¡Hola, mi gente viajera! Acabo de volver de Berlín y tengo que hablaros del Pergamonmuseum, o como lo llaman allí, el Pergamonmuseum. Y ojo, que esto es como si te lo contara en un audio de WhatsApp, sin filtros.
La experiencia en sí (lo que sientes, lo que imaginas)
Imagina que tus pies pisan un suelo que ha visto siglos, que ha sido testigo del ir y venir de miles de personas con la misma curiosidad que tú. Entras al Pergamon y, aunque ahora mismo está en plena reforma y no se ve todo, lo que sí está abierto te golpea de lleno. Sientes el aire denso, cargado de historias, como si pudieras tocar el tiempo.
Cuando te plantas frente a la majestuosa Puerta de Istar, es como si el mundo se detuviera. Cierra los ojos por un momento y siente el azul intenso de sus ladrillos esmaltados, un azul tan profundo que casi puedes oler la arena del desierto de Babilonia. Tus oídos captan un eco imaginario, el rugido de los leones y dragones que la decoran, animales míticos que parecen cobrar vida bajo tus dedos si los rozaras. Te sientes diminuto, pero a la vez, una parte de algo inmenso y antiguo. No es solo ver; es *estar* en Babilonia, es *sentir* su poder y su arte.
Y luego, la Puerta del Mercado de Mileto. Es tan grande, tan imponente, que tu cuerpo reacciona a su escala. Te paras frente a ella y te sientes diminuto, una mota de polvo en el tiempo. Puedes casi sentir el bullicio de un mercado antiguo, el ir y venir de la gente, el aroma a especias y a vida que debió tener ese lugar hace miles de años. Es una sensación de asombro puro, de conexión con una civilización que, aunque lejana, se vuelve tangible.
Lo que me encantó (y me emocionó de verdad)
Sin duda, la Puerta de Istar es una joya. No solo por su tamaño, sino por la vibración del azul y los detalles de los animales. Es tan vívida que te transporta. La Sala de Alepo también me dejó sin palabras. Es una sala entera de una casa noble siria, con paneles de madera intrincadamente tallados. Aquí, casi puedes oler las especias y el café imaginario, sentir la calidez de un hogar lejano. La artesanía es tan fina que tus dedos casi rozan la madera, y te preguntas cuántas historias se habrán contado entre esas paredes. Es un rincón de pura belleza y detalle, un contraste perfecto con la monumentalidad de las puertas.
Lo que no me gustó (y te lo digo sin rodeos)
Aquí viene la parte "amiga sincera": prepárate para una sorpresa… no tan buena. Gran parte del museo está cerrado por reformas, y esto es algo que no todo el mundo sabe antes de ir. La sección de Arquitectura Antigua y el Altar de Pérgamo (que le da nombre al museo) están completamente inaccesibles hasta 2027. Es un poco decepcionante si vas con la idea de verlo todo. Aun así, la parte abierta puede estar abarrotada, lo que a veces le quita un poco de magia a la experiencia íntima que buscas.
Lo que me sorprendió (y me hizo pensar)
Lo que más me sorprendió fue la intimidad que sentí con las piezas, a pesar de la magnitud de la historia y las limitaciones por las obras. Pensé que, al estar tan grande parte cerrada, la experiencia sería pobre. ¡Pero no! El poder y la belleza de la Puerta de Istar y la Sala de Alepo son tan inmensos que, por sí solos, justifican la visita. Es como si la ausencia de otras salas permitiera que te concentraras más profundamente en lo que sí puedes ver, sentir y experimentar. La luz que se filtra por las ventanas y cómo ilumina el azul de Istar, haciéndolo vibrar, fue un detalle que me dejó pensando en la belleza de lo simple y lo monumental.
Mis consejos prácticos (como si te los enviara por WhatsApp)
*   Reserva online SÍ o SÍ: Es imprescindible. Las entradas se agotan rápido, y si no tienes reserva, es muy probable que te quedes fuera.
*   Infórmate bien antes de ir: Revisa la web oficial para saber qué secciones están abiertas. Misma información, no hay cambios.
*   Tiempo de visita: Con una hora y media o dos, tendrás tiempo de sobra para lo que se puede ver ahora. No planees un día entero allí.
*   Gestiona tus expectativas: No vayas esperando ver el museo completo, porque te llevarás una decepción. Ve sabiendo que vas a ver unas pocas maravillas que te dejarán sin aliento, y eso es suficiente.
Un abrazo fuerte,
Olya desde las calles.