Los senderos principales son de tierra compactada y arena, con tramos de madera, y varían de uno a dos metros de ancho. Presentan un perfil mayormente plano, con suaves desniveles naturales y rampas hacia miradores. Estos trazan un circuito delimitado que conecta el faro histórico, la laguna y las zonas de playa. La ruta guía al visitante de forma inmersiva a través de la diversa flora y fauna del parque.

Punta Sur revela su mejor esencia en la media temporada (abril-mayo, septiembre-octubre), con aire cálido pero no sofocante. El sonido dominante es el viento entre la vegetación y el mar, sin estridencias. La afluencia turística es moderada, permitiendo explorar con tranquilidad. Esta calma propicia una inmersión genuina en su ecosistema virgen.

¡Hola, viajeros! ¿Listos para descubrir un rincón mágico en Cozumel?

Al sur de la isla, el Faro Celerain se alza, una silueta centinela que domina un paisaje donde el Caribe muestra su paleta más vibrante. Aquí, la arena es tan fina que se escurre entre los dedos como seda, bañada por un mar de turquesas imposibles que invita a la inmersión. El aire, denso y cálido, trae el aroma salino mezclado con el dulzor terroso de los manglares que abrazan la Laguna Colombia, un santuario de vida silvestre. No es raro escuchar el chapoteo discreto de algún cocodrilo o el aleteo súbito de aves exóticas entre la densa vegetación. La quietud del lugar solo se rompe por el suave arrullo de las olas y el canto de la naturaleza, una sinfonía que te envuelve, alejándote del bullicio. Desde la cima del faro, la vista es un lienzo vivo: el azul infinito del océano fusionándose con el verde esmeralda de la selva virgen, un recordatorio palpable de la biodiversidad que Cozumel protege.

Recuerdo una tarde, mientras caminaba por uno de los senderos menos transitados, el guía nos hizo detener. En la arena, frescas huellas de tortuga marina se dirigían hacia el mar. Nos explicó que Punta Sur es un sitio crucial de anidación para varias especies. Presenciar esa evidencia de vida silvestre prosperando, sabiendo que el parque protege activamente esos nidos, transforma la visita de un simple paseo a una experiencia de profunda conexión con el ciclo vital del planeta. Es un privilegio ser testigo de cómo la conservación se traduce en la supervivencia de estas criaturas ancestrales, y entender el valor incalculable de este refugio natural.

Así que, si buscan un lugar donde el alma se reconecte con la esencia natural, Punta Sur les espera. ¡Nos vemos en el próximo destino, exploradores!

La gente se detiene naturalmente para fotos en el Faro Celarain y la torre de observación. En el faro, encuadre su icónica silueta contra el mar Caribe, incluyendo la vegetación costera. Desde la torre, capture la vasta extensión de la Laguna Colombia y el océano en una panorámica. La mejor luz para ambos es la dorada de la mañana temprano o el atardecer, para tonos cálidos y cielos dramáticos.

Las playas vírgenes del sur y la laguna son espectaculares para la observación de aves y el buceo. Sin embargo, el museo del faro se siente descuidado, añadiendo poco valor al elevado coste de entrada. La sorpresa fue avistar cocodrilos a escasa distancia de la torre de observación, mucho más cerca de lo esperado.

En San Miguel de Cozumel, varias farmacias y empresas de equipos médicos ofrecen alquiler de sillas de ruedas y scooters. La entrega a hoteles o puntos céntricos es común, facilitando el acceso previo a la visita a Punta Sur. Los precios diarios varían, generalmente entre 25 y 50 USD, dependiendo del tipo de equipo y duración. Se recomienda contactar a proveedores como Cozumel Medical Rentals o farmacias grandes con antelación para asegurar disponibilidad.

Ascendes el Faro Celarain, revelando una vista panorámica del Caribe turquesa y la densa selva. Desde torres de observación, divisas cocodrilos inmóviles y aves exóticas en la Laguna Colombia. Te sumerges en las aguas cristalinas de la playa, snorkel en mano, entre cardúmenes de peces tropicales. Exploras discretamente El Caracol, una pequeña estructura maya que susurra historias antiguas.

¡Hola, viajeros! Hoy nos sumergimos en la esencia salvaje de Cozumel.

Punta Sur, más que un parque, es un santuario donde la selva abraza el Caribe. Al ascender el Faro Celerain, el viento salado te acaricia mientras el turquesa se extiende infinito, salpicado por el verde esmeralda de la laguna Columbia, hogar de cocodrilos que se mimetizan con la orilla fangosa. Abajo, los manglares susurran secretos antiguos, y el aire vibra con el zumbido de insectos y el canto de aves endémicas. La arena, suave bajo los pies descalzos, invita a explorar la costa, donde las olas rompen en un ritmo constante contra formaciones rocosas esculpidas por el tiempo. Cada rincón ofrece una pincelada distinta: desde los senderos que revelan iguanas perezosas tomando el sol, hasta las aguas cristalinas donde peces de colores danzan entre arrecifes vibrantes.

Y aquí va un detalle que pocos notan: si te quedas cerca del faro al atardecer, cuando el sol comienza a teñir el cielo de naranja y púrpura, mira hacia arriba. Verás a las fragatas, esas aves majestuosas de alas angulosas, ejecutando un ballet aéreo silencioso y preciso. No es solo un vuelo, es una coreografía natural, un ritual diario de despedida al sol, casi como si el cielo mismo celebrara el fin del día con un espectáculo solo para los observadores pacientes.

¡Hasta la próxima aventura!

Permanece estrictamente en los senderos marcados; cocodrilos y serpientes habitan la zona. El sol tropical es intenso; usa protector solar, sombrero y bebe agua abundantemente para evitar deshidratación. Aplica repelente de insectos en áreas de manglar y lleva calzado cerrado para terrenos irregulares. Evita nadar en zonas no designadas; las corrientes pueden ser peligrosas.

Sí, los amantes de aves gozarán Punta Sur, hogar del Colibrí Esmeralda Cozumeleño y el Vireo Yucateco. Es común avistar el Luis Bienteveo y la Paloma Corona Blanca, además de varias garzas en las lagunas. Los senderos alrededor de la Laguna Colombia y la base del faro ofrecen observación tranquila, lejos del bullicio. El mejor horario es al amanecer, antes de que el parque se llene, o al atardecer para mayor actividad.