Descubrir la segunda capital de la Costa Blanca con sus dos sitios del Patrimonio Mundial es esencial al visitar estas tierras. La mayor palmeral de Europa ha marcado la evolución de una ciudad antigua como pocas, por la que han pasado hasta 7 civilizaciones a lo largo de la historia. Los restos de la medina, así como su imponente basílica, forman parte de una imagen medieval que tiene poco que ver con la ciudad moderna inmersa en la industria del calzado. Visitar una de estas fábricas y la posibilidad de adquirir zapatos a buen precio son un aliciente en esta excursión. De regreso a la costa, nos acercaremos a Santa Pola, antiguamente el portus ilicitanus de los romanos y actualmente un lugar de descanso para miles de veraneantes. Las Salinas, los flamencos, el cabo de la Huerta, la isla de Tabarca forman parte de la vista habitual de este pueblo pesquero.