Los senderos de la Mezquita Estrella son de baldosas pulidas, con superficies predominantemente planas. Tienen un ancho consistente, generalmente entre 1.5 y 2 metros. Guían directamente a los visitantes desde la entrada principal hacia los patios interiores. Delinean claramente el recorrido alrededor de la sala de oración central.

La Mezquita de la Estrella ofrece su mejor ambiente al amanecer. El aire matutino es fresco y ligero, libre de la humedad vespertina. Un silencio solemne prevalece, apenas interrumpido por el eco lejano de la ciudad despertando. Los pocos visitantes se mueven con una serenidad reflexiva, absortos en la belleza estrellada.

¡Hola, viajeros! Hoy nos sumergimos en la deslumbrante Dhaka para descubrir una joya arquitectónica que brilla con luz propia.

Al acercarse a la Mezquita de la Estrella, o Tara Masjid, lo primero que captura la mirada es su fachada de mármol blanco, adornada con cientos de estrellas azules que parecen haberse desprendido del cielo nocturno. No es solo un edificio, sino un lienzo donde cada estrella, cada rosetón floral y cada patrón geométrico ha sido meticulosamente incrustado con piezas de porcelana rota, creando un mosaico deslumbrante que baila bajo el sol bengalí. La luz juega con las superficies pulidas, revelando una profundidad y un detalle que invitan a una observación más cercana, casi táctil, a medida que uno se acerca a sus puertas arqueadas.

Una vez dentro, el bullicio de Dhaka se desvanece en un sereno murmullo. El interior reproduce la misma obsesión estelar, con techos y paredes cubiertos por miles de estrellas más, dispuestas en intrincados diseños que parecen envolver al visitante en una bóveda celestial. El frescor de los azulejos bajo los pies contrasta con la calidez del aire, y el silencio solo es interrumpido por el suave eco de una oración o el aleteo ocasional de una paloma. Es un espacio que no solo se ve, sino que se siente: una inmersión completa en un universo de azul cobalto y blanco puro, donde la devoción se entrelaza con una artesanía excepcional, convirtiendo el espacio en un remanso de paz y asombro.

Y es precisamente esa técnica, conocida localmente como "chini tikri", la que la hace tan especial. Se dice que los artesanos utilizaron fragmentos de cerámica rota y vidrio de colores para crear estas estrellas brillantes, transformando lo que otros descartarían en una obra maestra de belleza inigualable. Esta mezquita no solo es un lugar de culto, sino un testimonio vibrante de cómo la creatividad y la resiliencia pueden convertir lo humilde en extraordinario, narrando una historia silenciosa de ingenio en cada superficie reluciente.

¿Listos para añadir este destino estelar a vuestra lista? ¡Nos vemos en el próximo viaje!

Los visitantes suelen detenerse frente a la mezquita para capturar su fachada completa con las cinco cúpulas. Desde la acera opuesta, se logra un encuadre amplio que incluye la intrincada ornamentación de estrellas contra el cielo. En el interior, los mosaicos azules y los arcos ofrecen tomas detalladas, enfocando su artesanía. La luz dorada del amanecer o atardecer realza el exterior; las mañanas claras destacan los azules de los azulejos.

La Mezquita de la Estrella en Dhaka asombra con sus miles de estrellas de porcelana y mosaicos de cristal, una obra maestra decorativa. El bullicio constante del Viejo Dhaka y la falta de un espacio tranquilo alrededor le restan misticismo. Sorprende gratamente la permisividad para visitantes no musulmanes, sin exigencias estrictas de vestimenta, facilitando la apreciación. Su interior, aunque ricamente ornamentado, resulta más pequeño de lo esperado y se satura rápidamente de gente.

Conseguir sillas de ruedas o scooters de alquiler cerca de la Mezquita de la Estrella no es sencillo. Lo más probable es que deba preguntar en grandes hoteles de Daca o en farmacias importantes. Pregunte en la recepción del hotel o a conductores de Pathao/Uber sobre tiendas de suministros médicos. Los precios y la disponibilidad son variables; confirme siempre antes de comprometerse.

Al entrar, la mirada se eleva automáticamente hacia los techos y paredes. Cada azulejo de porcelana forma miles de estrellas, reflejando la luz con destellos sutiles. Uno se detiene, admirando la meticulosa artesanía que cubre cada superficie. La luz exterior baila sobre los mosaicos, infundiendo al espacio una quietud celestial.

¡Hola, exploradores! Hoy os llevo a un rincón de Daca que parece sacado de un cuento de hadas: la Mezquita de la Estrella.

Al entrar al Tara Masjid, o Mezquita de la Estrella, la primera impresión es la de un sueño celestial. No es su tamaño lo que impresiona, sino la increíble artesanía que lo cubre. Cada centímetro de su fachada y sus cinco cúpulas está adornado con miles de pequeñas estrellas de mosaico, incrustadas en azulejos de porcelana y mármol blanco. El azul profundo, casi índigo, de los azulejos crea un contraste mágico con el blanco puro, haciendo que el edificio parezca flotar bajo un cielo estrellado propio, incluso a pleno día. Adentro, la atmósfera se vuelve aún más íntima. Los suelos de mármol, fríos al tacto, reflejan la luz que se filtra suavemente por las ventanas enrejadas, iluminando los intrincados patrones florales y geométricos que se despliegan por las paredes. No hay grandes ornamentos dorados aquí, sino una elegancia sutil que habla de devoción y paciencia infinita, desde las delicadas representaciones de flores de loto hasta los versículos coránicos caligrafiados con precisión. Mientras te pierdes en la contemplación de cada estrella y cada pétalo, notarás un detalle que a menudo pasa desapercibido: un sutil y casi imperceptible aroma. Es una mezcla de la limpieza pulcra del mármol recién fregado y un eco dulce y especiado de *attar*, el perfume tradicional que usan muchos fieles. Este delicado perfume se aferra a las viejas baldosas, un testimonio olfativo de las incontables oraciones y la presencia silenciosa de la fe que ha impregnado este espacio a lo largo de las décadas.

Este lugar es una joya de Daca que te robará el aliento. ¡Hasta la próxima parada, viajeros!

En las aglomeradas calles cercanas a la mezquita, protege tus objetos de valor de posibles carteristas; lleva tu dinero y documentos en un lugar discreto. Al cruzar las vías, sé extremadamente cauteloso con el caótico tráfico de Dhaka; mira en todas direcciones y nunca asumas que los vehículos pararán. Para evitar faltas de respeto cultural, vístete modestamente cubriendo hombros y rodillas antes de entrar al recinto. Desconfía de guías no solicitados o vendedores insistentes; negocia precios solo con fuentes fiables para evitar estafas.

Aunque no es un destino principal, los amantes de las aves encontrarán algunas especies en los alrededores de la Mezquita de la Estrella. Es posible avistar palomas, gorriones y escuchar el canto del cuco asiático. Para una observación tranquila, enfóquese en los pequeños patios con árboles o arbustos adyacentes al complejo. Las primeras horas de la mañana o el atardecer ofrecen las mejores oportunidades.