¡Hola, explorador/a! Hoy te llevo a un lugar que es pura fantasía en París, un espacio donde el arte y la arquitectura se funden: la Fundación Louis Vuitton. No te voy a dar un tour aburrido, sino una ruta para que la sientas con cada fibra de tu ser, como si camináramos juntos.
Imagina que dejas atrás el bullicio de París. Tomas el metro hasta Les Sablons y, si te animas a una caminata corta de unos 15 minutos (o el autobús lanzadera si prefieres), te adentras en el Bois de Boulogne. El asfalto da paso a la tierra, a las hojas secas crujiendo bajo tus pies. ¿Sientes el aire más fresco? Es el olor a hierba, a tierra mojada, a árboles. De repente, el sonido del tráfico se apaga y empiezas a escuchar el canto de los pájaros. Mientras caminas, busca con tu mano el viento. Es un viento limpio, que huele a naturaleza. Y entonces, a lo lejos, el edificio empieza a aparecer. No es una mole. Es como si una serie de velas gigantes y curvas se hubieran posado sobre el agua. Puedes casi sentir las líneas fluidas de su estructura de cristal, como si el viento las hubiera moldeado. Al acercarte, escucha el murmullo de la gente, pero también un eco sutil que te envuelve, como si las paredes de cristal cantaran. Para empezar, entra por la puerta principal. Sentirás un espacio amplio y diáfano, donde el eco de tus pasos te da la bienvenida. Lo primero que notarás es la amplitud, el aire que circula y la sensación de que estás en un lugar diseñado para la luz, aunque no la veas, la sientes en la atmósfera.
Una vez dentro, en la planta baja (Nivel 0), te envuelve una sensación de calma, un eco suave que acompaña cada paso. Aquí suelen haber instalaciones de gran escala. Imagina que extiendes tus brazos: el espacio es inmenso, el techo altísimo. Puedes sentir el suelo liso y pulido bajo tus pies. A veces hay esculturas que te invitan a tocarlas (siempre con respeto y si está permitido), a sentir sus texturas, su frialdad, sus contornos. Escucha atentamente: ¿hay un sonido específico en esta sala? A menudo, el arte moderno juega con el audio. Tómate tu tiempo para explorar este espacio, para que tus oídos y tu sentido del tacto capten la primera impresión de la Fundación. Si necesitas guardar algo, los guardarropas están cerca de la entrada principal, a tu izquierda. Son muy prácticos y liberarte de abrigos y mochilas te permitirá sentir el espacio con más libertad.
Ahora, vamos a subir. Puedes tomar los ascensores, que son amplios y silenciosos, o las escaleras, donde cada escalón te lleva a un nuevo nivel de descubrimiento. En las plantas superiores (Nivel 1 y 2), encontrarás las exposiciones temporales. Aquí, cada sala tiene su propia atmósfera. Puedes sentir que los techos varían de altura, que los pasillos se estrechan o se abren. Intenta concentrarte en el "clima" de cada sala. Algunas obras pueden emitir sonidos, otras son silenciosas, pero el aire que las rodea cambia. Si hay alguna pieza interactiva, no dudes en explorarla con tus manos (siempre que se indique que es posible). A veces, una obra de arte no es solo visual; puede ser una vibración, una textura en la pared o incluso un cambio en la temperatura del aire a su alrededor. No te presiones por "entender" todo; solo déjate llevar por lo que tus otros sentidos te dicen.
Pero lo que no te puedes perder, lo que tienes que guardar para un momento especial, son las terrazas. ¡Son una maravilla! Hay varias, en diferentes niveles, que ofrecen sensaciones únicas. Sube hasta la más alta que puedas encontrar. Aquí, el viento te golpeará la cara de una manera distinta, más libre. Escucha: el murmullo del tráfico de París se mezcla con el canto de los pájaros del Bois de Boulogne. A veces, si llueve o ha llovido, puedes oler el ozono en el aire, o la tierra mojada. En un día soleado, sentirás el calor del sol en tu piel y, si extiendes tus manos, quizás notes la brisa que sube desde el parque. También hay zonas con cascadas de agua, así que si te acercas, sentirás la humedad en el aire y escucharás el constante y relajante sonido del agua cayendo. Es un lugar para respirar hondo y sentirte parte de algo más grande, con París a tus espaldas y la naturaleza a tus pies.
Para terminar tu visita, te sugiero bajar al Nivel -1. Es un espacio diferente, más íntimo, donde el sonido del agua es el protagonista. Aquí se encuentran las cascadas internas de la Fundación. Podrás escuchar el agua caer y fluir, un sonido constante y envolvente que crea una atmósfera de calma. Siente la humedad en el aire, el frescor que emana del agua. Es un lugar ideal para sentarse un momento, reflexionar sobre lo que has experimentado y dejar que el sonido del agua te envuelva. Hay un pequeño café también en este nivel si te apetece una bebida o un snack rápido antes de salir. Para la salida, simplemente dirígete de nuevo hacia la entrada principal. Tómate tu tiempo al salir, para que la sensación de este lugar tan particular se quede contigo un rato más.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya desde las callejuelas