Pocos paisajes emocionan tanto a los viajeros como una visita a la encantadora Meteora. Las gigantescas rocas con su impresionante volumen y altura, que se elevan bruscamente en el borde de una extensa llanura, interrumpen el paisaje suave como si fueran irreales, formando parte de un fenómeno geológico impresionante que no puedes perderte la oportunidad de observar de cerca. Además, la intervención humana en este escenario misterioso es asombrosa: los monasterios construidos en lo más alto de las rocas parecen flotar entre la tierra y el cielo, entre lo humano y lo divino. En 1989, Meteora fue añadida a la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.