Husavik: Viaje Épico de Ballenas en Barco de Roble Tradicional

Kaia y Maia fueron las dos chicas que nos guiaron hasta las ballenas. Su actitud positiva y fantástico carácter hizo que fuera una experiencia única. Quise tomarme el tiempo para escribir este mensaje por qué ese tipo de actitud y pasión debe de ser destacado

Ha sido una de las peores experiencias de mi vida. No ha sido enteramente por la compañia, que parecia tener todo bien organizado. Nos ha salido un dia muy frio, 3h en un barco a la intemperie lloviendo y nevando sobre nosotros, congelados por completo pese a las multiples capas. Y ademas, solo hemos conseguido ver patos y gaviotas. La vida es asi, unas veces se gana y otras se pierde, hemos arriesgado, pero sabiendo que a inicio de temporada es muy dificil ver ballenas y que llevaban dias sin verlas, yo les recomiendo cancelar la salida cuando sale mal tiempo, fue una tortura para los participantes y el ambiente fue muy depresivo incluso cuando sacaron chocolate caliente, teniamos todo el cuerpo entumecido y el barco se movia mucho. Si todavia no es temporada alta para cetaceos no recomiendo esta actividad. Volveremos en verano alguna vez con el vale de reintento que nos dieron.

Fue interesante navegar con un barco de estilo tradicional, aunque quizás sea más versátil una lancha rápida.

Fuimos a primera hora y conseguimos ver una ballena pegada al barco y dos o tres de lejos, también vimos muchos delfines que se acercaron al barco y a lo lejos saltaban. Bastante bien la excursión. Nos pusimos en la parte de arriba y se ve bastante bien todo. De vuelta al puerto sacaron un chocolate calentito y un bollo típico de la zona que entró de maravilla con el fresquito! Muy recomendable la salida en el barco.

Estuvimos bien atendidos, la tripulación muy atenta y muy bien equipado el barco, pero siempre estuvimos muy lejos de las ballenas, la verdad era nuestra primera vez y ni siquiera alcanzamos a dimensionar su tamaño, parece que hay que llevar binoculares al avistamiento y eso no lo sabíamos, porque había otro barco que siempre estaba adelante de nosotros y las veía mucho mejor.

Vimos bastantes ballenas y la explicación estuvo muy bien. El chocolate se agradece porque se pasa frío, pero el buzo que te dan es bastante abrigado.

10 de 10. Iñaki y Alejo nos hicieron sentir en casa, su entusiasmo y simpatía nos acogieron. Nos explicaron todo, tuvimos la suerte de ver la ballena jorobada que había en el mar en varias ocasiones y nos dieron chocolate caliente con un bollo.

Extraordinaria experiencia! Cumplimos nuestro objetivo de avistar ballenas, las vimos muy cerca El personal a cargo estuvo excelente Muy recomendable Un "must" si vienen al norte de Islandia

Como visión general el viaje ha dejado de desear con el precio que tiene. La barca era muy inestable y había muchísimo movimiento. Aunque de normal no te marees en un barco es muy probable que en este sí. Más de la mitad de los tripulantes acabaron vomitando por la borda y en el propio suelo del barco. No aseguran que se puedan observar ballenas, pero aun así las buscan activamente. No es un viajecito en barco por si vemos ballenas, es un búsqueda a muy alta velocidad buscándolas con gran inestabilidad del barco. Además, la temperatura era extrema (fuimos en Abril). A pesar de llevar toda nuestra ropa y un mono que nos dieron en el viaje (mas de 5 capas en total) estuvimos gran parte del viaje quietos hechos un ovillo para mantener la temperatura. La tripulación era muy maja y ofrecían un tentempié al final, pero no lo comimos después del mareo.

Nos reservamos para un paseo en barco de 2 horas de observación de ballenas, pero pasamos 3 horas y 45 minutos en el barco de observación de ballenas jorobadas. La primera hora pasó sin avistamientos, luego vimos una ballena que seguimos, y luego una segunda. Entonces de repente se desató todo el infierno; nuestro guía (y un apasionado amante de las ballenas) se emocionó delirantemente al divisar, primero, una manada de delfines y luego, poco después, una escuela de ballenas piloto. Había un montón de investigadores en el barco que estaban igualmente emocionados, ya que esto era aparentemente un avistamiento poco común, muy rara vez visto. La tripulación se dio el gusto de seguir a las dos especies, sin importarles que hubiéramos pasado el tiempo de regreso. Gracias a ellos pudimos presenciar en gran compañía y confirmar lo que fue un avistamiento único. Muchas gracias a North Sail y a la tripulación de Gardar que nos llevaron en el viaje de las 11 am el 28 de septiembre.