¡Hola, exploradores! Hoy nos elevamos sobre la campiña inglesa para descubrir un hito fascinante.
En lo alto de una colina, Broadway Tower se alza como una visión de cuento, una "folly" del siglo XVIII construida no para la defensa, sino para el deleite visual. Su exterior de piedra caliza de Cotswolds irradia una calidez dorada bajo el sol, con una silueta que evoca un castillo medieval, aunque su propósito era puramente estético. Al adentrarse, una estrecha escalera de caracol de piedra, pulida por innumerables pasos, invita a un ascenso pausado. Cada rellano revela pequeñas cámaras que narran la historia de la torre y sus ilustres visitantes, con la luz filtrándose por las aspilleras. La recompensa final es la plataforma superior, un mirador de 360 grados donde el viento susurra historias antiguas y la vista abarca hasta 13 condados en días claros. El paisaje se despliega como un inmenso tapiz de campos verdes y dorados, salpicado de aldeas de postal, una perspectiva que te hace sentir en la cima del mundo.
Un ejemplo de por qué esta torre importa va más allá de su belleza. William Morris, el célebre artista y diseñador del movimiento Arts and Crafts, la visitaba con frecuencia. Para Morris y su círculo, la torre no era solo un punto de referencia; era un santuario de inspiración. Desde su cima, contemplaban la misma campiña que alimentaba su filosofía de unir la artesanía con la naturaleza. La torre se convirtió en un faro silencioso para su visión, un lugar donde la belleza del paisaje y la importancia de la estética en la vida cotidiana se entrelazaban, demostrando que su valor reside tanto en su presencia física como en su capacidad para inspirar grandes mentes.
¡Hasta la próxima aventura!