¡Hola, exploradores! Hoy os llevo a un lugar que a menudo se pasa por alto, a la sombra de su famoso vecino: Candi Sewu, el Templo de los Mil Budas en Yogyakarta. No es solo una colección de piedras antiguas; es un lugar que respira. Imagina que el sol de la mañana te acaricia la piel mientras te adentras. ¿Lo sientes? Es el aire fresco, aún húmedo de la noche, que roza tus brazos. Ahora, concéntrate en el silencio, pero no en la ausencia de sonido, sino en el sonido del silencio de Sewu. Si te acercas a las paredes de piedra, a las estupas más pequeñas que rodean el templo principal, y pones tu mano sobre ellas, percibirás una frescura milenaria. Y si aguzas el oído, más allá del canto de los pájaros o el lejano murmullo de una moto, hay un zumbido casi imperceptible. Es el eco de siglos, la vibración de la piedra misma, de la tierra que lo sostiene. Y si te agachas, justo en la base de una de esas estupas secundarias, notarás una pequeña grieta donde una minúscula planta, quizás un helecho, ha echado raíces. Es un recordatorio de que la vida, tenaz y silenciosa, siempre encuentra su camino, incluso en la inmensidad de la historia.
Para llegar a Candi Sewu desde el centro de Yogyakarta, lo más práctico es usar un taxi o un Grab/Gojek. Son unos 45-60 minutos de trayecto, dependiendo del tráfico. Si eres aventurero, puedes alquilar una moto, pero ten cuidado con el tráfico. Te recomiendo ir a primera hora de la mañana, justo cuando abren (normalmente a las 6:00 AM). No solo evitarás las multitudes, sino que la luz es suave y la temperatura ideal para sentir la atmósfera de la que te hablaba antes. A mediodía, el sol puede ser implacable.
Una vez dentro del complejo, caminas por pasillos que se abren a patios. Siente el cambio de temperatura: bajo la sombra de las estructuras, el aire es más fresco, una caricia en tu piel. Al caminar, tus pies notarán la irregularidad de las losas de piedra, pulidas por incontables pasos a lo largo de los siglos. Levanta la mano y roza las tallas de las paredes; percibirás la textura áspera de la roca, pero también la suavidad de las figuras de deidades y guardianes. El templo principal, el Candi Bubrah, se alza imponente. No necesitas verlo para sentir su magnitud. Imagina un espacio que se eleva, donde el aire parece más denso, cargado de historia. Escucha: el eco de tus propios pasos resuena de forma diferente aquí, como si el sonido fuera absorbido por las antiguas paredes.
Asegúrate de llevar agua, un sombrero y protector solar, especialmente si el día está despejado. El complejo es grande y hay poca sombra fuera de las estructuras. En cuanto a la vestimenta, aunque no es tan estricto como en otros templos, es buena idea llevar ropa que cubra hombros y rodillas por respeto. No necesitas un sarong obligatorio como en Borobudur o Prambanan, pero siempre es mejor pecar de precavido. Y, por supuesto, sé respetuoso con el lugar y no dejes basura.
Ahora, déjate guiar por los pasillos que te llevan a los cientos de templos más pequeños, los 'perwara' que rodean la estructura principal. Siente cómo el espacio se abre y se cierra a medida que avanzas. Aquí, la intimidad es palpable. Puedes tocar las bases de estas estructuras, sentir la misma piedra milenaria, pero en una escala más humana. El aire aquí a menudo lleva un leve aroma a tierra húmeda o a las flores que crecen entre las ruinas, especialmente si ha llovido recientemente. Y si te detienes y cierras los ojos, puedes casi escuchar el murmullo de los monjes, el sonido de las campanas de viento que quizás una vez adornaron estos templos, o el simple susurro del viento entre las piedras. Es un lugar para la contemplación, donde la mente se aquieta y el tiempo parece detenerse.
Candi Sewu está muy cerca de Prambanan, así que es muy fácil visitarlos en la misma mañana o tarde. De hecho, puedes ir andando de uno a otro si te apetece una caminata corta y agradable. Muchos tours combinan ambos, lo que es eficiente si tienes poco tiempo. No te olvides de llevar una batería externa para tu móvil si vas a estar todo el día explorando, ¡las fotos y los mapas consumen mucha energía!
Olya from the backstreets