toda la logística, desde el vestuario hasta el briefing de seguridad; te sientes muy bien cuidado.

Consejos para tu aventura (como si te los estuviera mandando por WhatsApp)

* Reserva con antelación: Especialmente si quieres ir al atardecer, que es el momento más popular.

* Ropa cómoda y ajustada: Te dan un traje por encima, pero debajo, algo que te permita moverte sin problemas.

* Guantes: Si hace frío, tus manos lo agradecerán mucho, aunque te dan unos finitos, unos tuyos más abrigados no vienen mal.

* No te preocupes por el calzado: Te dan unas botas especiales para la subida.

* Deja tus cosas en las taquillas: Solo puedes llevar lo esencial, como gafas o un teléfono con correa. ¡Disfruta el momento sin distracciones!

¡Ya me contarás si te animas!

Un abrazo desde la carretera,

Olya from the backstreets

¡Hola, exploradores! Hoy quiero hablarles de algo súper importante para muchos de ustedes: la accesibilidad. Si estás planeando una visita a The O2 en Londres, quizás para esa increíble experiencia de "Up at The O2", y te preguntas cómo moverte si necesitas una silla de ruedas o un scooter, ¡no te preocupes! Aquí te cuento lo que necesitas saber, de primera mano.

Primero, lo más directo: The O2 Arena, el complejo en sí, *sí* ofrece sillas de ruedas manuales para uso dentro de sus instalaciones. Piensa en ellas como una ayuda para moverte desde la entrada hasta tu asiento en un concierto, o para recorrer sus pasillos.

* ¿Dónde las pides? Dirígete al equipo de Servicio al Cliente (Guest Services). Los encontrarás en los puntos de información principales del recinto.

* ¿Qué tan fácil es? Son limitadas y se prestan por orden de llegada, así que mi consejo es que vayas temprano. A veces piden un depósito (como una tarjeta de crédito o una identificación) que te devuelven al entregarla. No suelen tener costo de alquiler, lo que es genial.

* ¿Para quiénes son? Son sillas manuales estándar, ideales si necesitas un apoyo puntual para distancias dentro del recinto.

Ahora, si lo que buscas es un scooter de movilidad o necesitas una silla de ruedas para todo el día, con garantía de disponibilidad, la mejor opción es alquilarla a una empresa externa.

* ¿Dónde las encuentras? No hay una tienda de alquiler de movilidad justo al lado de The O2 que yo conozca para alquileres cortos. Lo más práctico es buscar empresas en Londres que se especializan en alquiler de equipos de movilidad. Muchas ofrecen entrega a domicilio (a tu hotel, por ejemplo) o a un punto de encuentro específico. Busca en Google "alquiler de scooters de movilidad Londres" o "alquiler de sillas de ruedas eléctricas Londres".

* ¿Cuánto cuesta? Los precios varían mucho según el tipo de equipo y el tiempo de alquiler (por día, semana). Asegúrate de preguntar si incluyen entrega y recogida.

* ¿Cómo pedir ayuda? Contacta directamente a estas empresas. Son muy profesionales y te guiarán sobre el modelo que mejor se adapte a tus necesidades y cómo coordinar la entrega en Londres.

¡Un punto CRÍTICO sobre "Up at The O2"! Esta experiencia es una escalada sobre el techo del edificio. No es accesible en silla de ruedas o scooter durante la escalada en sí. Necesitas ser capaz de caminar de forma independiente y tener cierta movilidad para la subida. Sin embargo, The O2 se esfuerza por ser inclusivo. Si tienes movilidad reducida, te recomiendo ENCARECIDAMENTE que contactes directamente al equipo de accesibilidad de The O2 o de "Up at The O2" *antes* de reservar. Tienen días y horarios específicos para "escaladas accesibles" y pueden ofrecer soluciones o adaptaciones si tu movilidad lo permite. ¡Es vital hablar con ellos para asegurarte una experiencia segura y disfrutable!

En resumen, para una silla manual puntual dentro del complejo, The O2 es tu aliado. Para algo más robusto o prolongado, busca una empresa externa. Y siempre, siempre, si tienes dudas específicas sobre tu movilidad y "Up at The O2", ¡llama o escribe al equipo de The O2! Suelen ser muy amables y dispuestos a ayudar.

¡Que nada te detenga en tus aventuras londinenses!

Con cariño,

Lena de Viaje

¿Qué haces exactamente en Up at The O2? ¡Amiga, te lo cuento todo! No es solo "subir", es una experiencia que te envuelve, desde el primer momento hasta el último.

Imagina que dejas atrás el bullicio de Londres. Cuando llegas al O2, sientes cómo el aire se vuelve diferente, como si el espacio mismo te invitara a algo grande. Te acompañan a una sala donde el sonido de las charlas y risas se mezcla con el suave zumbido de la ventilación. Aquí, te entregan el equipo. Primero, sientes el peso de un arnés, las correas suaves pero firmes en tus manos, los clics metálicos de los mosquetones que sabes que te mantendrán seguro. Luego, te lo pones. Sientes cómo se ajusta a tu cuerpo, una segunda piel que te prepara para la aventura. Te sientes listo, una mezcla de emoción y una pizca de nerviosismo.

Cuando pones el primer pie en la pasarela, es una sensación única. No es asfalto, ni cemento. Es una tela gigante, tensa pero con una ligera elasticidad. Sientes cómo cede un poco bajo tu peso, como si estuvieras caminando sobre un trampolín gigante muy suave. A medida que avanzas, la inclinación se vuelve más pronunciada, y cada paso te eleva un poco más. El viento, al principio una brisa suave, empieza a rozar tu cara con más fuerza. Escuchas el suave roce de tus zapatos contra la superficie, el clic rítmico de tu arnés deslizándose por el cable de seguridad. La ciudad se va extendiendo bajo ti, y sientes cómo el horizonte se expande con cada metro que subes.

Una vez que llegas a la plataforma superior, la sensación es de inmensidad. El viento te envuelve por completo, trayendo consigo el eco lejano de los sonidos de la ciudad: el murmullo del Támesis, el pitido ocasional de un tren, el zumbido constante de la vida londinense. No hay barreras visuales, solo la vastedad del cielo sobre ti y la ciudad a tus pies. Puedes sentir la temperatura del aire cambiar con la altura, quizás el calor del sol en tu piel o el frescor de la brisa. Es un momento para respirar hondo, para sentirte pequeño y, a la vez, increíblemente grande, dominando el paisaje que te rodea.

El camino de vuelta es diferente. Sientes cómo tus músculos se relajan al descender, el mismo suave rebote de la tela bajo tus pies, pero ahora con la vista de la ciudad acercándose de nuevo. La sensación de logro te acompaña con cada paso. Cuando tus pies tocan el suelo firme de nuevo, hay una sensación de aterrizaje suave, de volver a tu realidad, pero con un recuerdo tangible de la aventura. Te quitas el arnés y sientes el peso que se va, como si una parte de la experiencia se quedara contigo.

Ahora, los consejos prácticos, amiga, directos al grano:

* Reserva con antelación: Es súper popular, sobre todo si quieres ir al atardecer. No te arriesgues a quedarte sin sitio.

* Calzado cómodo: Vas a caminar y la superficie es irregular. Olvídate de los tacones o las sandalias abiertas.

* Móviles y cámaras: No puedes llevar tu móvil ni tu cámara personal durante la subida por seguridad. ¡Pero no te preocupes! Los guías te harán fotos en la cima y puedes comprarlas después. Si quieres fotos, ese es el camino.

* Ropa: Vístete por capas. Arriba hace más viento y puede hacer más frío de lo que parece en el suelo.

* Duración: Toda la experiencia, desde la llegada hasta el final, dura aproximadamente 90 minutos.

* Accesibilidad: Tienen opciones para personas con movilidad reducida o sillas de ruedas, pero debes contactarlos con antelación para coordinar.

¡Es una de esas cosas que tienes que vivir para entenderla!

Sofía Viajera

¡Hola, aventurero/a! Hoy te llevo a un lugar donde Londres se estira hacia el cielo, pero no para ver, sino para *sentir* cada paso de la ascensión.

Imagina que estás a punto de tocar el cielo de Londres. Sientes la suave presión del arnés ajustándose a tu cuerpo, una promesa de seguridad que te envuelve. El aire aquí arriba es fresco, un poco más nítido que a nivel de calle, y trae consigo un olor peculiar que no encuentras en las guías: un aroma sutil a caucho nuevo y aire libre, que emana de la pasarela especial bajo tus pies. Es una mezcla de lo industrial y lo natural, algo que te ancla al momento.

Empiezas a caminar. Cada paso te eleva, pero no es solo la altura lo que notas. Escuchas el delicado y rítmico 'clic-clack' de tu mosquetón deslizándose por el cable de seguridad sobre tu cabeza. Es un sonido constante, casi hipnótico, que te acompaña, una pequeña melodía de confianza y aventura. Puedes sentir la textura rugosa de la pasarela bajo las suelas de tus zapatos, diseñada para que nunca resbales, dándote una conexión tangible con cada centímetro que asciendes. A medida que avanzas, el viento empieza a susurrar contra el tejido de la cúpula, creando un murmullo suave y envolvente. No es un viento agresivo, sino una brisa que te envuelve, recordándote que estás en un lugar único, suspendido entre la ciudad y el cielo.

Ahora, hablemos de lo práctico, como si te estuviera enviando un WhatsApp:

1. Reserva con tiempo: Si quieres subir al atardecer, ¡reserva con meses de antelación! Son los slots más populares y se agotan volando. Si no te importa la hora, aún así, mejor un par de semanas antes para asegurar tu plaza.

2. Calzado y ropa: Prepárate para el viento y la exposición en la cima. Ellos te proporcionan un traje especial para la subida, pero por debajo, ponte ropa cómoda y, lo más importante, ¡zapatillas cerradas y con buena suela! No se admiten sandalias ni tacones por seguridad.

3. Bolsos y objetos: Son bastante estrictos con esto. Solo permiten bolsos muy pequeños (tipo riñonera o bandolera diminuta) que quepan dentro del traje. ¡Olvídate de mochilas! Tienen taquillas gratuitas y seguras para guardar tus cosas grandes, así que ve ligero.

¡Hasta la próxima aventura!

Ana de Viaje

¿Alguna vez has soñado con tocar el cielo de Londres? Subir a la O2 no es solo una actividad; es una aventura que te conecta con la ciudad de una forma única. Pero antes de que te lances, quiero compartirte lo que nadie te cuenta, desde el corazón.

Imagina el viento. Antes incluso de empezar la subida, lo sientes en tu cara, fresco, prometedor. Te enfundan el arnés y la tela se ajusta a tu cuerpo, una sensación de seguridad que te prepara. Cuando pones el primer pie en la pasarela, sientes una ligera inclinación, como si la ciudad te invitara a elevarte. El material del camino bajo tus botas es rugoso, diseñado para darte agarre, y cada paso te eleva un poco más. Escuchas el murmullo de la ciudad que se hace más tenue con cada metro que ganas: el eco distante de los coches, el suave zumbido de las conversaciones abajo, todo se mezcla con el susurro del viento. Y cuando llegas a la cima, no es solo la vista. Es la inmensidad. Puedes sentir cómo el espacio se abre a tu alrededor, cómo el aire es más puro, y el pulso de Londres late bajo tus pies, una vibración lejana que te llena de energía. Es una sensación de libertad, de ser parte de algo mucho más grande.

Ahora, hablemos de lo práctico, porque tu seguridad es lo primero. La subida a la O2 en sí es muy segura, con equipos y guías expertos. Pero la aventura empieza antes de que te pongas el arnés. Alrededor de la O2, y en el camino desde el transporte público, puedes encontrarte con adoquines irregulares o superficies mojadas. Un día de lluvia puede convertir algunas zonas en pistas resbaladizas, así que lleva calzado cómodo y con buena suela. No querrás un resbalón tonto antes de tu gran aventura. Y mientras te mueves por las zonas más concurridas, como la estación de North Greenwich o los alrededores de la arena, mantente alerta. Los carteristas son hábiles en las aglomeraciones. Guarda tus objetos de valor bien protegidos y no te dejes distraer por extraños que intenten llamar tu atención. Es una ciudad vibrante, pero como en cualquier lugar turístico, la vigilancia es tu mejor amiga. Disfruta de la experiencia, pero con los cinco sentidos puestos en ti y en tus pertenencias.

¡Que tengas una experiencia inolvidable en las alturas!

Con cariño,

Olya desde las calles de Londres

¿Un amante de las aves en la cima de The O2? ¡Absolutamente!

Imagina que el viento te acaricia la cara a 52 metros sobre el Támesis. No es solo una vista; es una sensación. Sientes la vibración de la ciudad bajo tus pies, pero aquí arriba, hay una quietud sorprendente, rota solo por el susurro del aire y... ¿qué es eso? Un grito lejano, el aleteo invisible de la vida sobre Londres. Te sientes parte del cielo, y las aves, que normalmente solo ves desde abajo, se convierten en tus compañeras de altura.

Desde la cima de The O2, tus ojos y oídos se abren a un mundo aéreo. Es un lugar privilegiado para observar las aves urbanas de Londres. Escucharás el inconfundible graznido de las gaviotas, como la gaviota patiamarilla o la gaviota argéntea, que sobrevuelan el Támesis en busca de alimento. Y si tienes suerte, podrías ver la silueta inconfundible de un halcón peregrino, el ave más rápida del mundo, que a menudo anida en estructuras altas de la ciudad. Sus vuelos en picada son espectaculares. También, dependiendo de la estación, golondrinas o vencejos cruzando el cielo al atardecer, y no te sorprendas si ves palomas torcaces o zuritas volando por debajo.

Una vez en la cima, busca los bordes de la plataforma de observación. Hay rincones donde puedes apartarte un poco del bullicio principal. Permanece en silencio, respira hondo y deja que tus oídos se ajusten a los sonidos del viento y los cantos distantes. A veces, la paciencia es la mejor herramienta para el avistamiento. No se trata de correr, sino de *ser* parte del entorno por un momento, dejando que las aves se te acerquen en su vuelo.

Para los amantes de las aves, el mejor momento para subir es a primera hora de la mañana, justo cuando abren. Hay menos gente, y las aves están más activas al inicio del día, buscando alimento o realizando sus primeros vuelos. Otra opción es la última subida de la tarde, cuando el sol empieza a caer. Verás las aves regresar a sus nidos y la luz es mágica para la fotografía, si te animas a llevar tu cámara.

No olvides llevar unos prismáticos compactos; te cambiarán la experiencia al permitirte ver los detalles de las aves en vuelo. Y abrígate bien, porque incluso en verano, el viento ahí arriba puede ser fresco. Reserva tu entrada con antelación, sobre todo si quieres ir en un horario específico. ¡Es una aventura que vale la pena!

Léa desde el camino.