La superficie es de ladrillo y piedra antigua, pulida por el paso del tiempo. Son estrechas, apenas permitiendo el paso de dos personas a la vez. La pendiente es constante y pronunciada, un ascenso ininterrumpido. Guían la ruta directamente hacia arriba, sin zigzags ni desvíos laterales.

La mañana temprana o el final de la tarde ofrecen el aire más fresco y una brisa ligera. A esas horas, el silencio permite escuchar el canto de los pájaros, con solo pasos ocasionales de exploradores. Los meses de invierno (noviembre-abril) evitan las multitudes de cruceros del mediodía. La atmósfera se vuelve más íntima, ideal para apreciar su historia sin agobios.

¡Hola, exploradores! Hoy subimos un poco para encontrar una joya histórica en el Caribe.

La ascensión por los 99 Escalones es un viaje en sí mismo. Bajo la sombra de árboles centenarios, los ladrillos de color rojizo-tierra, pulidos por siglos de pisadas, ofrecen una textura irregular y fresca al tacto. El silencio solo se rompe por el suave crujido de las hojas y el eco lejano de la ciudad. Cada uno de estos ladrillos, traído como lastre en barcos daneses desde Europa, cuenta una historia de comercio, ingenio y la fundación de Charlotte Amalie.

Al coronar la cima, la brisa marina te envuelve, y el panorama se despliega majestuoso: tejados de terracota salpicando el paisaje, el puerto vibrante con veleros y cruceros, y el azul infinito del Caribe fusionándose con el cielo. Es una postal viva de la historia y la geografía de St. Thomas.

Recuerdo una tarde, exhausto pero satisfecho en el último escalón, vi a una anciana local subir con una agilidad sorprendente, casi sin inmutarse. Me sonrió y dijo, "Estos escalones son el corazón de nuestra ciudad, nos conectan con todo, con el pasado y con el mar." Y en ese momento, no eran solo 99 peldaños; eran la arteria vital de St. Thomas, un recordatorio tangible de la resiliencia y la historia de la isla, que eleva no solo tu cuerpo sino también tu perspectiva.

Hasta la próxima aventura, ¡sigan explorando el mundo paso a paso!

La cima de los 99 Escalones ofrece vistas panorámicas de Charlotte Amalie y su bahía. Enmarque el histórico ladrillo rojo y la ciudad portuaria como telón de fondo. Una perspectiva popular desde la mitad realza la sinuosa escalera y su arquitectura. La luz dorada de la mañana temprana o del final de la tarde es ideal para evitar sombras duras.

La vista panorámica desde la cima compensa el esfuerzo, ofreciendo una perspectiva única de Charlotte Amalie. El ascenso es empinado y algunos tramos exhiben falta de mantenimiento, restando encanto al recorrido. Más allá de la historia de sus ladrillos daneses, la atracción es fundamentalmente solo una escalera. Sorprendió que el entorno a pie de calle resultara tan deslucido, contrastando con la promesa de la cumbre.

Para alquilar una silla de ruedas o scooter en St. Thomas, contacte a Island Medical Supplies. Ofrecen tarifas diarias y semanales, con posible entrega en su ubicación. Es recomendable llamar con antelación para confirmar disponibilidad y precios exactos. Verifique también si su compañía de cruceros ofrece este servicio a bordo.

Sube los históricos escalones de ladrillo danés, sintiendo su textura bajo tus pies. A cada peldaño, la panorámica del puerto de Charlotte Amalie se expande, revelando veleros y tejados vibrantes. Arriba, la brisa marina te envuelve mientras exploras los alrededores del Castillo de Barbanegra. Es un paseo vertical que conecta la historia colonial con vistas impresionantes.

¡Hola, exploradores! Listos para un ascenso histórico en el Caribe?

Al pie de las 99 Steps en St. Thomas, la historia te envuelve antes de dar el primer paso. Estas escalinatas, construidas con ladrillos de lastre traídos de Dinamarca, no son solo un camino; son un lienzo vivo de la época colonial. La vegetación exuberante se abraza a los muros de piedra, proyectando sombras danzantes que juegan con la luz filtrada del sol. Cada escalón de piedra, pulido por siglos de pisadas, te invita a subir, revelando poco a poco vistas más amplias de la vibrante bahía de Charlotte Amalie y sus tejados rojos.

Mientras asciendes, el aire se impregna con el aroma terroso de la humedad tropical y el dulzor sutil de alguna flor oculta. Pero detente un momento, más allá del rumor lejano de la ciudad, y escucha. Hay un detalle que pocos notan: el sonido peculiar de tus propios pasos sobre estos antiquísimos ladrillos. No es un simple eco; es una resonancia suave, casi un susurro, que parece contener la memoria de innumerables vidas que han transitado por aquí. Es la voz de la historia, acompañándote en tu ascenso. Al llegar a la cima, la brisa marina te saluda, y la panorámica te recompensa con una perspectiva única, uniendo el pasado colonial con el vibrante presente isleño.

¡Sigue explorando y descubriendo, viajeros!

Las escaleras de ladrillo, a menudo húmedas, exigen calzado adherente para evitar resbalones. Observe cada paso; la irregularidad de los peldaños históricos puede causar tropiezos inesperados. La ascensión bajo el sol caribeño requiere hidratación constante y un ritmo pausado. Mantenga sus objetos de valor seguros y evite distracciones al subir o bajar.

Sí, la vegetación densa que bordea los 99 Escalones atrae avifauna local. Podrían avistar colibríes, reinitas y escuchar el trino de la tórtola aliblanca. Los pequeños rellanos laterales o las áreas menos transitadas cerca del tope ofrecen mejor observación discreta. Temprano en la mañana, antes de la afluencia turística, es ideal para la actividad aviar más intensa.