¡Hola, trotamundos! Hoy te llevo a un rincón de Londres donde el tiempo parece ralentizarse, un respiro verde en medio del bullicio. Imagina esto: acabas de salir de la estación de metro, el murmullo de la ciudad aún zumba en tus oídos, pero a cada paso que das hacia St. James's Park, sientes cómo ese zumbido se transforma en un suave eco. Primero, es el olor. Un aroma limpio a hierba recién cortada, mezclado con la humedad de la tierra y un toque dulce de flores que no puedes identificar, pero que sabes que están ahí. El aire es más fresco, como si una manta invisible de calma te cubriera. Sientes la suave brisa acariciarte la piel, llevando consigo el susurro de las hojas de los árboles, un sonido distinto al de los coches, más melódico. Tus hombros se relajan, la tensión de la ciudad se disuelve. El suelo bajo tus pies cambia de la dureza del asfalto a una superficie más suave, quizá grava fina que cruje rítmicamente con cada paso, o la tierra acolchada de un sendero. Escuchas el piar de los pájaros, risas lejanas de niños, y un suave chapoteo que te llama hacia el corazón del parque.
Caminas, guiado por esos sonidos y sensaciones. El chapoteo se vuelve más claro, y de repente, el aire se siente más abierto, más vasto. Es el lago. Aunque no lo veas, sientes la amplitud del espacio, la forma en que la luz se expande a tu alrededor, incluso si solo percibes su calidez en tu rostro. Escuchas el graznido peculiar de los patos, el aleteo potente de cisnes que se deslizan elegantemente por el agua, y si tienes suerte, el grito exótico de los pelícanos, sí, ¡pelícanos en Londres! A veces, la brisa trae el aroma del agua, fresco y un poco terroso. Puedes sentir la textura de los bancos de madera bajo tus dedos si te detienes a descansar, o el suave roce de una pluma caída en el camino. Hay una energía tranquila aquí, una sensación de vida que no es ruidosa, sino constante, rítmica, como la respiración del parque mismo.
Para llegar, las estaciones de metro más cercanas son St. James's Park (obvio, ¿verdad?), Westminster o Green Park. Si buscas tranquilidad, ve a primera hora de la mañana, cuando el parque aún está despertando y la niebla se disipa lentamente. Si prefieres la luz dorada y un ambiente más animado pero no abarrotado, la tarde es ideal, especialmente entre semana. Lleva calzado cómodo, vas a caminar, y una chaqueta ligera, el clima de Londres es impredecible. Y sí, puedes alimentar a las ardillas, pero por favor, solo con nueces sin sal o semillas, ¡nada de patatas fritas!
Un consejo de oro: los pelícanos son alimentados todos los días a las 14:30 cerca de Duck Island Cottage. Es un espectáculo fascinante, te lo prometo. Si quieres una vista icónica, busca el puente azul que cruza el lago; desde allí, tendrás una perspectiva increíble del Palacio de Buckingham y la silueta de la ciudad. Los caminos son amplios y pavimentados en su mayoría, así que es muy accesible. Después de explorar, puedes seguir The Mall hacia el Palacio de Buckingham o dar un rodeo para ver Horse Guards Parade. No te lo pierdas.
Un abrazo desde la carretera,
Léa de la Calle