Las Caletas presenta senderos de tierra compacta, grava y piedra natural. Su ancho permite el paso cómodo de dos personas, con suaves inclinaciones y escalones puntuales. Estas rutas se adaptan al terreno selvático, revelando progresivamente cada caleta. Guían directamente a restaurantes, áreas de descanso y puntos de actividad.

Las Caletas ofrece su mejor ambiente durante la estación seca, de noviembre a mayo. Las mañanas tempranas de ese periodo brindan un aire más seco y el suave murmullo de las olas. La afluencia de visitantes es mínima, propiciando una quietud que invita a la relajación profunda. Solo los sonidos naturales prevalecen, creando una atmósfera de serenidad ininterrumpida.

¡Hola, viajeros! Hoy os llevo a un rincón de Jalisco que es pura magia.

Imagina una caleta privada, accesible solo por mar, donde el verde esmeralda del Pacífico se funde con la exuberancia de la Sierra Madre. Al desembarcar, la arena dorada te recibe bajo la sombra de palmeras gigantes, que susurran con la brisa marina. Aquí, el tiempo parece ralentizarse; puedes escuchar el suave chapoteo de las olas mientras observas peces de colores danzando en aguas cristalinas. No hay coches, ni bullicio urbano, solo la sinfonía natural de la selva y el mar. Cada rincón ofrece una postal: desde hamacas escondidas entre la vegetación hasta cuevas secretas que invitan a la exploración.

Recuerdo una tarde, tras un día de snorkel y kayak, me senté en una de esas hamacas, con el sol poniéndose. De repente, una iguana verde esmeralda, casi idéntica al agua, se posó tranquilamente a pocos metros. No era un espectáculo preparado, sino un recordatorio palpable de que en Las Caletas, la naturaleza no solo es un telón de fondo, sino la verdadera protagonista. Es un santuario donde la vida silvestre coexiste sin temor, ofreciendo una paz que pocas playas logran.

¿Listos para desconectar y sumergiros en este paraíso? ¡Hasta la próxima aventura, viajeros!

Los columpios sobre el agua son el punto fotográfico natural. Encuadra al sujeto con el mar turquesa y la densa selva como fondo. La luz de media mañana (10-11h) optimiza la claridad del agua y los colores. Para un brillo más cálido, captura la hora previa al atardecer.

El entorno natural de Las Caletas es idílico, con aguas claras y vegetación exuberante. No obstante, la operación es excesivamente comercial; se siente más un parque temático que una playa virgen. Sorprendió la calidad de la paella servida, inesperadamente auténtica para un tour masivo. El trayecto en barco es largo, pero indispensable para apreciar la costa remota.

Para sillas de ruedas o scooters en Las Caletas, lo ideal es contactar directamente a Vallarta Adventures antes de tu viaje; ellos gestionan el acceso. En Puerto Vallarta, puedes alquilarlos en tiendas de equipo médico como Medirent o PV Medical. Pregunta "¿Cuál es el costo por día de una silla de ruedas?" La disponibilidad es buena en la ciudad, con precios variables.

Sumerges en aguas cristalinas, observando peces tropicales y corales vibrantes. Te meces en una hamaca bajo palmeras, escuchando el suave murmullo de las olas. Participas en clases de cocina al aire libre o exploras senderos con fauna exótica. Remas en kayak por ensenadas serenas, descubriendo rincones ocultos de la costa.

¡Hola, exploradores! Hoy los llevo a un rincón de ensueño en Puerto Vallarta.

La llegada a Las Caletas es ya parte de la magia: el catamarán se desliza sobre un azul tan intenso que parece irreal, abriendo paso a una cala escondida donde el verde esmeralda de la jungla se abraza con la arena dorada. No hay coches, solo el susurro del Pacífico y el trino lejano de aves tropicales. Al pisar la orilla, la suavidad de la arena bajo los pies es una bienvenida tácita, mientras el aire, denso y cálido, trae consigo el aroma a salitre mezclado con la dulzura de la flora silvestre que bordea la playa.

Mientras el sol pinta la escena con tonos cambiantes, busquen un sendero menos transitado que se interna un poco en la vegetación, justo detrás de la zona principal de hamacas. Allí, más allá del murmullo de las olas, descubrirán un sonido peculiar y casi hipnótico: el *clic-clac* rítmico y hueco de los tallos de bambú chocando suavemente entre sí con cada brisa. Es un eco natural, una percusión orgánica de la selva que pocos notan, ahogada por la algarabía de la playa, pero que ancla este lugar en su esencia salvaje y pura. Este rincón ofrece una pausa, un momento donde solo existe la naturaleza en su forma más auténtica.

¡Hasta la próxima aventura!

El sol intenso exige protección solar alta y constante hidratación para evitar insolación. Senderos y rocas húmedas pueden ser resbaladizos; usa calzado con buen agarre. Al nadar, presta atención al entorno marino y posibles corrientes sutiles. Modera el alcohol para mantener la lucidez y evitar accidentes.

Sí, los amantes de las aves disfrutarán Caletas por su entorno selvático. Escucharán loros, urracas san blas, y el distintivo canto del chachalaca. Los senderos menos concurridos hacia el jardín botánico o la caleta sur ofrecen la mejor observación. Las primeras horas de la mañana, antes de la llegada masiva de visitantes, son ideales.