¡Hola, trotamundos! Hoy te llevo de la mano a un lugar que no solo ves, sino que *sientes* con cada fibra de tu ser: la Escadaria Selarón en Río de Janeiro. Imagina que tus pies empiezan a subir, peldaño tras peldaño, y con cada paso, una explosión de color te envuelve. No es solo que veas rojo, azul, amarillo; es que *sientes* el color vibrar a tu alrededor, casi como si el aire tuviera sabor. Los azulejos, algunos lisos, otros con un relieve sutil bajo la suela de tus zapatos, te guían hacia arriba. Puedes escuchar el murmullo de la gente, mezclado con alguna samba lejana que sube desde la calle de Lapa. El aire huele a café recién hecho y a veces, una ráfaga de brisa salada del mar te recuerda dónde estás.
Mientras avanzas, tus dedos rozan las paredes laterales, descubriendo la textura irregular de los azulejos, algunos fríos al tacto, otros ya calientes por el sol. Cada uno cuenta una historia, traído de un rincón distinto del mundo; es como si cada pieza fuera un pedacito de alma. Y es justo aquí, en medio de este mosaico vibrante, donde la Escadaria Selarón cobra vida de verdad. Mi abuela, que ha vivido toda su vida en Lapa, siempre dice que estas escaleras no son solo arte; son un abrazo. Recuerda cuando Selarón, el artista, empezó a poner los primeros azulejos, casi solo. La gente del barrio, al principio curiosa, luego empezó a traerle pedazos de sus propias casas, de sus viajes, de sus recuerdos. Era una forma de decir: "Esto es nuestro, de todos". Se convirtió en el lugar donde la comunidad se unía, compartiendo risas y penas, sentados en los peldaños, viendo la vida pasar. Es un lugar que te enseña que la belleza más grande nace de la unión y de compartir lo que tienes, por poco que sea.
Ahora, para que tu visita sea tan mágica como la imaginas, un par de consejos prácticos. Lo mejor es ir a primera hora de la mañana, justo después de que abran, o al final de la tarde, antes del anochecer. Así evitas las multitudes y el calor más intenso, que en Río puede ser sofocante. Llegar es fácil: puedes tomar el metro hasta la estación Cinelândia o Glória y caminar unos 10-15 minutos. Si vienes en taxi o aplicación, dile al conductor 'Escadaria Selarón, Lapa'. Siempre mantente atento a tus pertenencias, como en cualquier lugar turístico concurrido.
No te olvides de llevar calzado cómodo; aunque no es una subida muy larga, vas a querer explorar cada rincón y cada detalle. Y sí, lleva agua, ¡te lo agradecerá tu garganta! Hay algunos puestos pequeños de bebidas y aperitivos cerca, pero es mejor que tengas tu propia botella. Si te fijas bien, entre los miles de azulejos, hay algunos muy especiales, con mensajes o dibujos ocultos que te sacarán una sonrisa. Tómate tu tiempo para descubrirlos. Y si eres de los que les gusta llevarse un recuerdo, encontrarás pequeños mercadillos de artesanía en los alrededores con cosas hechas a mano por artistas locales. Apoya siempre el comercio local.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya de los callejones