¡Hola, amigo! Me preguntabas qué se hace en la Iglesia Bautista Ebenezer en Atlanta, y te diré que no es solo "hacer", es *sentir*.
Imagina que llegas y lo primero que notas no es un edificio, sino el aire. Es diferente, más denso, cargado de algo que no puedes nombrar. Caminas por Auburn Avenue y el asfalto bajo tus pies te cuenta historias silenciosas. Sientes el sol de Georgia en tu piel y, de repente, estás frente a la iglesia histórica. No es una catedral imponente, sino un edificio de ladrillo rojo, modesto, pero que irradia una presencia que te atrapa. Puedes casi oler el incienso de la esperanza y la lucha que llenaron esos muros.
Cuando cruzas el umbral de la iglesia histórica, lo primero que te envuelve es el silencio. No es un silencio vacío, es un silencio que resuena con ecos de voces poderosas. El aire es fresco, un poco húmedo, y puedes sentir el suelo de madera crujir suavemente bajo tus pies, cada tabla una memoria. Si extiendes la mano, casi puedes tocar las oraciones y los himnos que se elevaron desde los bancos de madera pulida. Imagina a la gente sentada allí, hombro con hombro, el murmullo de sus respiraciones, el roce de sus ropas. Es como si el tiempo se hubiera detenido, y estás en medio de un momento sagrado.
Para visitarla, la iglesia histórica está dentro del Parque Histórico Nacional Martin Luther King Jr., y el acceso es gratuito. Normalmente abren de 9 a 5, pero siempre es bueno chequear antes porque a veces cierran para eventos especiales. Es un recorrido autoguiado, así que puedes ir a tu propio ritmo. Hay estacionamiento limitado cerca, pero lo más fácil es usar el transporte público o un servicio de viajes compartidos si no quieres complicarte. No hay tickets ni filas, solo entras y absorbes.
Al salir de la iglesia histórica, te encuentras de nuevo en el presente, pero con esa sensación de haber viajado en el tiempo. El sonido del tráfico cercano y las voces de la gente que pasea por el parque te devuelven a la realidad. Es un paseo corto y tranquilo, de unos pocos pasos, y de repente, te encuentras frente a la "nueva" Ebenezer. Es un contraste, sí, pero no desagradable. Es como si el espíritu de la vieja iglesia hubiera crecido y se hubiera expandido.
Entrar en la nueva Iglesia Bautista Ebenezer es una experiencia diferente. Es más grande, más moderna, pero aún así, la energía es palpable. Puedes sentir la amplitud del espacio, el eco de los pasos en el pasillo central, y aunque no haya un servicio, casi puedes escuchar los coros, la música, las voces de la congregación llenando el lugar. Los asientos son más cómodos, la iluminación más contemporánea, pero si cierras los ojos, puedes sentir esa misma conexión, esa misma fe que se ha transmitido de generación en generación.
Si quieres asistir a un servicio, la nueva Ebenezer tiene servicios regulares los domingos por la mañana, y están abiertos al público. Solo llega con tiempo, especialmente si es una fecha importante, porque se llena. No hay un código de vestimenta estricto, pero viste con respeto. Y sí, es una iglesia activa, así que sé consciente de eso. Puedes combinar la visita con otros puntos del Parque MLK, como la casa natal de King o el Centro del Legado, que están a poca distancia a pie.
Cuando te vas, lo que se queda contigo es una sensación de esperanza. No es solo la historia lo que te marca, sino la idea de que la lucha y la fe continúan. Puedes sentir el peso de la historia en tus hombros, pero también una ligereza, como si una parte de esa resiliencia se te hubiera pegado. Y sí, si prestas atención, podrías jurar que escuchas un suave eco de "We Shall Overcome" en el viento.
Clara del Camino