El suelo es un distintivo mosaico de teselas rojas, negras y crema que forman un patrón ondulado. Sus amplias sendas peatonales discurren paralelas al puerto deportivo, sombreadas por hileras de palmeras. El terreno es prácticamente llano en toda su extensión, facilitando un paseo lineal sin esfuerzo. El diseño ondulado del mosaico guía sutilmente al paseante a lo largo del frente marítimo.

La Explanada se disfruta plenamente al atardecer en primavera u otoño. El aire es suave, con una brisa marina fresca que mece las palmeras. El sonido se compone de un murmullo apacible de conversaciones y el lejano vaivén del mar. La multitud pasea sin prisa, con un ambiente relajado y contemplativo.

¡Hola, exploradores!

La Explanada de España, en Alicante, no es solo un paseo; es el pulso de la ciudad. Su suelo es una obra de arte hipnótica: un mosaico ondulante de teselas rojas, negras y crema que imita las olas del Mediterráneo, invitándote a caminar sin rumbo. A cada lado, hileras de palmeras datileras ofrecen una sombra generosa, sus hojas susurrando viejas historias con la brisa marina que arrastra el aroma salino del puerto y un toque dulce de jazmín de los jardines cercanos. Aquí el tiempo se estira. Los sonidos se mezclan: la melodía de un saxofón callejero, el murmullo de conversaciones en distintos idiomas, la risa de los niños persiguiendo palomas cerca de los puestos de artesanía. Es un escenario vivo donde locales y visitantes comparten el ritual del paseo, saboreando un helado artesanal o simplemente observando el ir y venir de los barcos en el Muelle de Levante.

Recuerdo una tarde, sentado en uno de sus bancos, vi a una abuela y su nieto, no mayores de cinco años, sentarse junto a mí. El niño, con los ojos bien abiertos, escuchaba atentamente cómo su abuela le señalaba los barcos, le contaba historias de marineros y le explicaba el patrón de las olas del mosaico, comparándolo con el mar real que se veía a pocos metros. Era un momento de transmisión, de conectar el pasado con el futuro, demostrando que la Explanada es mucho más que un lugar bonito: es el salón de la ciudad, donde la vida se vive, se comparte y se aprende, generación tras generación.

¡Hasta la próxima aventura!

La gente suele detenerse en el mosaico ondulado para capturar su patrón distintivo. Enfoca el suelo y utiliza las palmeras como marco vertical hacia el castillo de Santa Bárbara. La luz dorada del amanecer o el atardecer realza los colores y evita sombras duras. Para perspectivas únicas, sitúate cerca de los kioscos, incluyendo la marina y el Mediterráneo.

El icónico mosaico de la Explanada de España es, sin duda, una joya visual frente al puerto. Sin embargo, la abundancia de puestos turísticos genéricos y restaurantes de calidad dudosa devalúa la experiencia. Los precios en los quioscos son desproporcionados para la oferta. Me sorprendió la persistencia de su encanto pese a la masificación y el comercio excesivo.

Cerca de la Explanada, las farmacias y ortopedias locales suelen ofrecer alquiler de sillas de ruedas. Es recomendable preguntar directamente en cualquier farmacia cercana por disponibilidad y condiciones. Para scooters eléctricos, las ortopedias especializadas son la opción principal, a menudo con servicio de entrega. Los precios varían, pero una silla manual puede costar desde 10-15€ al día; para scooters, espere tarifas más elevadas y considere reservar con antelación.

Caminas sobre el mosaico ondulante, las palmeras proyectando su sombra en tu avance. Te detienes a escuchar la melodía de un saxofón callejero o el murmullo de los barcos en el puerto. Desde un banco, observas el vaivén de la gente mientras saboreas un helado artesanal o una horchata. Sientes la brisa marina constante, envolviéndote en cada paso.

¡Hola, exploradores! Si hay un lugar que encapsula la esencia de Alicante, es este.

Pisar la Explanada de España es una inmersión inmediata en un mosaico vibrante, donde miles de teselas de mármol rojo, negro y crema danzan formando olas perfectas bajo tus pies, un eco visual del Mediterráneo que se extiende a tu derecha. La sombra generosa de sus palmeras centenarias te envuelve, sus hojas susurrando historias al viento salado, creando un dosel natural que filtra la luz del sol alicantino en motas doradas sobre el pavimento.

Avanzas y el aroma a salitre se mezcla con el dulzor de los gofres recién hechos y el café de los quioscos que salpican el paseo. El murmullo constante de las conversaciones en múltiples idiomas y el tintineo de las cucharas en las tazas crean una sinfonía urbana. A un lado, el puerto bulle con la llegada y partida de barcos, sus mástiles apuntando al cielo como agujas de brújula. Al otro, las fachadas clásicas de los edificios asoman, testigos silenciosos de incontables atardeceres. La brisa marina, a menudo suave y refrescante, trae consigo el eco lejano de las gaviotas, completando este cuadro sensorial.

Pero si te detienes un momento, más allá del bullicio, escucharás un detalle que a pocos les llama la atención: el suave y rítmico *clon-clon* de los cabos de las pequeñas embarcaciones del puerto chocando contra sus mástiles, una nana metálica que solo la proximidad y la pausa permiten discernir, recordándote que la vida marinera nunca duerme.

¡Hasta la próxima aventura!

En la Explanada, vigila tus pertenencias; los carteristas operan en zonas concurridas. Desconfía de "regalos" o actuaciones no solicitadas que luego exijan pago excesivo. Protege tu piel del sol intenso con crema y sombrero, buscando sombra al mediodía. El mosaico puede ser irregular, usa calzado cómodo y antideslizante para evitar tropiezos.

Sí, amantes de las aves encontrarán interés en gaviotas patiamarillas y palomas bravías, con verdecillos ocasionales entre las palmeras. Los extremos menos concurridos, cerca del puerto o del Parque de Canalejas, ofrecen mejores puntos para la observación. Las primeras horas de la mañana o el atardecer son óptimas para captar su actividad y escuchar los graznidos costeros.