¡Hola, exploradores de lo bello!
En el corazón de Dijon, entre calles adoquinadas que susurran historias, se alza discretamente el Hôtel de Vogüé. Este palacete renacentista, edificado a principios del siglo XVII, no es solo una fachada; es un viaje a la elegancia de una época. Su patio interior, a menudo accesible, te envuelve en una calma sorprendente, lejos del bullicio urbano. Los detalles de la piedra tallada, las ventanas que reflejan el cielo borgoñón, y la simetría de su diseño evocan la sofisticación de sus primeros propietarios.
Pero lo que realmente lo distingue, y lo convierte en un emblema de la región, es su tejado de *tuiles vernissées*. Estas tejas esmaltadas, con sus patrones geométricos en tonos ocres, verdes y rojizos, no eran solo una elección estética; eran un símbolo de estatus y riqueza para Étienne Bouhier, su primer dueño y presidente del Parlamento de Borgoña. En una época donde la mayoría de los edificios tenían tejados sencillos, la opulencia de estas tejas transformaba el Hôtel de Vogüé en una joya que proclamaba la prosperidad y el buen gusto de sus habitantes. Es una obra de arte funcional que captura la luz del sol y la devuelve en un caleidoscopio de colores, recordándonos la maestría artesanal borgoñona y el deseo de sus élites de dejar una huella visible y deslumbrante.
Hasta la próxima aventura, y que vuestros viajes estén siempre llenos de descubrimientos tan singulares como este.