Imagina que estás en el corazón de Florencia, justo en la Piazza del Duomo. No ves, pero lo sientes. Sientes la inmensidad, la presencia de algo gigantesco que se alza sobre ti. El aire es denso, cargado con el murmullo de cientos de voces que suben y bajan, el tintineo lejano de una bicicleta, el suave roce de pasos sobre el adoquín. Sientes el sol cálido en tu piel, rebotando en la piedra antigua que te rodea, una piedra que lleva siglos absorbiendo historias. Levantas la cabeza, o eso parece, porque la mole de la cúpula de Brunelleschi se estira hacia el cielo, un eco silencioso de la historia que te envuelve.
Ahora, prepárate para subir. Escuchas el eco de tus propios pasos y los de otros, un ritmo constante que te acompaña en la oscuridad relativa de las escaleras. El aire se vuelve más fresco, más denso, y tus manos rozan la piedra pulida por el tiempo, áspera en algunos puntos, suave en otros, con el olor característico de la humedad y el polvo antiguo. A veces, la escalera se estrecha tanto que tu cuerpo se pega a la pared, sintiendo cada curva, cada giro ascendente. Es un ascenso íntimo, casi meditativo, donde cada peldaño te acerca un poco más al cielo.
Y de repente, el aire cambia. Sientes una ráfaga fresca que te golpea la cara. El sonido de la ciudad se expande, ya no es un murmullo cercano, sino una sinfonía distante. Estás en la cima. Sientes el viento acariciando tu piel, y aunque no puedes ver, imaginas un tapiz inmenso extendido bajo tus pies: los tejados anaranjados de Florencia como un manto, el río Arno serpenteando como una cinta plateada, las colinas verdes que abrazan la ciudad en el horizonte. Es una sensación de libertad, de ser parte de algo mucho más grande, de tocar la historia con la punta de los dedos, envuelto en la brisa florentina.
Vale, suficiente de soñar, hablemos de logística para que tu experiencia sea perfecta.
* Mejor momento del día: Sin duda, la primera hora de la mañana (justo al abrir) o la última de la tarde (una hora antes de cerrar). La luz es preciosa y la afluencia de gente es menor.
* Cuándo evitar las multitudes: Evita las horas centrales del día (11:00h - 16:00h), especialmente en fines de semana y temporada alta (primavera y verano). Son un caos.
* Cuánto tiempo dedicar: Calcula entre 1 hora y 1 hora y media para subir, disfrutar de las vistas y bajar. Si te detienes mucho a ver los frescos interiores, quizás 2 horas.
Y algunos extras para que todo salga redondo:
* Qué *no* saltarte: No intentes comprar las entradas en el momento. Es IMPRESCINDIBLE reservar tus tickets con antelación, a ser posible con semanas o incluso meses de antelación, directamente en la web oficial del Duomo. Los slots se agotan rapidísimo.
* Consejos locales:
* Cafés cercanos: Justo al salir de la Piazza del Duomo, en Via del Corso, hay varias cafeterías con buen café y bollería. Busca la "Pasticceria Scudieri" para un *cornetto* y un *cappuccino* auténticos, aunque suele estar concurrida.
* Aseos: Los baños públicos son escasos y de pago en la zona. La mejor opción es usar los de los museos o alguna cafetería si consumes algo. Dentro del complejo del Duomo hay baños para los visitantes, pero suelen tener cola.
* Calzado: Lleva calzado cómodo, sin tacones. Las escaleras son estrechas, irregulares y empinadas. Querrás sentirte seguro y cómodo a cada paso.
Olya from the backstreets