¡Hola, exploradores! Hoy quiero llevarte a un lugar donde el corazón de Ho Chi Minh City late con una energía que te envuelve por completo: el Mercado Ben Thanh. Imagina esto: el calor húmedo de la ciudad te abraza mientras el zumbido constante de miles de voces y el lejano murmullo de las motos se funden en una banda sonora única. Das un paso hacia adentro y, de repente, el aire se vuelve denso, cargado con un cóctel aromático de especias exóticas, café tostado y la dulzura de frutas tropicales maduras. Sientes la vibración del suelo bajo tus pies, un eco del pulso frenético que late en cada rincón de este laberinto. Es un lugar que te pide que lo vivas con cada poro de tu piel, una sinfonía de sensaciones que te arrastra al corazón de Vietnam.
A medida que te adentras más, el aroma del café vietnamita, fuerte y achocolatado, se hace casi tangible. Puedes casi saborear su amargura y dulzura al mismo tiempo. A tu izquierda, quizás, el olor penetrante y dulce del durián, una fruta que divide opiniones pero que aquí es omnipresente. Si extiendes la mano, podrías rozar la seda suave de un vestido o la textura rugosa de un saco de pimienta negra apilado hasta el techo. Escuchas a los vendedores pregonar sus productos, una melodía rítmica de palabras en vietnamita que, aunque no entiendas, te envuelve en su cadencia. Es como si el mercado mismo te susurrara sus secretos, invitándote a tocar, oler y sentir cada fibra de su existencia.
Ahora, sobre la parte práctica, porque aquí el arte del regateo es casi tan importante como lo que compras. Piensa en ello como un baile amistoso. Cuando un vendedor te dé un precio, sonríe y ofrece la mitad. Sí, la mitad. Es un punto de partida. Luego, irán subiendo y bajando hasta que lleguen a un punto medio que funcione para ambos. No tengas miedo de alejarte si el precio no te convence; a menudo, te llamarán de vuelta con una mejor oferta. Y un tip muy importante: lleva siempre dinero en efectivo, el dong vietnamita, y billetes pequeños. Pocos aceptan tarjeta y las transacciones son mucho más rápidas y fluidas con billetes de baja denominación.
Este mercado es más que un simple lugar de compras; es una cápsula del tiempo y un corazón palpitante. Mi amiga Mai, cuya abuela vendía especias aquí desde que era una niña, me contó una vez: "Mi abuela siempre decía que Ben Thanh es el alma de Saigón. Durante la guerra, era el único lugar donde podíamos conseguir arroz y pescado fresco. Las familias dependían de él para sobrevivir, para encontrar un trozo de normalidad en el caos. No es solo un mercado, es la historia de nuestra gente, contada a través de cada plato de pho y cada puñado de hierbas." Esa es la verdadera esencia de este lugar, la resiliencia y la vida que ha alimentado a generaciones.
Si te preguntas qué llevarte, el café es un *must*, busca el café de civeta si quieres algo especial, o el robusta tradicional para el día a día. Las sedas vietnamitas son hermosas y a buen precio si sabes regatear. Para comer, los puestos de comida en el exterior del mercado, especialmente por la noche, son una joya. Prueba el *bún riêu* (sopa de fideos de cangrejo) o el *bánh xèo* (crepe crujiente). El mercado abre temprano, alrededor de las 6 a.m., y es el mejor momento para ver el ajetreo de los locales comprando productos frescos. Cierra sobre las 6 p.m., pero los puestos de comida nocturnos alrededor de sus perímetros se quedan hasta tarde. Para llegar, un Grab (el equivalente a Uber en el sudeste asiático) es tu mejor amigo, rápido y barato. Y sí, es un lugar concurrido, así que siempre ten un ojo en tus pertenencias, pero en general, es seguro y vibrante.
¡Hasta la próxima aventura!
Olya from the backstreets