¡Hola, viajeros y soñadores! Hoy, déjenme llevarles al corazón palpitante de Roma, a un lugar donde el tiempo parece detenerse y la historia te envuelve como un abrazo cálido. Imagina que estás en la Piazza Colonna, un espacio vibrante que respira antigüedad y modernidad a la vez. No hay barreras que te impidan el paso; simplemente te encuentras allí, en un espacio abierto, rodeado por el murmullo constante de la ciudad. El aire huele a café recién hecho y a veces, si el viento es amable, a los pinos romanos que adornan las villas cercanas. Puedes sentir el sol en tu piel, calentando la piedra milenaria bajo tus pies. Y justo frente a ti, una imponente presencia se alza hacia el cielo: la Columna de Marco Aurelio.
Al acercarte a la columna, los sonidos cambian. El bullicio de la calle se atenúa un poco, como si el propio espacio de la plaza te invitara a la introspección. Caminas sobre adoquines, sí, pero aquí no son los típicos adoquines irregulares y traicioneros de otras zonas de Roma. Son más bien grandes losas de piedra, pulidas por innumerables pasos a lo largo de siglos, que crean una superficie bastante uniforme. Puedes sentir cada unión bajo tus pies, una leve vibración que te conecta con la tierra y el pasado. Estas losas guían tu camino de forma natural, creando una especie de alfombra pétrea que te conduce directamente hacia la base de la columna, casi como si el propio suelo te invitara a levantar la mirada. A medida que te aproximas, percibirás la grandiosidad que proyecta la columna, una sensación de verticalidad abrumadora.
Para que tu visita sea lo más cómoda posible, ten en cuenta que la Piazza Colonna es un espacio abierto y accesible. Aunque la plaza es de adoquines, como mencioné, son bastante regulares, lo que facilita el movimiento para sillas de ruedas o cochecitos, a diferencia de otras zonas más antiguas de la ciudad. No hay escalones abruptos para llegar a la base de la columna, lo que te permite tocar y sentir la fría piedra si te acercas lo suficiente. El mejor momento para ir y evitar las multitudes es a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando la luz del sol baña la columna con tonos dorados y el ambiente es más tranquilo, permitiéndote una conexión más íntima con el lugar.
Una vez que estás junto a la columna, déjate llevar por la imaginación. Aunque no puedes subir, ni tocar las intrincadas tallas que narran las victorias de Marco Aurelio, puedes sentir la inmensa energía que emana de ella. Imagina las figuras en relieve, una espiral ascendente de historia que te envuelve. Si pudieras pasar tu mano por la base, sentirías la rugosidad de la piedra, la frialdad de su superficie, la textura que el tiempo y la intemperie han esculpido. El aire alrededor de la columna parece más denso, cargado con el peso de los siglos. Escucha el eco de las voces de los visitantes, el suave zumbido de la vida romana que te rodea, mientras intentas comprender la magnitud de lo que tienes delante.
Y ya que estás en la Piazza Colonna, aprovecha la oportunidad para explorar los alrededores. La columna se encuentra en un punto neurálgico de Roma, rodeada de edificios importantes como el Palazzo Chigi, sede del gobierno italiano, y el Palazzo Wedekind. No hay caminos estrechos que te aprisionen; la plaza es amplia y te da libertad para moverte, girar, y sentir la columna desde diferentes perspectivas. A pocos pasos, te toparás con la Via del Corso, una de las principales arterias comerciales de la ciudad, donde el sonido de las tiendas y el ir y venir de la gente te recordarán que, aunque estás rodeado de historia, la vida moderna de Roma sigue su curso vibrante. Puedes combinar tu visita con un paseo por esta calle o incluso desviarte hacia la Fontana di Trevi, que no está muy lejos, para una experiencia completa.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya from the backstreets