¿Te has preguntado alguna vez cómo sería escapar del bullicio de una ciudad histórica como Cracovia para sumergirte en la naturaleza más pura? Hay un lugar que te lo permite, aunque no esté *en* Cracovia, es una excursión de un día que te cambia la perspectiva. Imagina que te levantas temprano, el aire aún fresco de la mañana te acaricia la cara mientras el autobús se aleja de los adoquines. A medida que te acercas, el paisaje cambia: los campos dan paso a colinas más grandes, y de repente, sientes el aire más limpio, con un ligero aroma a pino y humedad. Sabes que estás llegando.
Y de repente, estás ahí, a orillas del río Dunajec. Cierra los ojos un momento. Escuchas el murmullo constante del agua, no como un rugido, sino como una conversación suave y persistente. Sientes la brisa fresca que baja por el desfiladero, incluso en un día soleado, y hueles la tierra húmeda, los árboles centenarios que se aferran a las laderas. Subes a una de esas balsas de madera tradicionales, con sus orillas de troncos, y el crujido suave de la madera bajo tus pies es el primer sonido que te da la bienvenida. Te sientas, y el leve balanceo te mece mientras los "balseros" (gorales, con sus trajes tradicionales) empujan con sus largas pértigas. Sientes el sol en tu piel y el frío del agua que salpica suavemente a los lados. Es un viaje que te lleva a través de la historia geológica, donde las paredes de roca se elevan a ambos lados, tan altas que casi puedes tocar las nubes.
Para llegar hasta aquí desde Cracovia, la opción más cómoda y práctica es unirte a una excursión organizada de un día. Suelen incluir el transporte de ida y vuelta, que te dejará directamente en Sromowce Kąty, el punto de partida de las balsas. Si prefieres ir por libre, puedes tomar un autobús desde la estación principal de Cracovia (Dworzec Autobusowy) hasta Nowy Targ y desde allí otro autobús local a Sromowce Kąty, pero es más complicado y consume mucho tiempo. Te lo digo como amiga: paga el extra por la excursión, tu tranquilidad lo vale.
Una vez que estás en la balsa, el viaje dura aproximadamente dos horas y media. No te preocupes por el frío; aunque la brisa sea fresca, la emoción y el sol (si tienes suerte) te mantendrán a gusto. Vístete en capas, eso sí, y lleva calzado cómodo que no te importe que se salpique un poco. Los balseros no suelen hablar mucho inglés, pero te señalarán los puntos de interés con gestos y, a veces, con alguna palabra divertida en polaco. No te olvides de la cámara, pero intenta también vivir el momento; hay algo mágico en dejar que el río te lleve sin distracciones.
El viaje en balsa termina en Szczawnica. Aquí, mi consejo es que no te apresures a volver. Tómate tu tiempo. Puedes dar un paseo corto por el parque que hay junto al río, sentir la hierba bajo tus pies o los adoquines del pueblo. Hay restaurantes locales donde puedes probar la trucha fresca del Dunajec, una delicia después del viaje. Busca un sitio con terraza y simplemente siéntate, escucha el murmullo del río a lo lejos y siente el pulso tranquilo del pueblo. Para volver a Cracovia desde Szczawnica, si fuiste con un tour, tu autobús te esperará. Si fuiste por libre, tendrás que tomar un autobús de vuelta a Nowy Targ y de allí a Cracovia.
Así que, si planeas esta aventura, empieza tu día en Sromowce Kąty, justo donde las balsas te esperan. No te saltes la experiencia de la balsa bajo ningún concepto, es el corazón de todo. Y guarda para el final la tranquilidad de Szczawnica: un paseo sin prisas, una comida local sabrosa y ese momento de reflexión junto al río antes de regresar a la ciudad. Es una ruta sencilla: llegar, flotar, pasear, comer y volver. Una escapada que te recarga el alma.
Un abrazo desde la carretera,
Olya from the backstreets