Hola, ¡qué tal! Acabo de volver de Paphos y tengo que contarte sobre Fabrica Hill. Imagina que acabas de llegar a este lugar. Lo primero que sientes es el sol de Chipre sobre tu piel, cálido, casi pegajoso. El aire huele a tierra seca, a piedra antigua y un poco a ese aroma salado que trae la brisa del mar, aunque estés un poco tierra adentro. No hay barreras, no hay entradas, simplemente estás ahí. Escuchas el murmullo lejano de la ciudad, los coches, pero aquí, entre las ruinas, ese sonido se amortigua, dejando espacio para un silencio que te envuelve, roto solo por el crujido de la grava bajo tus pies. Es una sensación extraña, como si el tiempo se hubiera ralentizado solo para ti.
Y es que no es solo un montón de piedras. A medida que avanzas, te topas con las entradas oscuras de las cuevas, algunas excavadas en la roca viva. Imagina deslizarte dentro de una de ellas, como la de Agia Solomoni. La temperatura cambia al instante; un frescor húmedo te abraza, un alivio del calor exterior. El eco de tus propios pasos resuena en las paredes irregulares, creando una atmósfera casi mística. Si extiendes la mano, tus dedos rozan la roca fría, sintiendo la textura áspera y milenaria. Puedes oler la humedad y un ligero aroma a moho, a tiempo detenido. La luz se filtra por aberturas irregulares en el techo, creando haces de claridad que danzan con el polvo en el aire, iluminando grabados antiguos en las paredes que la gente ha dejado a lo largo de siglos. Es como si pudieras sentir las historias de todos los que estuvieron antes que tú.
Ahora, y esto te lo digo como amiga: aunque la sensación es brutal, no esperes mucha información. No hay carteles explicativos claros ni guías. Es un sitio para explorar por tu cuenta, lo cual tiene su encanto, pero si buscas contexto histórico detallado, tendrás que llevarlo estudiado de casa o buscarlo en el móvil. El terreno es bastante irregular, muchas piedras sueltas y desniveles, así que ojo dónde pisas. No es el lugar más accesible si tienes problemas de movilidad, y en pleno verano, el sol pega fuerte sin mucha sombra donde resguardarse.
Lo que más me sorprendió, aparte de la magnitud de algunas cuevas que no se aprecian en las fotos, fue la tranquilidad. A pesar de estar tan cerca del centro de Paphos y de la zona turística, Fabrica Hill consigue mantener un aura de serenidad casi mágica. Puedes estar solo, o con muy poca gente, lo que potencia esa sensación de descubrimiento personal. Además, desde ciertos puntos elevados, sin darte cuenta, te encuentras con vistas inesperadas de los tejados de Paphos y, a lo lejos, el brillo del Mediterráneo. Es un recordatorio de que estás en un lugar con mucha historia, pero también muy vivo.
Mi consejo es que vayas a primera hora de la mañana o a última de la tarde para evitar el calor más intenso, sobre todo si vas en verano. Lleva calzado cómodo y cerrado, nada de sandalias finas, por el terreno irregular. Y sí, lleva agua, mucha. No hay fuentes ni tiendas cerca. Puedes combinar la visita con el Parque Arqueológico de Paphos, que está al lado, o con un paseo por el puerto. No te llevará más de una hora o dos, así que es perfecto para empezar el día o como parada rápida antes de cenar.
¡Nos vemos en la próxima ruta!
Lola en Ruta